Por primera vez el Premio Alma se va al continente africano. El jurado elogia la labor de PRAESA porque, en un país con 11 idiomas oficiales, los niños tengan la posibilidad de tener acceso a buena literatura en su lengua materna.
La organización suda-fricana PRAESA obtiene el Premio de Literatura en Memoria de Astrid Lindgren 2015. El anuncio se llevó a cabo el martes 31 de marzo, en la Biblioteca Real de Estocolmo.
«Con el entusiasmo por la lectura como hilo conductor, PRAESA ofrece a los niños y jóvenes sudafricanos oportunidades únicas para acceder a la literatura. Los proyectos de lectura y narración generan contextos sociales y dan vida a la literatura en varios idiomas», escribe el jurado en su motivación.
Un nervioso momento se vivió en el aula de la Biblioteca Real de Estocolmo (Kungliga Biblioteket) el martes 31 de marzo, cuando, pasadas las 13.00 horas, la presidenta del jurado de ALMA, Boel Westin, esperó la conexión con la Feria del Libro de Bologna, para, como es habitual, dar a conocer el ganador del premio más importante de la literatura infantil y juvenil del mundo, el Premio en Memoria de la autora sueca Astrid Lindgren: Alma-priset.
Y, por primera vez desde su fundación, el prestigioso galardón se fue al África, recayendo en la organización PRAESA (Project for the study of alternative education in South Africa), que desde su fundación, en 1992, trabaja por promover la lectura entre niños y jóvenes en los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica.
«Teníamos la esperanza de que el premio recayera en África y sabíamos que estábamos nominados, pero no nos atrevimos a darlo por seguro», dijo la presidenta de PRAESA, Carol Bloch, en comunicación telefónica desde Ciudad del Cabo.
La organización trabaja derribando fronteras entre las muchas culturas e idiomas que coexisten en Sudáfrica y llevando la inmensa riqueza de la literatura a quienes más lo necesitan, los niños y jóvenes de los estratos sociales más vulnerables.
Según Boel Westin, PRAESA trabaja desde un concepto de democracia haciendo la buena literatura accesible a los niños y adolescentes. «Es una idea muy importante que los niños tengan acceso a la literatura en su propio idioma», explicó.
Otro miembro del jurado, Henry Ascher, expresó en su discurso:
«La idea básica democrática y humanitaria en la que se funda PRAESA se remonta al movimiento anti-apartheid y a su fundador, Neville Alexander. PRAESA realiza un esfuerzo para combatir las fronteras lingüísticas y las contradicciones, basándose en la interacción y fe en la diversidad lingüística, étnica y cultural. PRAESA comparte esta visión con Astrid Lindgren, quien siempre nos decía que la labor en contra de la guerra y la violencia y en pro de la paz y la tolerancia, debe comenzar con los niños».
En efecto, Astrid Lindgren mantuvo siempre una posición muy clara respecto a la igualdad entre los seres humanos. En una carta privada, la creadora de «Pippi Calzaslargas» escribe:
«Jamás he sido una patriota, aprecio a todas las personas y tengo sentido de la justicia. No me agradan las categorizaciones de la gente, vale decir, todo lo que sea discriminación».
Palabras que conviene recordar ahora que fríos vientos xenofóbicos recorren toda Europa.
Pero a pesar de que el premio de este año pueda calificarse tal vez como político –Neville Alexander estuvo diez años cumpliendo condena por su trabajo en contra del Apartheid en Robben Island, junto a Nelson Mandela– el jurado Alma niega que así sea.
Al término del anuncio del premio, Liberación entrevistó a Henry Ascher, miembro del jurado Alma, médico pediatra de profesión y que trabaja desde hace años con niños refugiados y con los derechos de los niños. «La cultura y la literatura son importantes para la salud de las personas», ha dicho el pediatra.
¿Por qué el jurado se decidió por PRAESA este año?
Son muchos los aspectos que se agregan a un conjunto que al final resulta tan bien, pensamos nosotros. Tanto el hecho de que ellos parten de una alegría en la lectura más que una misión pedagógica, es uno de los puntos más importantes. Luego esto del multilin-güismo, que posibilita el acceso a la lectura a niños de diferentes estratos sociales y, por supuesto, esa labor de base con los niños más vulnerables que de otra forma no tendrían acceso a la literatura.
¿Cómo ha sido el trabajo de selección?
Es un trabajo fantástico participar en la selección, tenemos 197 nominados que son los mejores autores, dibujantes u organizaciones que promueven la literatura infantil en todo el mundo y entonces no es un trabajo fácil. Pero es muy importante destacar que quienes no reciben el premio no es porque no tengan calidad suficiente. Todos los nominados son fantásticos, pero se trata también de un proceso dentro del grupo, donde examinamos muy detalladamente a cada uno de los nomi-nados hasta que –cosa rara, pero así ha ocurrido durante los tres años que he sido partícipe del proceso– poco a poco va madurando y se va decantando el nombre del ganador. Es un privilegio muy grande ser parte de este proceso, y de tener acceso a literatura de tan alto nivel. PRAESA fue nominado el año 2009 y desde ese año han sido candidatos al premio.
¿Puede un autor que no ha sido traducido al sueco ser nominado?
Sí, por ejemplo Isol no había publicado libros en sueco, cuando recibió el premio, en 2013. Desde entonces ha publicado varios libros y creo que sus publicaciones han aumentado en todo el mundo. No es una condición, ya que este es un premio internacional, la contribución del Estado sueco a la literatura infantil y juvenil mundial, pero no es un premio sueco. En realidad el año pasado fue la primera vez que recayó en una ciudadana sueca (Barbro Lindgren).
Y, ha ido tres veces a América Latina: 2004: Lygia Bojunga Nunes (Brasil). 2007: Banco del Libro (Venezuela). 2013: Isol (Argentina).
Henry Ascher me explica que, según los estatutos, el premio debe ir a un autor, dibujante u organización que mantenga un alto nivel en su labor y que trabaje de acuerdo al espíritu de Astrid Lindgren. La creadora de la popular Pippi se caracterizó por tener otra mirada en la educación de los niños, una educación más bien lúdica y caracterizada por el amor, la confianza y la tolerancia, a diferencia del autoritarismo propio de esa época.
«Astrid Lindgren se caracterizaba por su gran confianza en el niño, y fue una de las primeras escritoras que escribió en primera persona y desde la perspectiva del niño. De la misma forma trabaja PRAESA, abogando por el placer de la lectura, en lugar de una lectura meramente educativa», dice Ascher.
Me parece difícil aceptar que el premio de este año nada tiene que ver con política, sin embargo el jurado sostiene que es así…
No es político pero, obviamente, cada uno de nosotros interpreta la política a su manera. Es un premio que se relaciona con la mirada de Astrid Lindgren respecto a la tolerancia, la diversidad, el respeto mutuo entre barreras culturales, étnicas y lingüísticas. Entonces, en este sentido es político, pero no es político en el sentido de que tomemos partido por una agrupación política o en contra de Estados o poderes en el mundo, sino más bien en el sentido de defensa de los derechos del niño, y de humanismo.
¿Es una postura, se podría decir?
En efecto. Y también porque esta es una buena forma de trabajar para promover la lectura. Pero lo que es importante recalcar de nuestra posición es que PRAESA por una parte trabaja de acuerdo a las condiciones específicas del país, pero además que la labor de ellos en relación al trabajo con los niños más vulnerables de la sociedad es algo que puede ser una fuente de inspiración también para todos nosotros.