El cofundador del grupo Carlyle dice que EEUU está bajo amenaza de caer detrás de China, gracias a su creciente déficit y deudas del Gobierno. Mientras tanto, el Secretario de la Tesorería, Timothy Geithner, minimiza la amenaza de una inminente guerra comercial.
Desde que la economía de China sobrepasó a la de Japón el verano pasado, ha habido mucha especulación sobre cuándo sobrepasará a Estados Unidos para ser la mayor economía del mundo. Las estimaciones están entre 2030 y 2035, la última siendo la que destacó el cofundador del grupo Carlyle Group, David Rubenstein, en un foro en Wa-shington el miércoles pasado.
Rubenstein dice que Estados Unidos enfrenta la posibilidad real de perder parte de su ventaja competitiva, entre el rápido crecimiento de economías emergentes (en particular China). Estados Unidos domina abrumado-ramente las industrias de capital privado y de capital de riesgo a nivel mundial, señala el prominente inversionista. China y otras economías emergentes se han entusiasmado, y empresas como Carlyle, de capital privado, se han pasado cada vez más tiempo en estas regiones. Hasta hoy, Carlyle ha invertido 3.000 millones de dólares en China.
Pero hay varios factores que amenazan la ventaja competitiva de la actual potencia del mundo. Rubenstein incluye enormes déficits y deudas del Gobierno, altos índices de desempleo, y brechas cada vez más abiertas en cuanto a ingresos. Sus comentarios hacen eco de lo que otros ejecutivos dijeron recientemente. En un informe difundido por el Foro Económico Mundial en agosto, Estados Unidos bajó un lugar en el rango de las economías competitivas (detrás de Suecia y Singapur, que subieron a los lugares 1 y 2, respectivamente).
El informe, que combina datos económicos y una encuesta a más de 13.500 ejecutivos de negocios, elogió a Estados Unidos por su innovación, excelentes universidades y un mercado laboral flexible. Pero lo que ha afectado a su competitividad, en particular, es el enorme déficit y la creciente deuda del Gobierno. Mientras que China estaba muy por debajo de Estados Unidos, en el número No. 27, el centro neurálgico asiático superaba a todas las principales economías en desarrollo.
«Debemos reconocer, como estadounidenses, que no vamos a ser una fuerza tan dominante en la economía global como hemos sido», dice Rubenstein, y agrega que a menos que Estados Unidos baje sus deudas y déficits, mejore el desempleo y cierre brechas en ingresos, las futuras generaciones tendrán una calidad de vida menor y menos próspera.
Rubenstein no hubiera podido ir más al grano sobre las profundidades de la confusión económica estadounidense. Pero quizá más importante es que señala que es prácticamente inevitable que China, e incluso India, lleguen a sobrepasar la economía estadounidense –simplemente porque son más grandes, no más ricos.
En cuanto a ingreso per cápita, Estados Unidos se jactó de los 42.000 dólares al año que ganó cada estadounidense el año pasado, mientras que Japón no quedó muy atrás, con poco menos de 38.000. Para su tamaño, China ha progresado increíblemente en el aumento de los ingresos individuales. Sin embargo, el país se queda muy atrás, con menos de 3.600 dólares. Incluso si China superara la economía estadou-nidense, los ingresos per cápita seguirán muy rezagados.
Y mientras que los problemas económicos de Estados Unidos son profundos, China debe superar toda una serie de problemas. Eso incluye desde una escasez de trabajadores en su mejor edad laboral, de 20 a 35 años, así como costos en aumento del crecimiento, mientras sube la demanda de agua y aire limpios. Además, los líderes de China saben bien que su economía manejada por las exportaciones es sustentable sin crear más políticas, como de mejor salud, para alentar a su gente a consumir más y ahorrar menos.
Y la más reciente preocupación para China es lo que parece ser una creciente guerra de tipos de cambio con Estados Unidos. El miércoles pasado, la Cámara de Representantes pasó una legislación que permitiría a Estados Unidos imponer tarifas con el objetivo de ayudar a las empresas estadounidenses a competir. Esto llega entre cargos de las autoridades que dicen que el tipo de cambio chino es injustamente barato.
«No vamos a entrar a una guerra de tipos de cambio,» dice el Secretario de la Tesorería de Estados Unidos Timothy Geithner en una entrevista con el reportero del New York Times David Leonhardt en el foro de Wa-shington. Si bien Geithner evitó tales caracterizaciones de la legislación, agregó que no necesariamente está en desacuerdo con ella. Sin duda que China y Estados Unidos van cada vez más de frente. Y mientras China bien podría llegar al punto más alto para 2035, cada país enfrenta enromes obstáculos económicos. La forma en que ambos países lo enfrenten no sólo impactará sus países, sino también al otro.