El Senado chileno aprobó el pasado miércoles 14, tras una maratónica jornada de 21 horas, una histórica reforma electoral para poner fin al sistema binominal heredado de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) que beneficiaba a la derecha, y lo remplazó por uno de carácter proporcional moderado.
Cuando el dictador Augusto Pinochet aún ostentaba el máximo poder en Chile, su grupo de asesores civiles ideó la manera de mantener los equilibrios políticos –y a la derecha bien representada en el Congreso– con un sistema donde la trampa a la democracia se disfrazaba de legalidad: el sistema binominal, el cual, en palabras simples, significa que la elección de una candidatura se determina por los votos obtenidos proporcionalmente por cada partido político o listas que agrupan a varios partidos políticos y no por las candidaturas con más votos, lo que ha significado que muchos candidatos con una alta votación perdieran frente a otros con menos adherentes, pero que fueron arrastrados por un candidato con sus mismos colores y con más sufragios.
Este sistema fue criticado por años, sin embargo, su fin o al menos una modificación siempre chocó con la barrera impuesta por la derecha, en especial la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido más afín al pinoche-tismo y a la dirigencia empresarial que se enriqueció aún más en los tiempos del poder de los fusiles y bayonetas. Eso hasta ahora, cuando la sala del Senado aprobó el proyecto de ley de reforma al sistema electoral binominal que fue establecido en Chile para las elecciones parlamentarias en 1989 tras las derrotas en las urnas de Pinochet.
Luego de una histórica sesión –que se extendió por 20 horas de debate de las 76 páginas de indicaciones– se pone fin al modelo para reemplazarlo por uno proporcional moderado, el cual aumentará a 155 el número de diputados y a 50 el de senadores. La idea es mejorar la representatividad de los distritos y circunscripciones del país, los cuales también fueron rediseñados. Asimismo, con 24 votos a favor y nueve en contra, se aprobó la reducción de los distritos de diputados de 60 a 28 y se resolvió que cada región constituirá una circunscripción senatorial.
Con ello, las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Atacama, Aysén y Magallanes elegirán dos senadores; Antofagasta, Coquimbo, O’Higgins, Los Ríos y Los Lagos, tres, y la Metropolitana, de Valparaíso, Maule, Biobío y La Araucanía tendrán cinco representantes cada una. Además, con 32 votos a favor y uno en contra, la Sala visó una norma que permite que en las elecciones de diputados y senadores, al interior de cada pacto electoral, los partidos políticos puedan asociarse con candidatos independientes.
En general, el proyecto presentado por el Gobierno –que en tercer trámite debe ser analizado en la Cámara de Diputados– fue aprobado gracias a los decisivos votos de la senadora de Amplitud y afines a la derecha Lily Pérez y del independiente Antonio Horvath, quienes fueron otorgando la mayoría necesaria para ir aprobando cada uno de los artículos.
“No sólo me siento orgulloso como chileno y como ministro del gobierno de la presidenta Bachelet, me siento orgulloso como ciudadano de haber sido parte el día de hoy de una jornada histórica donde va a quedar grabado que se inicia un nuevo proceso en la democracia chilena”, dijo el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, presente en el Congreso.
“Nos sentimos tremendamente orgullosos de decir que hemos logrado algo histórico después de 25 años”, dijo por su parte la presidenta del Senado, Isabel Allende. En tanto, el presidente de la DC, Ignacio Walker, destacó que “más que un triunfo de los partidos es un triunfo de la ciudadanía: más y mejor democracia”.
Desde un consultorio de salud pública en la populosa comuna de San Miguel, la presidente Bachelet destacó que el cambio del sistema binominal “es un anhelo tan esperado y tan necesario para renovar la política en nuestro país, es sin duda un avance enorme, es probable que alguna gente diga ‘pero eso está tan lejano, no me cambia la vida’. Pero tener un sistema como el que vamos a tener en nuestro país va a permitir una mejor representatividad y tener más y mejores ideas en el Parlamento. Creo que es otra buena cosa que podemos celebrar”.
Desde la UDI, las críticas no se hicieron esperar. El senador Hernán Larraín dijo que “lamentablemente se ha perdido una enorme oportunidad para hacer un cambio por todos compartido, un acuerdo de todos los sectores políticos, el gobierno se cerró a esa posi-bilidad y terminamos aprobando un proyecto mediocre, que va a debilitar nuestra institucionalidad. Es un proyecto que por la conformación de los distritos le regala a la Nueva Mayoría en el orden de 10 parlamentarios y eso es grotesco”. Larraín, además, calificó como “lamentable” el respaldo entregado por Amplitud al proyecto. “Cruzar el río a veces puede traer consecuencias”, advirtió junto con confirmar que su sector recurrirá al Tribunal Constitucional.
Para la UDI, éste es un nuevo golpe en el mentón, luego que diversos miembros de esa colectividad están siendo investigados porque habrían recibido millonarios aportes de dinero para las campañas políticas de manera fraudulenta desde la poderosa empresa Penta. Buena parte de la clase política chilena, está en jaque, en especial los involu-crados como el ex candidato presi-dencial Laurence Golborne, quien se hiciera famoso cuando era ministro de Minería en el rescate de los 33 mineros de Atacama.
Con todo, el proyecto pasará a su tercer trámite, donde la Cámara de Diputados (donde el oficialismo tiene mayoría) deberá pronunciarse respecto de los cambios introducidos por el Senado. La idea del Ejecutivo es que esta iniciativa se encuentre en condiciones para su promulgación a más tardar el 31 de enero.
Quiénes se opusieron
Más allá de la metodología del nuevo sistema electoral que ha establecido el Congreso, queremos transparentar las votaciones ya que, de los 38 senadores, 3 se opusieron al cambio de sistema, 7 decidieron abstenerse de votar y 4 no llegaron a la votación.
24 senadores votaron a favor:
-Isabel Allende, Juan Pablo Letelier, Carlos Montes, Alfonso de Urresti, Fulvio Rossi, Rabindranath Quinteros (PS), Pedro Araya,Alejandro Guillier, Antonio Horvath, Carlos Bianchi, Lily Pérez (Independientes), Guido Girar-di, Ricardo Lagos Weber, Felipe Harboe, Adriana Muñoz, Jaime Quintana, Eugenio Tuma (PPD), Jorge Pizarro, Manuel Antonio Matta, Ignacio Walker, Patricio Walker, Andrés Zaldívar (DC), Alejandro Navarro (MAS).
Como podemos ver, nadie de la derecha dio un voto a favor.
Tres senadores de la UDI votaron en contra: Alejandro García Huidobro, Jaime Orpis y Ena von Baer y 7 senadores se abstuvieron: Andrés Allamand, Alberto Espina, José García Ruminot, Baldo Prokurica (RN), Francisco Chahuán (RN), Juan Antonio Coloma y Hernán Larraín (UDI).
Cuatro senadores no estuvieron en la votación:
-Iván Moreira,Víctor Pérez, Jacqueline van Rysselberghe (UDI) y Manuel José Ossandón (RN).
Afortunadamente la derecha no tiene mayoría parlamentaria, pues evidentemente, este cambio no hubiese sido posible en el escenario contrario. La derecha ha acusado de que esta votación se trata de que la Nueva Mayoría acaba de aprobar “un traje a la medida”; sin embargo esta reforma era extremadamente necesaria ya que la ciudadanía se ha manifestado al respecto en reiteradas ocasiones. Sin duda, se ha avanzado en materia democrática, porque se consiguió un sistema en el que existe más representatividad.