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El presidente boliviano, Evo Morales, descartó que los pueblos de Latinoamérica constituyan una amenaza para Estados Unidos, y advirtió que, en todo caso, lo son para las transnacionales. En una muy esperada y aplaudida intervención ante los miles de participantes en este encuentro alternativo a la VII Cumbre de las Américas, Evo Morales compartió las experiencias de nueve años de gobierno popular en lucha contra un modelo económico neoliberal y por recuperar los recursos naturales, la dignidad, la independencia y la soberanía.

En el Paraninfo de la Universidad de Panamá, Evo afirmó que llegó a ese país para participar en la VII Cumbre de las Américas, el evento más grande en el continente a donde asisten todos los presidentes de la región. «Vengo a expresar nuestra experiencia en nueve años de presidencia en cuanto a nuestro trabajo y compromiso con el pueblo boliviano», dijo.
«Esta lucha ha sido acompañada con la conciencia del pueblo boliviano. Como sindicalista y miembro de los pueblos originarios, es importante seguir conociendo las necesidades de nuestro pueblo. Desde los movimientos sociales hemos planteado cómo pasar de la lucha sindical a una lucha electoral. En el pasado nos decían que no se mezcla la política con el sindicato, so pretexto de la independencia sindical. Veía dirigentes que representaban al modelo neoliberal y no podía entender cómo había dirigentes de este tipo, representando a la derecha, que representa al imperialismo, el capitalismo, el colonialismo y el neolibe-ralismo».
«Decidimos entonces pasar de la lucha sindical a una lucha electoral, recuperando los principios que nos dejaron nuestros antepasados del movimiento indígena», continuó.
«En lo político nos propusimos refundar Bolivia, recuperar nuestros recursos y redistribuir las riquezas del país. Teníamos un estado servil al Imperio. Por primera vez logramos que el pueblo boliviano elija a la Asamblea Constituyente, orientada a que todos tengamos los mismos derechos y deberes. Fue esta la etapa más costosa, enfrentando a la derecha y a EE.UU. que conspiraba para que no saliéramos adelante. Identificamos a los enemigos internos y externos, especialmente la embajada de EE.UU.», abundó el mandatario.
Denunció asimismo la conspiración permanente contra su gestión y cómo subestimaron su capacidad para asumir la primera magistratura. Luego, con las medidas adoptadas, la oligarquía boliviana cambió de posición y comenzó a intentar derrocarle con el fracasado proceso revocatorio de 2008.
Destacó la defensa realizada por los movimientos sociales en todo este tiempo. «Ahora tenemos un Estado plurinacional digno por vez primera en Bolivia», acotó.
«La recuperación de nuestros recursos naturales –continuó– es resultado del cambio gestado por los movimientos sociales». A su juicio, esto permitió recuperar la economía de su país, especialmente en el sector de hidrocarburos, históricamente dilapidado por el modelo neoliberal.
Subrayó que este año Bolivia tiene una programación fuerte para la inversión pública de unos 7.300 millones de dólares, apartado que antes de su gestión se realizaba con «regalos» de las trans-nacionales.
En el aspecto social, explicó que «la plata» de los bolivianos ya no se exporta ni se privatiza. Ahora el Gobierno nacional transfiere directamente a los departamentos y municipios, en aras de reducir la extrema pobreza. Asimismo el Ejecutivo realiza obras sociales para beneficio de sus ciudadanos.
«Todo esto ha sido posible gracias a la unidad, la que permite respetar nuestra soberanía. Intentan dividirnos para dominarnos no sólo políticamente, sino saquear nuestros recursos. Esa misma unidad –dijo– hoy está presente en América Latina y el Caribe». «América debe ser modelo de continente», prosiguió. «Para eso debe ser un territorio de paz y justicia social. No deben existir bases militares, ni golpes de Estado. Hay que practicar políticas de solidaridad. Latinoamérica tiene que liberarse de su dependencia tecnológica», agregó.
Por otro lado, fustigó que Estados Unidos divida a América Latina y considere «buenos» a los países que permitan instalar bases militares y plegarse a sus intereses, mientras «los malos» son aquellos que defienden a sus pueblos y nacionalizan sus recursos.
«Estados Unidos no puede clasificarnos en malos y buenos. El neolibe-ralismo no puede avanzar en América Latina, tenemos que unirnos y fortalecernos», enfatizó. Afirmó que en Bolivia se ha dignificado la política, y llamó a los políticos a despojarse de la soberbia mientras el auditorio, de pie, coreaba: «Evo, amigo, el pueblo está contigo».
Se solidarizó con Cuba, Venezuela y Argentina. «No podemos dejar solos a esos países en estos momentos», aseveró. Explicó que un evento como este es para fortalecernos y estudiar las alternativas que tienen nuestros pueblos en el camino a su desarrollo.
La importancia de la unidad
El Presidente boliviano insistió varias veces en la importancia de la unidad para hacer valer y respetar la dignidad y soberanía de Nuestra América, en esta lucha por su segunda y definitiva independencia.
«Intentan dividirnos para dominarnos política y económicamente y poder seguir saqueándonos impunemente. Esa es la historia de los imperios», destacó Morales Ayma, para añadir que es la táctica de siempre, igual que tratar de demonizar y destruir a los gobiernos y movimientos populares.   
Enfatizó que con Venezuela han intentado de todo: golpes de Estado, guerra sucia, agresión económica y política y ahora pretenden derrocar a la Revolución Bolivariana por «decreto supremo», y expresó su más enérgica condena a una agresión que es contra toda América Latina y el Caribe.
«No podemos dejar solas a Venezuela y a Cuba, ahora menos que nunca,» enfatizó el Presidente constitucional de Bolivia y dijo aspirar a que América sea un modelo de continente,  un modelo de paz, pero con justicia social, porque sin justicia social no hay ni habrá paz verdadera y duradera.   
«Queremos una América sin bases ni intervenciones militares, sin golpes suaves ni duros, y que se apliquen políticas de solidaridad y complemen-tariedad, no de imposición y dominio», significó en su conferencia especial, para añadir que superar la dependencia tecnológica es el gran desafío de Latinoamérica y el Caribe.
Entre los presentes destacaron los integrantes de las etnias Guna, Emberá, Wounaan, Ngöbe, Bugle, y Bribri, seis de las siete etnias de aborígenes de Panamá, quienes le pidieron a Evo que llevara hasta el segmento de los jefes de estado y gobierno un documento en el que plasmaron los verdaderos problemas de los pueblos, esos que los presidentes ya no pueden desconocer.
«Si queremos hacer algo, lo primero es no perder de vista la unidad de los indígenas, ni los principios heredados de nuestros antepasados», recomendó el presidente indígena.
En este mismo marco expresó su solidaridad con el pueblo cubano, que ha soportado más de cinco décadas de bloqueos y agresiones, y también con Venezuela:
«Ahora que ya no pueden obligarnos con dictaduras ni golpes de Estado, ¿qué hacen? Agresiones económicas. Y cuando ya no pueden, tratan de dividirnos. Y cuando eso tampoco funciona intentan dominarnos por decretos como ha intentado hacer Obama con Venezuela».
Esta es la tercera visita de Evo Morales a la Universidad de Panamá, donde hace unos años recibió la categoría de Doctor Honoris Causa.
“Mar para Bolivia” y “Esta tierra no se vende” fueron algunas de las consignas coreadas por la multitud que repletó el auditorio.