inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 30-Diciembre-2005

2005 Entre la decepción y la esperanza

 

escribe Ernesto Tamara

El 2005 ha sido rico en acontecimientos en América Latina y pese a lo lento del proceso y algunas decepciones, ha continuado marcando una tendencia hacia la unidad regional y la instalación de gobiernos progresistas, aunque en muchos casos se parezca más al populismo de los 40 o 50 del siglo pasado.

Un populismo que más que nada molesta a las transnacionales y a los políticos que apuestan a mantener el estado de dependencia y sumisión que se sostiene en las prácticas neoliberales implementadas en América Latina desde la década de los 80.

No es que el "populismo" ponga en riesgo el sistema, sino que sin modificar las relaciones capitalistas de dependencia reparte un poco más la "torta" de los beneficios, hace jugar al Estado el papel de equilibrar un poco las diferencias sociales y promover el desarrollo nacional, y toma distancia de los aspectos más radicales de la política norteamericana.

Alejado el peligro del "comunismo" y sin sustentación el riesgo de ataques terroristas en América Latina, Estados Unidos descubrió este otro peligro en la región. El Jefe del Comando Sur, James Hill comentó en la Cámara de Representantes de su país, hace ya tiempo, que América Latina estaba transitando por un camino hacia el populismo, al que calificó de "riesgo para la seguridad nacional". Su suceso, Bantz Craddock, mantuvo esa apreciación, y en junio de este año declaró, según el diario Nuevo Herald de Miami, que "la corrupción y el populismo radical amenazan a Latinoamérica y la influencia de Venezuela entre sus vecinos esta generando una situación desestabilizadora que representa un peligro para el hemisferio".

Coincidiendo con Hill o manifestando sus ideas, un sinnúmeros de políticos e intelectuales papagayos de la región comenzaron a advertir sobre los riesgos del "populismo", entre los que han estado más activos se encuentran el ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti, los escritores Mario Vargas Llosa de Perú y su hijo Alvaro Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza de Colombia, entre otros.

Los acontecimientos del 2005 han incrementado el temor de este "populismo" (que todavía no es radical) y ha tenido algunas expresiones significativas como el rechazo al Tratado de Libre Comercio de las Américas, en su versión actual, por los gobiernos del MERCOSUR y Venezuela en la pasada Cumbre de Mar del Plata.

Si el 2005 comenzó con las expectativas en Uruguay por el triunfo de la coalición de izquierda en las elecciones nacionales de octubre y sus preparativos para asumir en marzo, culmina con la arrolladora victoria de Evo Morales en Bolivia, y el augurio del avance de los sectores populares en otros países de la región que durante el 2006 tendrán varias pruebas electorales.

El mes de marzo fue significativo en Sudamérica porque al tiempo que asumía Tabaré Vázquez la presidencia de Uruguay con más del 50 por ciento de los votos, en Ecuador y Bolivia se gestaban las movilizaciones populares que culminarían con la destitución de sus presidentes.

Vázquez asumió en medio de una gran expectativa popular al pone fin a 174 años de gobierno de los partidos tradicionales que en las últimas décadas se habían consagrado a imponer un modelo neoliberal (en la década del 70 colaborando con la dictadura militar) y en un marco regional positivo.

Si bien en el transcurso del año ha logrado desinflar las expectativas de cambio real en el país, todavía existe entre una parte importante de la población, la esperanza de que se llegue a mejorar la situación económicosocial. El argumento de que la situación heredada era peor de la que se imaginaban, no justifica el rumbo adoptado en muchas cuestiones esenciales para la izquierda y las fuerzas populares.

De todas maneras, algunas posiciones en política internacional, especialmente en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, una ampliación de las relaciones con Venezuela, y la firma de importantes acuerdos de cooperación económica, el acompañamiento de las posiciones del Mercosur de no iniciar las negociaciones sobre el ALCA y el respaldo al ingreso de Venezuela al Mercosur, son algunos índices positivos.

Por otra lado queda la negra marca de haber aceptado participar en las operaciones Unitas con Estados Unidos, el envío de tropas a Haití, y la aprobación del Tratado de Protección de Inversiones con Estados Unidos.

En la política interna, el gobierno ha apostado por equilibrar las cuentas internas sin apostar a la inversión interna, y por un férreo cumplimiento de los compromisos internacionales. Las inversiones para generar fuentes de empleo se prometen recién para el 2007. Mientras, el llamado Plan de Emergencia, que busca combatir la pobreza en los sectores más sumergidos, se mantiene con un cumplimiento irregular en cuanto a todas sus metas. Los índices de desocupación siguen aún en la abultada tasa del 12,3 por ciento de la población económicamente activa.

Destitución de Gutiérrez

El 20 de abril, en una polémica sesión, el parlamento ecuatoriano destituyó al presidente Lucio Gutiérrez, después de jornadas de protestas en las calles.

El principio del fin del gobierno de Gutiérrez, acosado por manifestaciones populares, fue la visita de la embajadora estadounidense Kenney al Palacio de Gobierno para dialogar con el mandatario sobre la crisis.

Al final de la reunión, el portavoz de la embajada, Christian Warren, dijo que Washington estaba muy preocupado por la situación del país y que llamaba a solucionarla enseguida. Para muchos eso fue, más que un mensaje, una orden destinada a producir un efecto dominó.

Tras la renuncia de Poveda, el Congreso Nacional convocó a una sesión extraordinaria con las firmas de 60 diputados en la sede del Centro Internacional de Estudios Superiores en Comunicación para América Latina (Ciespal) y, menos de 40 minutos después de instalado, aprobó una moción destituyendo a Gutiérrez por abandono del gobierno.

Gutiérrez había llegado a la presidencia con un discurso populista y respaldado por los sectores indigenistas y campesinos. Pero a pocos días de asumir la presidencia firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se comprometió a adoptar una política diferente a la que había prometido antes de asumir. Poco después perdió el respaldo de los sectores indígenas, y su gobierno cayó en denuncias de corrupción y nepotismo.

Gutiérrez fue uno más de los presidentes ecuatorianos destituídos por el Congreso.

En febrero de 1997, el parlamento destituyó al presidente Abdalá Bucaram, en el cargo desde el año anterior, cuando fue declararlo incapaz para gobernar por "insania mental". Tras esa destitución, en lugar de asumir el cargo la vicepresidenta Rosalía Arteaga, lo hizo el presidente del Congreso, que fue el encargado de llamar a la sesión extraordinaria.

En enero de 2000, cuando cayó Jamil Mahuad (1998-2000), el Congreso volvió a actuar de una forma poco apegada a las normas. Tras una rebelión militar e indígena (de la que tomó parte el entonces coronel Gutiérrez), los mandos militares desconocieron al presidente y a los rebeldes que intentaban instalar un triunvirato e hicieron asumir como primer mandatario al vicepresidente Gustavo Noboa en la sede del Comando Conjunto.

Horas más tarde, el Congreso se reunió en Guayaquil y declaró cesante a Mahuad por abandono de cargo, argumentando que había renunciado, pese a que no lo había hecho y todavía permanecía en el país.

El turno de Bolivia

Carlos Mesa asumió la presidencia después que en octubre de 2003, el presidente Sánchez de Losada renunció y huyó a Estados Unidos al fracasar en la represión de las movilizaciones contra su política de entrar los recursos energéticos del país al extranjero y reiniciar la política de erradicación de la coca que había practicado en su anterior gobierno con nefastos resultados para los campesinos.

Desde octubre del 2003 a marzo de este año, Mesa aceptó algunas modificaciones en la legislación entreguista de los recursos naturales, pero sin definir la soberanía de la nación sobre los mismos. Cansados de las idas y venidas del presidente, las organizaciones populares volvieron a las calles, hasta que finalmente Mesa presentó su renuncia. El movimiento popular aceptó la designación por el Congreso de Eduardo Rodríguez (integrante de la Suprema Corte de Justicia) como presidente transitorio, con la condición de que convocara a elecciones generales anticipadas en un plazo de seis meses.

Así, las elecciones celebradas el pasado 18 de diciembre, y que estuvieron a punto de ser suspendidas por maniobras de la derecha, concluyeron con el aplastante triunfo de Evo Morales en la presidencia del país, con más del 54 por ciento de los votos.

Argentina confirma el gobierno

El presidente argentino Néstor Kirchner, asumió la presidencia en mayo del 2003, después que Carlos Menem renunciara a prticipar en la segunda vuelta, después que ninguno de los candidatos había superado el 50 por ciento de los votos, o que el más votado hubiera tenido una ventaja superior a los 10 puntos con el segundo candidato. En la primera vuelta de marzo, el ex presidente Menem había sido el candidato más votado, pero superando apenas el 20 por ciento de los votos, y con una ventaja de apenas un 1 por ciento ante Kirchner.

Aunque durante su gestión el presidente Kirchner podía vanagloriarse de que las encuestas le atribuían porcentajes de aprobación de su gestión que oscilaron entre el 50 y el 70 por ciento, no fue hasta las elecciones legislativas de octubre que pudo confirmar esa aprobación en las urnas.

Legitimado en las elecciones, el presidente Kirchner solicitó la renuncia del ministro de Economía, Roberto Lavagna, el único integrante de su gabinete que procedía del anterior gobierno interino de Eduardo Duhalde, asumiendo así directamente la conducción económica. Ahora falta saber si los avances registrados en este campo permitirán extender los beneficios a los sectores sociales más desprotegidos.

Por otra parte, en la política internacional, el mandatario argentino ha demostrado buena sintonía con el presidente venezolano Hugo Chávez (quizás para contrarrestar el peso de Brasil en la región) y ha tenido actitudes independientes al desechar la discusión del ALCA en la combre de Mar de Plata, y establecer importantes convenios comerciales con Venezuela pese a las críticas de Estados Unidos.

Otra elección ganada y van&

En este mes de diciembre, los sectores políticos que respaldan al presidente Hugo Chávez, ganaron la mayoría del parlamento. A menos de una semana de los comicios, la oposición al mandatario decidió no participar, pese a que los observadores internacionales, la OEA y organismos independientes, habian asegurado que las elecciones cumplían con los requisitos internacionales de garantías.

Como es tradicional en el país, el número de abstención llegó al 70 por ciento, un porcentaje similar al registrado en elecciones en que si participó la oposición, por lo que es facil concluir que de haber participado, habrían cosechado una derrota aplastante.

La victoria electoral de diciembre, despeja el camino para la reelección y fortalece internamente a los sectores políticos que respaldan al proceso iniciado en 1999 cuando Chávez ganó por primera vez la elección presidencial.

El respaldo electoral en este elecciones se suma a los ya obtenidos en las elecciones municipales del pasado año, del referendum revocatorio de agosto del 2004, y cuanta consulta popular se haya registrado desde 1999, incluyendo la consulta para reformar la Constitución.

Con cada consulta y con cada respaldo popular, el gobierno del presidente Chávez ha ido profundizando el proceso de lo que ha denominado la búsqueda y construcción del socialismo del siglo XXI.

Este proceso, de cambios profundos -aunque para algunos lento- al interior del país, conservando todavía las estructuras del Estado burgués pero construyendo organismos paralelos, también tiene un importante componente de integración regional. Desde diciembre, Venezuela es aceptada como miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur) y deberá ratificar esa integración cumpliendo con determinados requisitos -especialmente aduaneros- en los próximo 6 meses.

Otras elecciones

En diciembre también se celebraron elecciones presidenciales y legislativas en Honduras y Chile. En el país centroamericano ganó el candidato opositor, del Partido Liberal, Manuel Zelaya, también de centroderecha como el candidato oficialista.

En Chile, las elecciones de diciembre obligan a una segunda vuelta entre la oficialista Michelle Bachelet de la Concertación, y el derechista Sebastián Piñera. La candidata socialista obtuvo poco más del 45 por ciento de los votos, frente al 25 por ciento de Piñera, que ya recibió el respaldo del otro candidato derechista, Joaquín Lavin, que llegó al 23 por ciento.

Debido al sistema electoral impuesto por la dictadura pinochetista, que distribuye las bancas solo entre los dos partidos o coaliciones más votados, la coalición de izquierda, Juntos Podemos Más, se quedó sin representación parlamentaria. De existir un sistema de representación proporcional, la coalición que integran comunistas, humanistas, organizaciones sociales, etc, podría haber obtenido alrededor de 10 diputados.

La negociación de la modificación del sistema de designación de bancas es el eje de las negociaciones para que sectores de la izquierda apoyen a Bachelet en la segunda vuelta de enero, aunque otros grupos integrantes de Juntos Podemos Más han anunciado que de todas maneras convocaran a votar nulo, al considerar que gane quien gane, no habrá cambios en Chile.

Evo Morales se impone

Con una contudente victoria, superando el 54% de los votos, el candidato del MAS, Evo Morales, ganó las elecciones presidenciales de Bolivia, y por primera vez en muchos años, no será el Congreso quien designe al presidente. Las elecciones de Bolivia, las últimas en la región del 2005, vinieron a confirmar el proceso de cambios y la consolidación de procesos populistas y/o progresistas en América Latina.

"El próximo año empieza la nueva historia de Bolivia con igualdad, justicia social, paz y equidad. Será el tercer milenio de los pueblos y no del imperio, en el que se resolverán los problemas de la gente cambiando el modelo económico que bloquea el desarrollo de Bolivia y acabando con el Estado colonial", dijo Morales en la noche que conoció su victoria.

Votando desde enero

Las primeras elecciones previstas para el 2006 están previstas para el 8 de enero en uno de los países más olvidados y abandonados del mundo: Haití. Unas elecciones bajo ocupación militar de tropas extranjeras -ahora con mandato de la ONU- y sin posibilidades de participación para los partidarios del ex presidente Bertrand Aristide, derrocado, secuestrado y exiliado en Africa.

Quizás debido a que todo el proceso de derrocamiento de Aristide y de aceptación de esa situación, es una vergüenza para la comunidad internacional, poco se ha divulgado de las condiciones en que se pretenden realizar estos comicios, ya suspendidos en cuatro oportunidades, la última en noviembre pasado.

Ahora, según el director del Consejo Electoral Provisional de Haití, Max Mathurin, existe el riesgo de una nueva suspensión. En declaraciones a una radio local, el director del Consejo Electoral Provisional advirtió que se podrían producir protestas violentas si los problemas impiden que la gente deposite su voto el próximo mes.

"Si no se solucionan ciertos problemas técnicos importantes, los comicios del 8 de enero podrían ser una catástrofe", dijo posteriormente Max Mathurin en entrevista telefónica con The Associated Press.

Entre los principales problemas están los retrasos en la distribución de credenciales para votar, la carencia de centros de votación y errores en el padrón electoral.

En febrero le tocará el turno de elegir gobierno a los ciudadanos de Costa Rica, en abril a los de Perú y Colombia, en julio a los de México, en octubre habrá comicios en Brasil, Ecuador y Nicaragua y en noviembre cerrará el año Venezuela.

Según el presidente Chávez, la ronda electoral de estos 12 meses evidenciará que América Latina está "despertando".

En Costa Rica se perfila en primer lugar en las encuestas el ex presidente Oscar Arias (1986-1990), para algunos de centro izquierda, y para otros de centro derecha. La oposición de izquierda, que plantea el rechazo al Tratado de Libre Comercio (TLC) como un tema central de las próximas elecciones, está llevando a cabo una campaña denominada "contravoto" en rechazo a los candidatos y convocando a votar nulo o en blanco.

En Perú, las encuestas las encabeza Lourdes Flores, del partido conservador Unidad Nacional, seguido del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien no es candidato por ahora y está detenido en Chile con fines de extradición acusado de diversos actos de corrupción y represión.

Dos encuestas difundidas en la semana reflejaron que Lourdes Flores, sigue acaparando los mayores márgenes de favor del electorado.

En las posiciones siguientes se ubican Ollanta Humala (Partido Nacionalista Peruano), y los ex presidentes Alan García (Partido Aprista Peruano) y Valentín Paniagua (Frente de Centro).

Las acciones de Sendero Luminoso, en los últimos días de diciembre, y el descreimiento de la población en la democracia, han provocado alarma y tensión.

Por otra parte, en Colombia el derechista Alvaro Uribe, parece encamizarse a su segura reelección en abril, aunque los logros que el gobierno asegura haber obtenido en la economía y el combate a la guerrilla, son cuestionados por varios sectores. Sin embargo Uribe ha logrado el respaldo de Estados Unidos y ahora de la Unión Europea para su política de seguridad. Este mes la Unión Europea aprobó una ayuda millonaria para el plan de reiserción de los grupos paramilitares. Un plan cuestionado por el delegado de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, y que para muchos representa la legalización de las fortunas obtenidas por los paramilitares en el narcotráfico, secuestros y expropiaciones de tierras.

Más al norte, en México, las encuestas todavía conceden una ventaja al candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y ex gobernador de la ciudad de México, Manuel López Obrador. Cerca y con poca diferencia entre si, los siguen el oficialista del PAN, Felipe Calderón, y el candidato del PRI, Roberto Madrazo.

Aunque el programa de López Obrador no implica un cambio profundo en la condiciones sociales del país, su triunfo puede volver a establecer la tradicional independencia del país en política internacional y dejar de cumplir el papel asumido por el actual presidente Vicente Fox, de vocero de Estados Unidos en los foros regionales.

En Brasil, las consultas no le dan mucha chance de reelección al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y ponen como posible sucesor suyo tras una segunda vuelta al socialdemócrata José Serra, el actual alcalde de Sao Paulo que fuera derrotado en los comicios de 2002. De todas maneras, el PT espera superar la campaña en su contra de los últimos meses y las denuncias de corrupción que han empañado la gestión de varios ministros y legisladores.

Como buena noticia para comenzar a revertir la situación, el gobierno de Lula puede mostrar los datos que señalan un descenso de los niveles de pobreza. Un estudio del Centro de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas (FGV), basado en los datos del IBGE, concluyó que la miseria bajó ocho por ciento en el 2004 y superó la reducción lograda en ocho años de gestión del ex presidente Fernando Henrique Cardoso..

El porcentaje de población ubicado bajo la línea de pobreza disminuyó de 35.87 que alcanzaba en 1992, a 25.08 en el 2004.

Marcelo Neri, coordinador del centro que hizo el estudio, calificó de espectacular la caída del índice de miseria y señaló que fue causada "por el aumento de la ocupación, reducción de la desigualdad de ingresos del trabajo y por el aumento de transferencias focalizadas del Estado".

Habrá que ver si estos rescatados de la marginación, y que nunca son consultados para las encuestas, revierten la situación.

Otras de las elecciones programadas para 2006 son las de Nicaragua, donde crecen las simpatías por el izquierdista Frente Sandinista para la Liberación Nacional, y las de Ecuador, que trata de superar la crisis institucional que arrastra desde fines de los años 90 y donde aún no hay claridad sobre las tendencias de los votantes.

Daniel Ortega, será nuevamente el candidato del FSLN e intentará alcanzar la presidencia que perdió en 1989 acosado por la guerra de la contra y Estados Unidos.

Finalmente, en noviembre, se realizarán las elecciones presidenciales en Venezuela, donde diversos estudios y encuestas indican como prácticamente segura la reelección de Chávez. Todavía no se conoce que actitud asumirá la oposición, pero a juzgar por sus escasos resultados electorales, emprenderá una campaña para desacreditar los comicios, buscará desestabilizar el país, y como se ha comprobado, seguirá conspirando para derrocar al presidente o asesinarlo.



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