inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 30-Diciembre-2005

Lo que vendrá

 

escribe Cándido

Si como enseña la historia, para interpretar el presente y avizorar el porvenir, es necesario conocer el pasado, un vistazo a los principales acontecimientos del año que termina, puede darnos una aproximación a lo que nos espera. Con la importante salvedad de que nada es como antes y a riesgo de ser calificado de nostálgico por los dispensadores mediáticos de adjetivos, podría coincidir con el poeta español que escribió que todo tiempo pasado fue mejor. Por ejemplo hasta algunos años, cuando un trabajador cumplía 25 años de servicio en una fábrica u oficina, se le organizaba una pequeña ceremonia de reconocimiento y el patrón o el gerente le regalaba un reloj de oro. Ahora, desde que empezó la panacea de la globalización, que trajo consigo la flexibilización del mercado laboral que, según se nos prometió, permitiría crear más puestos de trabajo y por tanto más prosperidad, casi nadie tiene un contrato por más de seis meses. Y cuando la empresa decide trasladarse a Polonia o algún otro país de los que recobraron la libertad y la democracia tras sacudirse el yugo comunista y los que trabajan cobran sueldos de hambre, ya no existe ningún trabajador al cual regalarle un reloj de oro, y la noticia de que está despedido la recibe de alguno de los lacayos de la empresa que al cruzarse con él (empleado) en algún corredor, le dice mañana no vengas. Lo que equivale a decirle que quedó sin trabajo. Esto es apenas una muestra del mundo en los tiempos del capitalismo global.

Los macroacontecimientos, la guerra contra Irak emprendida por la Administración Bush y algunos gobiernos lacayos de Europa, y simultáneamente la cruzada contra el terrorismo más la obstinada destrucción del planeta en la que también el imperio se lleva las mejores condecoraciones, lejos de contribuir a una visión optimista del futuro inmediato (ahora también el futuro está a la vuelta de la esquina), más bien convoca visiones apocalípticas. El idiota que puso la cara y las mentiras para justificar la invasión a Irak, no sabe como salir del pantano, se hunde cada vez más y procura vanamente, enmascarar la humillante derrota.

Los tsunamis, terremotos, inundaciones y huracanes, volverán a repetirse con más furor y las promesas de reconstrucción de Nueva Orleans y Thailandia y Pakistán, se las llevará el viento. Y los billones recaudados por el mundo para aliviar a las víctimas, quedarán en su mayor parte en las cuentas bancarias de algunos gobernantes corruptos y de la legión de cuervos que produce el capitalismo (intermediarios, consultores, etc). Esto no es invento de este cronista. Lo dicen los despachos de algunos corresponsales que son trasmitidos por los colegas de la redacción central, en el noticiario de las 6 de la mañana cuando algún sonámbulo conecta la radio o en la tarde de un domingo en la televisión. La pobreza, el mayor semillero de terroristas seguirá creciendo, a despecho del perdón de la deuda de algunos países ricos a los más pobres, que nunca llega a concretarse. Como puede apreciarse objetivamente no hay muchos margen para brindis en este fin de año. Pero, contra toda evidencia, no hay que bajar la guardia y seguirla peleando.



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