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España y el tesoro Quimbaya |
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escribe Andrés Hurtado García Que se lleven nuestros tesoros para museos europeos y aquí conservemos solamente sus copias, es la peregrina solución de un lector, como respuesta a mi solicitud de devolución elegante, por parte de España, de nuestro Tesoro Quimbaya. Muchos aprovecharon para enfilar baterías contra España por el oro que se llevaron los conquistadores, idea que creo fuera de contexto y estimo ya trasnochada. No faltaron los que esgrimían la idea primera de dejar los originales en Europa porque aquí se corre el peligro de que funcionarios y políticos corruptos se los roben o regalen las piezas a sus amigotes. Dos lectores me recordaron, uno amablemente y otro de manera destemplada, que Picaso pidió que su cuadro Guernika no volviera a España hasta que no se restableciera la democracia. Otros pedían que en vez de reclamar tesoros nos preocupáramos de los problemas actuales del país. Algunos querían solicitarle a la Embajada de España en Bogotá que fueran más amables en la atención a los solicitantes de visas y a cambio le "regalan" el tesoro. Un lector dijo ser español, estuvo de acuerdo con la devolución de nuestro Tesoro, pero que los colombianos debemos devolver a Nicaragua lo que le robamos: San Andrés. (Confieso que no me había enterado de que San Andrés se lo robamos a Nicaragua). Varios me recordaban el escandaloso robo de estatuas de San Agustín, piezas que no se sacan propiamente en el bolsillo, por lo que debe haber muchas personas involucradas en el ilícito. Otro, al parecer resentido, me acusa de revivir odios a España. El despistado no sabe que estudié en España, que he defendido a España y que todos los años visito este país que considero maravilloso en arte, historia y cultura, y que pertenezco a varias instituciones españolas. Varios lectores me recuerdan que si el Tesoro Quimbaya fue un regalo hecho a España, de manera legal o ilegal, no se puede reclamar, porque lo regalado, regalado está. Les respondí que por ello yo escribí que España nos lo debe devolver "por elegancia". Joaquín Navas, que me escribe desde Ontario, en Canadá, aporta un argumento de esa elegancia que yo solicito. Me invita a buscar en Internet la noticia de: "sweden returns tótem", originada el 18 de noviembre, la misma semana que yo escribí mi artículo solicitando la devolución. Suecia acababa de devolver un tótem a una tribu canadiense, que fue regalado en 1920 y reposaba en el Museo de Etnografía del país escandinavo. La devolución fue decidida en 1994 pero sólo ahora llegó a materializarse. Una copia reposa ahora en el museo sueco. El año pasado Suecia devolvió a Australia 15 piezas de los aborígenes, lo que comprueba que sí se pueden devolver elegantemente tesoros y regalos cuando representan mucho para el país de origen. |
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