inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 27-Mar-2009

Ahora se entiende porque piensan así

 
Cada país tiene su propia historia, sus formas de sentir y de hacer política, también un determinado tipo de políticos y representantes públicos.

Treinta años atrás cuando muchos de nosotros llegamos a Suecia, existía nos gustara o no una vida política bastante diferente a la de nuestros países. El "modelo escandinavo" a diferencia de lo que pasaba en América Latina delegaba de otra forma la política, lo sindical y otras esferas de la organización democrática a "profesionales". También aquí -como allá en los partidos gobernantes de la derecha tradicional- se podía hacer carrera administrando en nombre del pueblo la cosa pública. Con todo, un elemento nos sorprendía y admiraba en los políticos suecos de entonces, una visible austeridad y sencillez en el relacionamiento con la ciudadanía más allá del bloque partidario al que se perteneciera. Tanto el socialdemócrata Olof Palme, como el conservador Gösta Bohman o el centrista Torbjörn Feldin tan opuestos ideológicamente entre sí, podían como representantes políticos transmitirle al ciudadano común una imagen creíble y honesta al frente de sus funciones públicas. Con mucho más razón mayor coherencia y moral se les exigía a quienes decían luchar contra la injusticia y las desigualdades, que a quienes estaban en favor de ellas.

Pero llegaron otros tiempos, otros políticos y otras formas de hacer política, donde no importaba ya vivir de acuerdo a lo que se decía representar. Gudrun Schyman, Göran Persson entre los llamados de izquierda y unos cuantos políticos más pertenecientes a la derecha que tuvieron que renunciar a sus cargos públicos, inauguraron la era en que está permitido percibir altísimos sueldos y además terminar su gestión cobrando jugosas pensiones, siendo por otra parte designados muchas veces para ocupar altos cargos directivos en empresas del sector público o privado (también con derecho a percibir premios y bonificaciones) y poder así ocupar el tiempo de la tercera edad "brindando su valioso knowhow".

¿Por qué? Sencillamente se introdujo la idea capitalista del sector privado de que también cumpliendo funciones en una institución, empresa pública, o de un sindicato, se podía cobrar el mismo sueldo que el jefe de la Volvo o de Ericsson. Y esos polvos trajeron estos lodos de desvergüenza ciudadana, porque al tiempo que viven de esta manera no tienen escrúpulos para aceptar que los patrones rebajen sueldos y echen trabajadores de las empresas y que el Estado que todos mantenemos con nuestros impuestos reduzca sus funciones o las desmejore cada día más.

Está claro, cuando han transcurrido ya varias décadas, que la contrarrevolución conservadora inaugurada por Thatcher y Reagan ha podido también contagiar a la izquierda y reclutar en ella a nuevos adeptos para el viejo estilo del "buen vivir" de unos pocos a costilla de la infelicidad de los más. Y por eso es fácil comprender que viviendo así como nuevos burgueses, muchos de estos puedan llegar a defender que la política esté al servicio de los intereses privados de una minoría cada vez más privilegiada.

Sin embargo en muchos lugares del mundo, y Suecia no podrá ser una excepción, el ciudadano común comienza a exigir que quienes les representan vivan de acuerdo a lo que predican y prometen.



Copyright ©
Semanario Liberación
Box 18040
20032, Malmö, Suecia
Teléfono: +46 40 672 65 02
Telefax: +46 40 672 65 03
Correo electrónico: