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YA BASTA ! |
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escribe Antonio Parodi Buendía Leí con profunda indignación, las declaraciones de Alfredo Bryce Echenique en Babelia nro.726. No es la primera vez que siento esta repulsa, pero me dije: YA BASTA!. Bryce, aprovechando el lanzamiento del II Tomo de sus Memorias, ha considerado oportuno- cuándo no - execrar del Perú aunque en este menester no se encuentra solo, pues cuenta con el apoyo de Mario Vargas Llosa, que no se da ni un respiro en su afán demoledor. Tal parece que esta dupla el Perú sólo le ha servido de cantera para sus truculentas obras en donde muestra lo peor. Los escribidores, dixit, abandonaron el país porque ya no soportaban más a los tiranillos banderas de turno, mas en su anhelo de libertad -Oh, paradoja- hallaron refugio bajo el palio de Franco, ese monstruo genocida a quien éstos jamás pusieron en cuestión. En mi país conocí algunos trasterrados ibéricos y aunque todos maldijeron a la bestia fascista, nunca renegaron de España y siempre, siempre la llevaron en su corazón; dichos exiliados fundaron academias, escuelas, clubes en donde enseñaban danzas, filosofía, gramática y literatura española. ¿Qué pretende este par de británicos-galos-hispá-nicos-israelíes, lanzando grititos victimistas y ambiguos? ¿Por qué no aprenden de la rotunda virilidad de Fuentes?, García Márquez, Neruda, Arguedas, Carpentier, Roa Bastos, Benedetti, Galeano, Paz y un largo etcétera? Estos humanistas signan con ira a los opresores pero jamás denigran de sus lugares de origen y han puesto en marcha un proceso de recuperación anabásica y de reforzamiento cultural, luchando a fondo contra un sistema que procura por cualquir medio a su alcance, transformarnos en apátridas dentro de nuestros países. El Perú es un lugar difícil. ¿Qué lugar no lo es? Pero posee el enorme legado de muchas civilizaciones genuinas, ab initio, mestizadas con el aporte universal. Termino con estos versos de Mario Florián: «No te sientas pequeño, hombre común peruano, peruano de estos días: confirma tu grandeza delante del foráneo que llegó de muy lejos a comer de tu mesa, que llegó de muy lejos a vivir de tu espacio y a hablarte de su origen y a hablarte de su fuerza. Tú desciendes del puma, tú desciendes del rayo. Y en tus músculos duerme colosal fortaleza.» |
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