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Internet no escapa al dominio imperial |
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La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) celebrada en la capital de Túnez no logró grandes avances en la masificación del acceso a internet en el mundo, como tampoco en la creación de un organismo multinacional con participación de la sociedad civil para el gobierno y control de la red de redes, dejando que Estados Unidos mantenga el control sobre internet. La reunión convocó a unas 17 mil personas, pero a pocos líderes de las principales potencias económicas. El documento aprobado en la primera jornada del evento llevado a cabo la semana pasada en Túnez, tiene muy pocos planes concretos para hacer realidad el objetivo de la convocatoria: achicar la brecha digital, es decir la diferencia en el acceso a internet y otros instrumentos tecnológicos entre países ricos y pobres, e incluso dentro de las propias naciones. Según organizadores de la CMSI, solo mil millones de personas, de unos seis mil millones de habitantes en el planeta, tienen acceso a la red. Otro de los temas pendientes y aún sin resolución, es el gobierno de la llamada red de redes. Tras un compromiso después de tres meses de negociaciones, se resolvió preservar la actual forma de gobierno de la red mundial, dominada por la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, por sus siglas en inglés), una entidad privada que trabaja por contrato con el Departamento de Comercio de Estados Unidos y tiene su sede en ese país, en el sudoccidental estado de California. El embajador estadounidense David Gross, coordinador de Comunicaciones Internacionales y Políticas de Información de Estados Unidos, se manifestó "muy satisfecho con el resultado". Por su parte, el sudafricano Thembe Phiri, que impulsó el gobierno multinacional de internet, sostuvo que "prevaleció un espíritu de contemporización" y agregó que el Sur en desarrollo continuará reclamando una voz más fuerte en el futuro. Un control que no tiene nada que ver con la vigilancia de los contenidos y tráfico de información. Aspectos que ya se realizan y en los que algunos países avanzan con nueva legislación. Hace ya varios años que el parlamento de la Unión Europa reveló en una investigación el espionaje norteamericano en el tráfico de correos electrónicos, comunicaciones telefónicas por satélites, etc, a través del programa denominado "Echelón". En los últimos meses, los gobiernos de la Unión Europea están legislando para obligar a las empresas que proveen servicios de internet a la población, a archivar todo el tráfico por internet para que la policía pueda acceder a ellos cuando lo desee. Pero en todo caso ese es otro control. Pese a la presión de Brasil, Cuba, Venezuela, Sudáfrica, Irán y otros países en desarrollo, Estados Unidos y Australia se resistieron con firmeza a cualquier medida que implicara una transferencia de poderes de ICANN, administradora del "sistema de nombres de dominio" que permite comunicarse entre sí a millones de usuarios de computadoras de todo el mundo. Ebadi, la iraní ganadora del premio Nobel de la Paz en 2003 recomendó la creación de un comité especial en la ONU para vigilar problemas como los filtros de Internet y las restricciones a la libertad de expresión. Lo máximo que obtuvo el Sur fue el comienzo de un proceso "democrático y transparente" y que podría prever la creación de un "marco o mecanismo cuando sea necesario". También habrá fondos voluntarios y un foro sin poder alguno para que todos participen. Brecha digital "Internet, por lo tanto, debe ser considerada una infraestructura pública mundial", dice la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), una red internacional de organizaciones de la sociedad civil. "En este sentido, reconocemos que Internet es un bien público mundial y que el acceso a la red debe responder al interés público y ofrecerse como servicio público", agrega. Estados Unidos debería eliminar las barreras que limitan el acceso de los países pobres a las tecnologías modernas, instó el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, y su par de Nigeria, Olusegun Obasanjo, destacaron el potencial de desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en un pedido público de apoyo al Fondo de Solidaridad Digital, que financiaría proyectos comunitarios basados en esas tecnologías. Ignacio González Planas, ministro cubano de Informática y Comunicaciones, enfatizó que los hambrientos, los enfermos, los analfabetos, los excluidos, nunca podrán entender el uso de las nuevas tecnologías. El prometedor escenario tecnológico que se augura, añadió, está marcado por el injusto orden económico internacional existente y el carácter neoliberal del actual proceso de globalización. Pero las aspiraciones de inversiones para desarrollar la conexión en los países pobres tienen otro encare desde las grandes empresas. "Los negocios son la fuerza impulsora de la creación de la sociedad de la información", afirmó Guy Sebban, secretario general de la Cámara Internacional de Comercio y presidente de una red de organizaciones empresariales, presente en la Cumbre. La red presidida por Sebban formó parte de una exitosa campaña para mantener el control de internet en manos de una entidad privada contratada por Estados Unidos, en contra de las aspiraciones de la sociedad civil y países en desarrollo de encargar la administración de la red a una entidad multilateral. Los principales líderes de los países desarrollados faltaron a la cita y evitaron así asumir compromisos. "Esta conferencia fue presentada como ''la cumbre de las soluciones", recordó Chantal Peyer, de la organización no gubernamental suiza "Pan para Todos". "Pero hay una clara falta de voluntad política de los países ricos", agregó. "Las posiciones de la Unión Europea y Estados Unidos son incoherentes. Los países occidentales no quieren comprometer más dinero y se manejan con los mecanismos de financiación existentes, que no son suficientes", lamentó Peyer. "Ahora resulta que sólo los gobiernos de los países en desarrollo son responsables de salvar la brecha digital. Parece que no hubiera noción de cooperación y coordinación internacional", añadió. Los países en desarrollo pedían un mandato claro para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se hiciera cargo de la implementación y el control de la financiación, pero los países occidentales, y en especial Estados Unidos, se opusieron a cualquier compromiso concreto. Se ha creado el Fondo de Solidaridad Digital a fin de recabar fondos para salvar la brecha digital, pero la participación es voluntaria. Además, no cuenta con el apoyo financiero de ningún país rico, excepto Francia. "La igualdad de género, la concentración de los medios periodísticos, el software libre y la diversidad cultural han sido excluidos de la conferencia. No se han hecho propuestas concretas sobre la forma en que grupos sociales del Sur podrían adquirir tecnologías sin infringir leyes", observó otro de los representantes de la sociedad civil en el encuentro. Para África, la creación del Fondo ha significado un éxito limitado. Por ejemplo, la Asociación para la Solidaridad Africana, con sede en Burkina Faso, ya está cosechando frutos dos meses después de recibir dinero del Fondo. El proyecto de la Asociación involucra a pacientes de VIH/sida. Gracias a la conexión de banda ancha para sus clínicas, los pacientes se benefician de la última información médica y de comunicación directa con médicos y especialistas de otros países. Un ejemplo de los beneficios e internet en estas comunidades es la creación en 1997 de la Universidad Virtual Africana, desarrollada con fondos del Banco Mundial que ofrece educación de alto nivel en toda África a través de Internet. La Universidad funciona en 18 países desde 2002, y tiene más de 3.000 estudiantes inscriptos. Yoshio Utsumi, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organizadora de la CMSI, confía en que el mundo esté interconectado para 2015, incluyendo a las 800.000 aldeas que hoy no conocen las TIC. Para conectar a esas aldeas, se precisan cerca de 1.000 millones de dólares, dijo Utsumi. Cada año, se invierten unos 100.000 millones de dólares en el sistema de telefonía móvil, por lo tanto se necesitaría apenas uno por ciento de esa cifra para alcanzar el objetivo, recordó. |
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