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La justicia tarda pero llega |
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Escribe Cándido A dos de los mayores criminales contemporáneos, George W Bush y Tony Blair, les está llegando la hora de la rendición de cuentas. No es probable que la fiscal Carla del Ponte, que ha demostrado tener un sentido muy unilateral de la justicia, haya pensado en citarlos a declarar. Pero otros tribunales con mayor credibilidad porque están avalados por el veredicto de los pueblos ya se han puesto en marcha. El pueblo de Estados Unidos, uno de los más intoxicados por la propaganda del sistema, ha despertado de la manipulación de que fue objeto a partir del atentado del 11-S y le ha dado la espalda al Gran Mentiroso. El rechazo frontal a la desastrosa guerra basada en pruebas inexistentes o inventadas, a los entretelones mafiosos del entorno que digita al presidente, las flagrantes violaciones a los derechos más elementales de los prisioneros, las masacres de población civil, resulta imparable. Los políticos, incluidos los representantes y senadores del Partido Republicano, que ya empiezan a mirar a las próximas elecciones, han empezado a abandonar el barco que se hunde y exigen al gran pelele un calendario para el retiro de las tropas de Irak. Hasta archiconservadores como el senador John Mc Cain, denuncian las torturas del ejército norteamericano como la causa principal del desprestigio mundial de Estados Unidos. El otro gran mentiroso, muchos más hábil que su "comandante" imperial, con una habilidad retórica persuasiva que le granjeaba la admiración de los mediocres líderes europeos que no atinan a articular un discurso sin tener el manuscrito por delante, está también en la pendiente. Sus propios compañeros de partido le han negado su apoyo para endurecer más las leyes antiterroristas, que como ha quedado demostrado, no han impedido los atentados terroristas y sólo han significado modificaciones reaccionarias de los mecanismos legales para aplicar indiscriminadamente contra objetivos y movimientos opositores al sistema. Blair es ya un cadáver político. Hay otros criminales a los que deberá llegarles la hora de la justicia. Los grandes medios de comunicación, los columnistas mercenarios, los gobernantes que dieron crédito y defendieron los "testimonios" fraudulentos para justificar la invasión a Irak. Su papel de cómplices del terrorismo de Estado, su hipócrita invocación a una democracia sin contenido, su silencio frente a los crímenes y torturas, su terrorismo ideológico para descalificar todo pensamiento crítico, los ha hecho acreedores al desprecio.y al castigo. |
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