Escribe Cándido
Durante el pasado fin de semana destacaban en el plano global, desde el punto de vista de las informaciones, en una enumeración no exhaustiva, los siguientes acontecimientos:

- la renuncia y enjuiciamiento de Lewis Libby, mano derecha del equipo del vicepresidente de los Estados Unidos Dick Cheney, acusado de delitos de tal gravedad como mentir y jurar en falso, en este caso en temas relativos a la seguridad del Estado, que podrían acarrearle entre 20 a 30 años de cárcel. La investigación sobre el mismo caso, haber "deschavado" el nombre de una espía de la CIA en venganza porque su marido había desautoriza las mentiras de Bush sobre las armas de destrucción masiva de Sadan Hussein, prosigue su marcha y apunta directamente al "cerebro" de George W Bush, Karl Rove con lo que, si nada interfiere el curso de la justicia, podría llegar hasta el propio Bush. Un asunto que equipara la Casa Blanca con los establos de Augías, rey de Elida en la antigua Grecia, que estaban tan sucios que para limpiarlos Hércules tuvo que desviar las aguas del rio Alfeo.

-desde hace varios días arden los suburbios de París, ante la revuelta generalizada de "los condenados de la tierra", mayoritariamente procedentes de las excolonias francesas de Africa, que segregados y discriminados en materia de trabajo, educación, vías ineludibles para su inserción social, constituyen un polvorín social pronto a estallar a la menor chispa. En este caso la chispa fue la muerte accidental de dos adolescentes africanos al intentar buscar refugio cuando eran perseguidos por la policía por haber presuntamente cometido un delito. El ministro del Interior francés, Valentín Sarkozy como buen derechista neofascista, aspirante a la presidencia de Francia, ha recurrido a la única solución que utiliza la derecha, la represión. Ha declarado la "guerra inmisericorde al delito", "tolerancia cero" y todos esos trágicos parches con que la derecha intenta siempre "resolver" los problemas cuya causa principal es el sistema capitalista imperante. La "subversión" no ha hecho más que crecer frente a esa política y esta suerte de "guerra social" continúa.

-en Irak el número oficial de víctimas "americanas" alcanzó y siguió aumentando, la fatídica barrera de las 2 000 y la Constitución "aprobada por amplia mayoría del pueblo iraquí" no parece tener nada que ver con la realidad.

-las víctimas del desastre de Pakistán empiezan a morir de frío ante el incumplimiento de las promesas de ayuda de los países ricos y la indiferencia general. Un síntoma más de la descomposición moral de un mundo sin valores.

La lista podría seguir y ser objeto de debates de los "formadores de opinión" estimulando la reflexión sobre ellos.

Sin embargo para un país "democrático y de libertad de opinión y expresión" como es considerado Suecia, si bien los temas mencionados fueron abordados en editoriales, procurando rebajar a su importancia, lo que ocupó las primera planas de la información entre el domingo y los días siguientes fue la de que el líder del Partido de Izquierda (ex-Comunista), Lars Ohly había renunciado a seguir llamándose comunista. Ohly había sido literalmente acosado por los medios por aquel "pecado", sin haberles recordado a sus inquisidores que los crímenes del capitalismo había sido peores y de más larga duración, porque prosiguen actualmente, que los cometidos por las dictaduras estalinistas. Desde los millones de africanos que sucumbieron durante la trata de esclavos hasta las jóvenes y niños que en nuestras sociedades "democráticas" y "civilizadas" son sometidas a la prostitución, sin hablar de los marginados y hambrientos que también se cuentan por millones.

Suponemos que ahora nuestros "formadores de opinión" pedirán cuentas al líder del partido democristiano, por los crímenes de la Inquisición contra los pioneros de la libertad de pensar.

El adoctrinamiento en la condena irracional de un sistema político, confundiendo, por ignorancia y mala fe, su teoría con las desviaciones en su aplicación, tiene consecuencias tan nefastas como cualquier fanatismo porque inhibe la capacidad de crítica y raciocinio. Y da origen a este marcartismo provinciano y trasnochado que muestra la mayoría de nuestros medios.