El juicio al ex dictador iraquí Sadam Hussein acaparó la atención de los grandes medios de información, y el resultado del referendum sobre la nueva Constitución pasó a su inusual segundo o tercer plano.

El domingo, cuando aún no había concluída la votación, las autoridades iraquíes, y los medios de comunicación internacionales, pronosticaban una aplastante victoria del SI a la nueva Constitución iraquí, después que algunos sectores sunitas habían llegado a un acuerdo de última hora para respaldar el texto. El resultado fue destacado por la secretaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos como un triunfo en el proceso democrático, y en la prensa norteamericana como una ratificación de la política del presidente Bush para democratizar el Medio Oriente.

De la misma manera, el gobierno británico se apresuró a destacar el posible resultado como la confirmación de que la invasión a Irak estuvo justificada.

Sin embargo, el pasado lunes, cuando se debían divulgar los primeros resultados del referendum, comenzaron a llegar las primeras denuncias de anomalías, que muchos calificaron directamente de fraude. Los resultados a favor del SI con más del 90 por ciento de los votos en algunas zonas, sembraron la sospecha y provocaron la denuncia de irregularidades.

Otras denuncias destacan que el algunos districtos electorales, se registraron más votos que los habilitados para votar, y sospechosamente, en las zonas de mayoría sunita, donde se esperaba un fuerte rechazo a la Constitución, la aceptación era mayor de lo esperada.

Al parecer, la democracia de Bush estaba cosechando en Irak los mismos resultados de 90% de apoyo- que los logrados por el ex presidente Hussein cada vez que realizaba elecciones, una el año antes de la invasión.
La posibilidad de que la aprobación de la nueva Constitución termine a largo plazo con la violencia es por ahora sólo una ilusión y para muchos analistas, hasta podrá ser la fuente de nuevos conflictos y hasta de la division territorial del país.

La única concepción a la minoría sunita incluída en este proceso, fue la posibilidad de rechazar la Constitución si en tres de las pronvincias, el NO alcanza un porcentaje superior a los dos tercios. A última hora se debatía si era dos tercios de votos emitidos o de los habilitados para votar.

Este proyecto constitucional, presenta algunos riesgos para el futuro iraquí. La posibilidad de que los kurdos del norte y chiítas del sur opten por un sistema federal y de autonomía, es interpretada como un riesgo para la futura división del país.

Este panorama de posibilidades dejaría a la comunidad sunita territorialmente atrapada en el centro del país, con acceso a los ingresos de las explotaciones petroleras ahora existentes, pero sin derecho a las rentas de las instalaciones que se construyan en el futuro en el norte y sur de Irak.
La nueva Constitución hace ilegal al partido Baas, el grupo político con el que el ex presidente iraquí Saddam Hussein gobernó el país.

La nueva Constitución dice que Irak es parte del mundo islámico, y que su población árabe es parte de la nación árabe, palabras que, al parecer, son una deferencia hacia las comunidades no árabes de Irak, como los kurdos.

Tanto los sunitas como los chiitas querían que el documento expresara que Irak completo es parte del mundo árabe.

La nueva Carta Magna dice que el Islam será la fuente básica de la legislación, pero equilibra esa afirmación con un artículo que garantiza que ninguna ley puede contradecir los principios de la democracia.
En definitiva, deja abierta a la interpretación muchas cuestiones fundamentales que hacen a la unidad de una nación o país.

Pero quizás más grave que estos peligros futuros, y tan grave como la violencia que sacude día a día el país, es aceptar el proceso constitucional basado en el fraude.

Ningún proceso democrático en serio puede nacer del fraude, un fraude avalado por las armas de un ejército de ocupación que el mismo día de la votación bomrbadeaba y asesinaba a 70 civiles que confundió con terroristas.

Pero, no es para nada de extrañar que se intente imponer una Constitución a Irak por el fraude, el presidente de Estados Unidos no fue electo precisamente en forma muy limpia y transparente.