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La agonía de la Unión Europea |
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Escribe Cándido Nacida como una elite al servicio de las transnacionales que dominan el mundo, la utilización de un lenguaje humanista, falsamente democrático, y de apelación a valores humanos que simplemente son incompatibles con el modelo neoliberal, nada parece detener su imparable y triste caída. Es de lamentar que haya ocurrido así porque una unión verdadera, basada en principios de solidaridad, es decir de resolver conjuntamente los gravísimos problemas sociales y ecológicos que están poniendo en peligro la supervivencia de los habitantes de la Casa Común, hubiera podido jugar un invalorable rol de contrapeso, (no de confrontación, ni "antiamericano" como suelen decir los columnistas de la reacción) a un imperio decadente copado por una elite de fanáticos corruptos que se creyeron "tocados por la mano de Dios" para ordenar el mundo a su semejanza. No hace falta más que mirar el estado de ese mundo para darse cuenta, si es que el fanatismo ha dejado algún vestigio de capacidad crítica, a qué nos ha conducido ese propósito. El análisis del vaciamiento de la democracia producido en Europa en las décadas más recientes, con repercusión negativa en el resto del mundo occidental, no cabe en los límites de estas líneas. Pero baste recordar sucesivas encuestas internacionales en las que los ciudadanos afirman sentirse decepcionados de la democracia tal como se entiende y funciona, y la expresada convicción de que no sienten representados por los gobiernos elegidos en las urnas. Esta convicción esta corroborada sin ambiguedad por las cifras de votantes en las elecciones. En la "gran democracia del Norte" apenas llega al 50%, y en la joven "democracia" polaca "liberada del comunismo", que votó la semana pasada alcanzó al 40%. La corrupción consustancial a una economía donde el mercado es el bien supremo, (que puede ocasionalmente producirse en una economía planificada) ha sido uno de los factores que han decepcionado a los ciudadanos. En algunos países de América latina, la derrota, presumiblemente definitiva, de las viejas oligarquías representadas por los partidos tradicionales, ocurrida en estos últimos años en varios países de la región, corroboran ese proceso. La Unión Europea enganchó su política exterior al carro imperial en su "cruzada contra el terrorismo". Ya sabemos a lo que condujo, entre otras cosas, al horror de Guantánamo, a las torturas en las cárceles de Irak y Afganistán, sobre las que la Unión Europea, ni los medios "democráticos" hayan pronunciado una categórica condena. En su lugar, además de estar (los representantes de la política exterior de la UE) sirviendo de "celestina" para los intereses imperiales, en Afganistán, en Irán, en Cuba , en Oriente Medio, están preparando "leyes antiterroristas" todavía más duras que las ya existentes, que convierten a Orwell, Aldous Huxley y otros profetas de "mundos felices" bajo la mirada del Gran Hermano, en meros aprendices. Ni siquiera el Katrina y su sucesor Rita han "despabilado" a los "líderes" de la UE. En lugar de estar preparando en serio fuerzas especializadas para afrontar inundaciones, terremotos, huracanes, previsibles colapsos de los sistemas energéticos (en manos privadas of course, ) situaciones de caos social (que ya existen), como las producidas en el sur de Estados Unidos, se reúnen para intentar controlar la correspondencia privada de los ciudadanos y para, indirectamente fomentar el antiislamismo suicida que transmiten los medios. No hay que ser un pesimista "genético" para pronosticar que una catástrofe "natural" de dimensiones parecidas a la ocurrida en Estados Unidos, está a la vuelta de la esquina aquí en Europa. Cuando ello suceda la UE estará discutiendo una "normativa" para decidir sobre el tamaño de las naranjas que deben producirse o eliminando, bajo presión y/o "comisión" de los lobbys, los controles sobre los 30.000 productos químicos que las transnacionales de esa industria introducen en nuestra vida cotidiana.Tal vez sea ese el final de la UE. |
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