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Katrina y los "perros guardianes" |
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Escribe Cándido En los primeros días de la mayor tragedia de nuestro tiempo, más que por el enorme número de víctimas mortales, por haber ocurrido en la que presume ser la más poderosa potencia del planeta con autoasumida pretensión de ser rectora universal, los "formadores de opinión" prefirieron escribir "del cielo y de las estrellas" según reza la copla de Atahualpa Yupanqui, antes que del horror desatado en el imperio y mucho menos de su trasfondo y sus causas. Los aniversarios de la "revolución" de Lech Walesa, que culminó en la corrupta neoliberal Polonia de hoy y la conmemoración de la masacre perpetrada por los independentistas chechenos en una escuela de la ciudad rusa de Beslán, enfatizando las culpas del gobierno de Putín, intentaron inútilmente desplazar el interés de análisis sobre las causas de la tragedia, y la parálisis del que gustan calificar (esos medios) como "el hombre más poderoso de la tierra". Un personaje del que no valdría la pena ocuparse sino fuera que, por uno de esos designios de la industria petrolera y el complejo militar-industrial, ha sido llevado, fradulentamente a la presidencia de la potencia con mayor poder destructivo de la historia. Patética figura que daría motivo a divertidas historias de humor si no fuera por el terror que ha sembrado y que puede sembrar aconsejado por una pandilla de fanáticos corruptos. Una sensación de irrealidad despierta en cualquier espectador, verlo balbucear estupideces en sus "discursos", con actitudes de "guapo de taberna" con la que busca disimular, inútilmente, su esencial incapacidad y cobardía. Un testimonio más de la rápida decadencia de una nación. Pero en realidad el personaje, que podría serlo de un futuro film que llevara por título El gran idiota en alusión al Gran dictador, que ridiculizara a Hitler, no interesa. La historia, que no lo absolverá, lo pondrá en su lugar. Lo que ha quedado al desnudo, detrás de la fachada hollywoodense, con que se acostumbra a "vender" el "estilo de vida americano" ha sido un sistema perverso, que ha conducido a una sociedad deshumanizada, sin ningún lazo de cohesión solidaria salvo el que nace espontáneo entre los más desfavorecidos. Un sistema de una profunda injusticia social, una miseria que es el peor atropello a la condición humana. Que explica en gran medida el terror, como un castigo agregado, sufrido por las víctimas en los días de infernal espera de los auxilios necesarios. Es el resultado de las "revoluciones" de Reagan, Thatcher, los Bush que tanto fervor despiertan en los servidores mediáticos y en intelectuales del tipo de Fukuyama y Vargas Llosa. Es ese modelo de sociedad que ha colapsado en Nueva Orleans, y que la mayoría de los corresponsales destacados en el lugar trasmitieron con fidelidad. Un testimonio que no se destruye acusando a los izquierdistas "antiamericanos" de querer sacar partido de la tragedia. Las conclusiones surgen de los hechos y no de una especulación política. Y dejan "colgados del pincel" a los vasallos intelectuales del capitalismo. Otra tragedia de larga duración comienza ahora. De consecuencias imprevisibles. |
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