inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 02-Sept-2005

Venezuela y la deuda social

 

Según advierte el gobierno de Estados Unidos son Chávez y Fidel Castro quienes desestabilizan la situación política en los países latinoamericanos y no la pobreza.

Desde la óptica de los ricos destinar recursos económicos para combatir la pobreza y además impulsar una participación ciudadana en esa lucha es peligroso, tanto como enseñarle a escribir y leer a la gente o atender gratuitamente la salud es subversivo y desestabilizador.

Bajo esa óptica nada es posible. Pese a todo en Venezuela la mayoría cree que sí es posible revertir los rezagos sociales acumulados durante los gobiernos anteriores, que usaron la principal riqueza del país, el petróleo, para crear una oligarquía infinitamente rica a costa de la mayoría. Sólo este aspecto, podrían tenerlo en cuenta quienes ven con reticencias el proceso encabezado por el presidente Chávez, aunque de por sí solamente la experiencia latinoamericana nos ha enseñado que cuando a las administraciones norteamericanas no les gusta un gobierno hacen lo imposible por derrocarlo.

En Venezuela con 30 millones de habitantes, las diferencias sociales han sido profundas y todavía persisten. En 1987, según cifras oficiales había un 17% de pobreza. Pero en 1990 esa cifra se había multiplicado: un 60% eran pobres y un 18% estaban en la pobreza extrema.
Cuando Chávez asume el poder, el gobierno define una política social dirigida a ese casi 80% de población, que además no contaba para ese "democracia en la que los partidos gobernantes ya ni se interesaban en que votaran.

Dos elementos que salvo en Cuba no se encuentran en el resto de América Latina distinguen al proceso bolivariano de Venezuela: la puesta en marcha de urgentes planes educativos, médicos, alimentarios, habitacionales y de ocupación, que ya han obtenido un gran impacto social entre los más pobres. Y en segundo lugar, más complejo aún, lograr la participación de los excluídos en una verdadera democracia social.

Para la oposición, que tantos poderosos aliados tiene en el exterior, este aspecto es peligroso. La nueva Constitución venezolana plebiscitada y aprobada por una inmensa mayoría, exige de cada individuo una participación activa a través de los Consejos Locales de Planificación para que elija a quienes deben impulsar las decisiones en materia presupuestaria y ejecución de planes concretos. Es decir reducir las inicuidades sociales rápidamente.

Claro, se puede argumentar con una cierta cuota de cinismo que "los venezolanos tienen petróleo que hoy vale mucho y así es fácil la cosa&" Sin embargo una y otra vez podemos volver a lo político, a una voluntad política de que se debe y se puede empezar hoy mismo.

Y en eso Venezuela, cuatro décadas después que Cuba, está dando ejemplo en América Latina para disgusto de Bush, Rumsfeld y Condoleezza Rice. La "Misión Barrio Adentro" con ayuda de médicos cubanos dio asistencia primaria de salud a más de 15 millones de personas, la mitad de la población del país. La "Misión Robinson" alfabetizó a millones de venezolanos y continúa sus trabajo para lograr que la gente concluya la enseñanza primaria. La "Misión Ribas" promueve la continuación de los estudios hasta culminar el bachillerato.

Además, la "Misión Sucre" incentiva para que más gente pueda entrar en el sistema educativo universitario. La "Misión Mercal" con almacenes surtidos en todo el país, se encarga no sólo de atender la alimentación escolar sino que provée de comida a los más pobres, al tiempo que reactiva la producción del mercado nacional. Los antiguos gobernantes, con los resultados de la renta del petróleo, se permitieron dejar que Venezuela pasara a importar el 99% de lo que se come, importando fundamentalmente de Estados Unidos productos que bien se podían producir en el país. Por eso hoy Venezuela desarrolla su propia agroindustria, mediante una red de cooperativas y consorcios semi estatales de producción.

Ya en 1936, Venezuela abandonó la producción agrícola porque Estados Unidos y su aliada la oligarquía decidió que con las ganancias de petróleo era más barato importar alimentos que producirlos en el país. Ahora Venezuela sabe que el petróleo no es eterno y que sus hijos tendrán que tener otras alternativas para la propia sobrevivencia y desarrollo en el futuro.

Mientras tanto en Europa se sigue aplaudiendo "el retorno a la democracia en América Latina luego de las dictaduras militares", porque continúan los buenos negocios que muchas veces se rubricaron bajo dictaduras y los posteriores gobiernos neoliberales, al tiempo que a nadie se le mueva un pelo de que esas "nuevas democracias" hagan poco con la deuda social acumulada.

Si no les moviera una ceguera mercantilista y seguidista de lo que manda Washington, podrían darse cuenta de que la verdadera estabilidad latinoamericana viene de "locos" como Chávez y Fidel, que sí han visto que esa inmensa deuda social es la fuente más subversiva y desestabilizadora existente.



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