inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 19-Agosto-2005

La retirada de Gaza
Una dosis de formol de Sharon

 

La opinión pública está confundida estos días, porque todos los medios de comunicación han seguido minuto a minuto la retirada de los colonos israelíes con todos sus bártulos de la franja de Gaza. Algo que no se puede entender fácilmente, dado que el ex general y hoy primer ministro de Israel, Ariel Sharon, tiene en su legajo personal el mérito de haber apoyado fervientemente y dado incluso protección -primero como jefe del Ejército y luego como mandatario- a los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.

Lo que los medios han destacado más es el revuelo que se ha armado con los sectores más recalcitrantes del neocolonialismo sionista, que se resisten a la orden de quien ha sido hasta hace muy poco uno de sus principales apoyos.

¿Cómo se explica esta jugada política del primer ministro? La primera dificultad que se encuentra leyendo diferentes análisis de los que siguen de cerca la situación en esa región y la evolución del conflicto palestino-israelí, es que las explicaciones son muy variadas y por otro lado de que todas probablemente tengan parte de la verdad.

Hay muchos que atribuyen esta decisión de Sharon -para algunos resuelta casi en solitario- al propósito de tomar la iniciativa con una medida que por un lado frene otros compromisos más serios de la comunidad internacional en torno a una paz con los palestinos, incluso con la llamada "Hoja de ruta" de Estados Unidos. Al mismo tiempo, por la necesidad de aliviar la situación económica y militar del país, abandonando esta franja de ocupación bastante aislada en donde habitan 1,4 millones de palestinos y sólo unos 8.500 colonos israelíes y así concentrar todo el potencial político, militar y demográfico en el resto de los territorios ocupados.
Josh Ruebner, cofundador del grupo Judíos por la Paz en Palestina e Israel y coordinador de una campaña en Estados Unidos para poner fin a la ocupación israelí, que en principio ve positiva la "desconexión" de Gaza , advierte sin embargo que ésta: "No conducirá a la paz, mucho menos a una paz justa y duradera. La desconexión de Gaza plantea dudas muy preocupantes, principalmente si la Franja de Gaza quedará sitiada o no después del repliegue. Porque en realidad los israelíes mantendrán pleno control de ese territorio por tierra, aire y mar, que es exactamente lo que Condoleezza Rice dijo que Israel podría hacer. De hecho la retirada podría convertir a Gaza en la mayor prisión del mundo a cielo abierto".

Por el lado palestino, los más radicales ven que con esta jugada Sharon se toma más tierras en Cisjordania región de la disputada Jerusalén, y donde el muro de más de 600 kilómetros de largo ya se está tragando más espacio palestino y creando una frontera impenetrable y de separación casi definitiva entre ambos pueblos. Muro que como se sabe fue declarada ilegal su construcción por la Corte Internacional de Justicia de La Haya en julio de 2004, la que instó a Israel a devolver tierras y propiedades a los palestinos damnificados, sin que hasta ahora a Sharon se le haya movido un pelo. Tampoco que haya detenido su construcción, porque cuando todos los ojos están puestos en lo que sucede en Gaza el gabinete israelí aprobó continuar las obras en la valla de Jerusalén oriental.

Entonces por ningún lado se sostiene la tesis más bombardeada por los grandes medios, de que este paso de Sharon "es una contribución a la paz en Medio Oriente". Para muestra basta un botón, lo que declaró a la prensa Dov Weisglass uno de sus asesores más cercanos: "El objetivo de lo que hemos hecho, es congelar el proceso de negociación, impedir la creación de un Estado palestino y la discusión del tema de los refugiados. La desconexión comporta una dosis de formol suficiente y necesaria para que no haya acuerdos con los palestinos".



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