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Elizabeth Figueroa, tango desde Chile |
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Casi se le podría confundir por su parecido físico con la popular novelista Isabel Allende, pero por lo que conoce la escritora chilena no canta tangos, sí lo hace y muy bien su compatriota Elizabeth Figueroa quien acaba de realizar por primera vez en Suecia, varias presentaciones acompañada de la Orquesta Típica Artango de Malmö. Dotada de una natural musicalidad en su forma de decir, el canto de Elizabeth no es posible relacionarlo directamente con alguno de los estilos particulares de las grandes intérpretes del tango, quizá porque lo suyo se asemeja más a una forma de cantar al estilo de los años 40. A ello contribuye seguramente los temas que elige con marcada preferencia por autores como Homero Manzi, José María Contursi, Mariano Mores y Homero Expósito y a los arreglos orquestales de tipo tradicional. Elude Elizabeth en la elección de su repertorio temas de corte humorístico o reos, parece preferir en cambio aquellos de contenido más poético y sentimental, los que según ella le dicen algo. Pero así mismo canta por ejemplo composiciones de autores más cercanos en el tiempo: Eladia Blázquez (Sin piel, Contame una historia); de Cacho Castaña (Café La Humedad); de Jorge Dragone (Aprendí contigo). Tango desde Chile Elizabeth Figueroa nace en Santiago de Chile y crece en una familia de artistas: cantantes, bailarines y músicos de quienes aprende a cantar boleros y música latinoamericana. A los 13 años, comienza a bailar profesionalmente, destacándose durante diez años como primera bailarina del ballet Fantasía conocido grupo folklórico de la época que dirige su hermano Roberto, al mismo tiempo que comienza a incursionar en el canto. Actualmente ella reside parte del año en Estados Unidos y parte en Santiago desde donde se desplaza a Buenos Aires, lugar donde desarrolla su vida artística y participa de su mundo cultural especialmente del tango en el que bulle la ciudad. En una de las giras a Europa con el Ballet Fantasía, Elizabeth decide establecerse en Italia, en la ciudad de Sorrento donde con su esposo hoy desaparecido, abren el Ristorante Valparaíso presentando ella cada noche viejas canciones napolitanas y un abanico de temas internacionales de la música popular. De vuelta a Chile, en 1993 comienza a bailar el tango. Sin embargo, cómo la música forma parte de su ser, los temas del tango con su elocuente letra la apasionan al punto que esta atracción deviene en estudios y ensayos que culminaron en varios recitales hasta llegar a grabar su primer CD, denominado Nostalgias de arrabal grabado con sexteto en Santiago el año 2000 bajo la dirección musical del maestro Raúl Vargas. Elizabeth Figueroa se convence de que para lograr el máximo de excelencia en su interpretación es imprescindible empaparse, no sólo de la música, sino de sus costumbres, vocabulario, actitudes, lugares emblemáticos, en suma de su gente y por ello decide establecerse el 2003 en el epicentro del tango, la ciudad de Buenos Aires. En esa capital en 2003, grabó el CD Elizabeth Figueroa canta en Buenos Aires con la orquesta, arreglos y dirección del maestro Jorge Dragone, el cual fue presentado en La Trastienda, un lugar obligado de artistas y tangueros. Comenzó así una serie de actuaciones en los mejores escenarios de esa ciudad y fue nominada al prestigioso premio Carlos Gardel 2004. En marzo pasado Elizabeth Figueroa fue invitada para participar en la VI Cumbre Mundial de Tango de Sevilla, compartiendo escenario con grandes figuras del tango y su historia, entre otros con Horacio Ferrer, Rubén Juárez, Miguel Zotto y Juan Carlos Copes. Allí en Sevilla conoce a los integrantes de Artango, la orquesta típica malmoense también presente en esta Cumbre del Tango. Es esta formación que dirige el guitarrista argentino Juanjo Passo, quien la invita a viajar a Suecia y realizar con la orquesta estas presentaciones en Estocolmo, Malmö y otras ciudades. A fin de año grabará su tercer disco, esta vez con la dirección musical del maestro Marcelo Raigal, pianista argentino de reconocida trayectoria radicado en Madrid. Desde hace más de 50 años existen en Santiago, Valparaíso, como también en otras ciudades del país peñas tangueras con un público devoto del género rioplatense desde los tiempos en que los grandes intérpretes y orquestas llegaron con el auge económico y social hasta el norte salitrero o se afincaron en la ciudad porteña y en la capital. Existen hoy en Chile más de una decena de bandoneonistas que aprendieron de aquellos músicos argentinos que se quedaron a vivir allí. Junto a estas peñas en los últimos años han aparecido otros locales, como es el caso de la milonga El Cachafaz en Providencia donde se dan cita bailarines y músicos, sitio donde Elizabeth Figueroa actúa frecuentemente cuando está en Santiago. Cuando tuvimos la oportunidad de escucharla en dos de sus actuaciones de Malmö acompañada por la orquesta Tangarte (en el café Far i Hatten del Folkets Park y en Hedmanska gården de Lilla Torg) Elizabeth arrancó con una muy buena interpretación de Contáme una historia de Iaquinandi y Blázquez, pasando por clásicos tales como Cristal de Contursi y Mores, Naranjo en flor de Expósito, temas todos en que ella y la orquesta acompañante lograron en esa ocasión un buen ajuste que el público supo valorar y agradecer con grandes aplausos. /P.V. |
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