inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 11-Mayo-2005

Suecia y el fin del principio de soberanía

 

En septiembre próximo se darán cita en Nueva York los mandatarios de los países miembros de la ONU, para discutir el polémico proyecto de reforma del máximo órgano internacional propuesto por el secretario general Kofi Annan, a partir de la convicción de que el derecho internacional ya no garantiza nada.

La reforma propuesta por Annan atiende a un supuesto mejoramiento del funcionamiento de la ONU, puesto en tela de juicio a partir de la instauración de la unipolaridad impuesta por Estados Unidos y sus aliados en las relaciones internacionales. En general la comunidad internacional coincide en que la ONU debe ser reformada, pero las ideas al respecto de Estados Unidos no coinciden con las de la mayoría de las naciones miembros. Por lo tanto es seguro que en la reunión de septiembre las visiones no serán coincidentes.

Uno de los puntos más peligrosos para la convivencia internacional es el referido al principio de soberanía de las naciones, al establecerse en la propuesta de Kofi Annan un nuevo precepto denominado como La obligación de proteger. La ONU constituída originalmente a partir de los estados naciones (soberanos y autodeterminados) abre la posibilidad de que unos intervengan a otros violando la soberanía nacional. Al mismo tiempo, se establece que organizaciones regionales como la Unión Europea o la OEA, puedan decidir intervenciones en algún estado miembro sin tener que consultar al Consejo de Seguridad, con el argumento de que la pasividad no debe ser un impedimento para decidir una intervención humanitaria.

Hasta el momento, para una importante mayoría de países del Tercer Mundo esta propuesta es indigerible.Mientras que el gobierno sueco ha anunciado ya que la respalda, Göran Lysén experto sueco en derecho internacional, advierte que Este es el comienzo de un peligroso desarrollo.

La actual posición de Suecia en este importante tema no es ocasional, sino que es resultado de un proceso en marcha que la ha hecho ir abandonando progresivamente la tradicional política de no intervención y no alineación. De hecho para el gobierno de Göran Persson, el principio de soberanía dejó de ser sagrado, cuando en los últimos años ha apoyado las intervenciones militares impuestas por Estados Unidos a la comunidad internacional.

-En la primavera de 1999 Suecia apoyó los bombardeos de la OTAN en Kosovo, a pesar de no haber un mandato de la ONU. Entonces Anna Lindh la desaparecida ministro de Exteriores, lo justificó aduciendo que ello era sólo una excepción que no implicaba escapar al control de la ONU.

En junio de 1999 la ministro fundamentó ante el Parlamento, que el principio fundamental que rige una intervención, es que debe contar siempre con el mandato de expreso de la ONU y lo relativizó cuando aseveró que podrían existir circunstancias que dado la urgencia se hicieran sin ese mandato. Pero ese tipo de excepciones son sólo hipotéticas y yo creo que es innecesario discurtirlas dijo Anna Lindh entonces.

-En 2002 Suecia vuelve a apoyar otra acción militar, el bombardeo de Afganistán por parte de Estados Unidos, y otra vez sin mandato de la ONU. El gobierno de Persson y su ministro argumentaron en esa ocasión que Estados Unidos, luego del ataque del 11 de septiembre, tenía derecho a la autodefensa según la Carta de la ONU.

Pero esta permisibilidad y volatilización del principio de soberanía en la actual política exterior sueca no sólo se ha manifestado hacia afuera, sino que se ha mostrado también dentro de fronteras. Como cuando con conocimiento y autorización de Anna Lindh (según lo demostró una acuciosa investigación periodística sin que fuera desmentida), un avión fletado por la CIA en una acción antiterrorista aterrizó en Estocolmo. Y efectivos de seguridad norteamericanos enmascarados se llevaron a dos ciudadanos egipcios que luego fueron torturados, a quienes Suecia les había concedido antes asilo político.

Muchos coinciden hoy en señalar que esta política era impensable en Suecia veinte años atrás, cuando en el mundo pobre se veía la política exterior sueca como ligada a la paz, a la soberanía y la autodeterminación, al desarrollo equitativo para las pequeñas naciones. Lejos a quedado esa historia prestigiosa, hoy por el contrario Suecia participa por ejemplo en la reconstrucción democrática en Irak o se calla frente a los desmanes de Israel contra el pueblo palestino. Mientras las empresas militares con patente sueca tienen hoy como principal comprador de armamentos a Estados Unidos.

Como decía el Quijote, Cosas vederes, Sancho, para curarlo en salud.



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