inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 22-Julo-2005

Las patas cortas de la mentira

 

escribe Cándido

Como era previsible el aprovechamiento de Tony Blair y sus socios europeos de la tragedia del 7-J para recuperar credibilidad política y lo que es peor, avanzar un paso más en el camino hacia el Estado policial, empieza a desmoronarse rápidamente. El principal argumento utilizado con esa finalidad, de que el atentado de Londres no tenía ninguna vinculación con la participación en la guerra de Irak ha sido categóricamente desmentido por prestigiosos e imparciales expertos de la Chatham House, del Reino Unido y otras organizaciones independientes. Antes, desde el momento en que se difundió la noticia, diversos analistas, descalificados por «antiamericanos» y desde ahora por «apoyar al terrorismo», habían llegado a la misma conclusión. Para lo cual, cabe agregar, no se necesita ningún certificado de experto. Sólo un poquito de sentido común que, como se suele repetir con razón es «el menos común de los sentidos». Y otro «pequeño» detalle para completar el cuadro de desastre. Los servicios de «inteligencia» habían bajado la guardia semanas antes del atentado, porque no había riesgos de que se produjeran. Además de mentirosos, ineptos, como sus compinches de la CIA el FBI, etc.

La politica «antiterrorista» de Bush y Blair, la prédica de los colaboracionistas mediáticos, han quedado seriamente dañados después del 7-J. La mercancía que ambos vendieron a sus propios pueblos y a los dirigentes de la Unión Europea, de que el «terrorismo» es obra de un grupo de fanáticos que golpea indiscriminadamente al mundo occidental para «destruir nuestros valores y principios democráticos» no se sostiene.

En primer lugar el atentado del 11-S en Estados Unidos, fue, si los hechos conocidos responden a la realidad, una réplica al terrorismo que Estados Unidos ha venido aplicando en diversas partes del mundo, directamente o utilizando gobiernos y servicios mercenarios de otros países, particularmente del Tercer Mundo. La lista que prueba esta afirmación es larga y todos la conocen aunque prefieran «mirar para otro lado», pero el apoyo incondicional a la ocupación y genocidio de los palestinos durante medio siglo, para mencionar un foco de tensión permanente todavía sin resolver, y un poco más atrás en el tiempo, el golpe en Iran contra Mossadeg, en complicidad con los socios británicos, Guatemala de Arbenz, Nicaragua y la «contra», Chile, Brasil, Argentina etc. etc. fue terrorismo puro y duro que no podía producir otra cosa que contra terrorismo.

Después llegó el 11-M en España como respuesta al servilismo de José M.Aznar que metió a España en la mentira utilizada para la invasión a Irak. Ahora el 7-J comprueba la evolución del proceso. Y ahora vendrá, hay pocos motivos para dudarlo, el golpe a Dinamarca, Italia o Australia, los cómplices principales de una guerra que desestabilizó el mundo y agregó a millones de irakíes un sufrimiento más al producido por Sadam Hussein, Bush el viejo y ahora este otro Bush, cuya sola presencia es una afrenta a su pueblo y a la humanidad. Además de un peligro. En vez de «instaurar la democracia» (apropiándose del petróleo iraquí), y establecer un control sobre toda la región, con el concurso de su socio Sharon, como era el sueño imperialista para afirmar su hegemonía mundial, la aventura ha entrado en la fase final de la catástrofe. Prendieron fuego al desierto, que en lugar de praderas tiene petróleo y ahora no saben como apagar el fuego. Por eso los columnistas y profesores de seguridad del «mundo civilizado» apelan a la consigna de «Irak nos concierne a todos». Puede que sea así, pero no de la misma manera. Y los columnistas, que olfatean la catástrofe, están poseídos por el pánico y culpan a los «intelectuales de izquierda» de sabotear la «lucha contra el terrorismo». Aznar, el socio menor de la reunión de las Azores, marchó rápidamente hacia el basurero de la historia. Blair tiene «labia» para defenderse mejor, pero su futuro es incierto. Bush es indefendible y sólo necesita un empujoncito. Que quizás esté germinando entre su pueblo, cuando las mentiras no puedan enmascarar más la realidad. Algo que ya está ocurriendo.



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