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Reflexiones en un día de lluvia |
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escribe José -Pepe- Alanís No se debe idealizar a nada ni a nadie nos decían. Es más, algunas personas siguen sosteniéndolo. Personalmente me ocurre de que cuando pienso en ciertos hombres y mujeres, no puedo menos que idealizarles por su trayectoria, por su ejemplo y más de una vez por su enseñanza. Me ocurre por ejemplo idealizar a Artigas y todo su ideario, lo mismo me acontece con Martí, con Bolívar, con José Gabriel Condorcanqui y Micaela Bastidas, con Sandino de botas y sombrero, con Marylin Monroe y James Dean, con Lorca y León Felipe, con el Ché, con Cienfuegos, y con Raúl Sendic... tan a menudo me ocurre, que la necesidad de idealizarlos es mi manera de reconocerlos, de tenerlos presentes y de amarlos. Además, siendo yo un idealista empedernido, viviré idealizando metáforas y hombres, mujeres como alondras, niños que aún no he visto correteando en la vida, y esta lluvia que llueve pertinaz, inspirante, y este gris en la tarde que se aleja entre airadas gaviotas y oscurecidos árboles. Cuando éramos jóvenes militantes, decían que debíamos endurecernos, y aunque personalmente entendía de que la posible dureza en mí, nadie sino yo podría marcarla;continué siendo un blando romántico y sonriente, que se enojaba de pronto hasta la pelea, por defender una buena posición... claro de que, después de leer a Guevara y admirarlo, me quedó más que claro todo aquello de: endurecerse sin perder para nada la ternura. ...y esta lluvia además, que toca de puntillas en la pequeña ventana de la casa. No admiro ni idealizo a Woody Allen, ni a Almodóvar ni a otros tantos que me resultan falsos, snobs y afectadísimos...! Entonces me endurezco hasta las rabias locas y fundamento lo que sostengo... y despotrico. ...si no deja pronto de llover, seguiré reflexionando hasta convertirme en un serio peligro. En el exilio he llegado a idealizar la poesía, la plástica y el ejercicio teatral... jamás pude idealizar la falsa uruguayéz lánguida y decadente de aquellos perisféricos de la vida, los cuales pretendieron ser los protagonistas de las eternas nieves, los cuales todavía sueñan con puestos directivos entre pálidos papeles burocráticos y envejecidas bocas que babean, los cuales en el fondo, solo son, los desgastados fantasmas de la diáspora inútil por la cual se trasladan... ...y esta lluvia que refresca mi rostro, porque he salido afuera y ya regreso y secaré mis manos y mi cuerpo, y seguiré entre idealismos, idealizaciones, y/o ideales reflexiones... Ah! cuánto y cómo, idealizo y anhelo la frescura mujer, la belleza temprana y más joven aún cuando sonríe, y cuánto venero la belleza- vejez de las mujeres que siguen siendo hermosas y humanísimas... ay! y cuánto detesto el paso de los años que lograron destruir los rostros femeninos de otros días, convirtiendo a las jóvenes de mi tiempo en brujas destructivas montadas en escobas malolientes... ...alguien grita de una manera lastimera debajo de la lluvia... y pienso que es el viento que desaprueba mis agrias reflexiones... |
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