Sara Lidman, una de las más destacadas novelistas suecas falleció la pasada semana a los 80 años de edad, en una clínica de Umeå.

Sus libros enraizados en la dura existencia de las gentes del norte del país, donde ella vivió toda su vida, contienen al mismo tiempo una visión humanista universal fruto del claro y consecuente compromiso de la escritora con las luchas contra el imperialismo norteamericano y el apartheid, entre otras muchas causas populares con las que solidarizó. Recibió muchos premios y escribió 21 libros; sobre los mineros de Kiruna, pero también sobre Africa,Vietnam y el mundo. Novelas, pero también artículos periodísticos de debates y ensayos sobre temas sociales y políticos.

Junto con Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Noam Chomsky integró Sara Lidman, el Tribunal Russell que en 1967 condenó los crímenes de Estados Unidos contra los pueblos de Indochina. Sus comparecencias públicas fueron frecuentes, como como en 1984 que tempranamente quizo ella advertir sobre quienes eran el verdadero poder en el mundo, manifestando su protesta fuera del Grand Hotel de Saltsjöbaden donde estaba reunida la elite económica y política mundial convocada por el influyente grupo Bilderberg, cuando por entonces poco se hablaba aun sobre el neoliberalismo. Ahí adentro está reunida una junta integrada por los hombres más ricos de nuestro tiempo, como si fuera una fuerza de ocupación en su cuartel general. Discuten y se consultan sobre la guerra contra el Tercer Mundo, de cómo van a coordinar el hambreamiento tercermundista. ¿Puede Suecia dar algún consejo, como uno de los doce países más ricos del mundo?, dijo Sara Lidman frente a una pequeña cantidad de personas que se habían congregado allí en las afueras de Estocolmo.

Su primera novela Tjärdalen tiene como motivo su propio pueblito norteño Missenträsk donde había nacido en 1923 y vivió durante casi toda su vida, pero también otras obras que le siguieron a ésta, donde Lidman introduce el uso del dialecto local en un siempre vital y directo estilo literario.

De su padre heredó Sara el gusto por la palabra y por la narrativa, (para ella él mismo fue un atractivo personaje, lleno de luces y de sombras).

Estudió en Piteå y terminó graduándose por correspondencia en medio de privaciones económicas y frecuentes internaciones por motivos de salud, entre ellos la tuberculosis que le afectó gravemente.

En 1953 luego de haber sido sus textos a menudos rechazados, finalmente debuta con su novela Tjärdalen que se transforma en un éxito de ventas, le sigue dos años después Hjortronlandet otra obra, que ya la consagran en la preferencia de los lectores a nivel nacional.

En 1960 viaja a Sudáfrica y mantiene una relación con Peter Nthite, un hombre negro. Por violar la ley racial del apartheid que prohibía y penalizaba las relaciones entre blancos y negros, Sara Lidman va a juicio. Pero los jueces racistas no contaban con el hecho de que el caso de esta joven escritora sueca tendría complicaciones y sería una publicidad negativa para el régimen: Estoy llena de asco por beneficioso tratamiento que me han dado. Mi conciencia sufre porque se me ha permitido quedar libre sólo porque por casualidad soy una conocida escritora sueca, declaró al ser liberada poniendo en apuros a los diplomáticos suecos en Sudáfrica quie no deseaban ningún escándalo. Un año después en 1961 publica Jag och min son una novela que le abre los ojos a los suecos sobre las barbaries del régimen racista en Sudáfrica. Med fem diamanter dedicado a Kenia aparece en1964.

Samtal i Hanoi aparece en 1966, reuniendo una serie de entrevistas que ya muestran a la escritora tomando claramente partido en favor de los vietnamitas y condenando la intervención militar norteamericana en el sudeste asiático.

Poco tiempo antes de que estalle la huelga de los mineros en Kiruna, publica Gruva (1968) un libro de crónicas sobre las condiciones de vidas y anhelos de los trabajadores en esa región de los grandes yacimientos minerales de Suecia. Y además durante todo ese período hasta la victoria definitiva del pueblo vietnamita, Sara Lidman recorre todo el país participando en actos y manifestaciones solidarias.

Después vinieron muchas novelas más, libros reuniendo artículos y por último el año pasado apareció Kropp och skäll un volumen reuniendo muchos de sus textos políticos, sociales y literarios.

En los últimos años de su vida Sara Lidman fue saludada como una gran figura de la literatura sueca contemporánea, al tiempo que se trató de ocultar por parte de los grandes medios su aporte también como escritora en el terreno social y político. Porque como señaló Svante Lidén en una nota publicada el pasado 18 de junio en Aftonbladet, Sara Lidman nunca abandonó la barricada. /P.V.