escribe Eduardo Andrade Bone
El trovador chileno Patricio Anabalón junto al cubano Vicente Feliú, estuvieron recientemente de visita en Suecia, donde llegaron con sus cantos y poesía. La vieja y la nueva trova, la de ayer y la de hoy, la de siempre.
Al calor de esta gira, tuvimos la oportunidad de charlar con unos de sus exponentes jóvenes, con un músico popular y poeta, pero esencialmente un trovador. Patricio Anabalón tiene editados ya dos libros de poesía y siete discos compactos. Este nuevo trovador nació en dictadura (1975), ha estudiado guitarra clásica, composición musical, historia del arte y apreciación musical. Ha compartido escenarios con destacados escritores, poetas y trovadores como Volodia Teitelboim, Raúl Zurita, Ismael Serrano, Amaury Pérez, Alejandro Filio y muchos otros.
Anabalón es miembro de la Sociedad de Derecho de Autor (SCD) y la Sociedad de Escritores de Chile (SECH). El joven trovador chileno es uno de los genuinos representantes de la trova, pero también del canto popular en toda su expresión. Curtido en dictadura y en la democracia de los corruptos que ha generado la legalidad del régimen militar. Después de su concierto en Malmö tuvimos la oportunidad de compartir algunos minutos.
¿Patricio cuál es la mejor definición que haces de tú estilo musical: cantor popular, juglar, trovador o poeta?
Bueno por mi trabajo musical, mi trabajo artístico, yo me definiría como trovador, puesto que el trovador originalmente es un artista que conjuga la poesía con la música y desde niño me ha llamado la atención esa simbiosis. Esa mezcla del poeta que canta, del bardo que acompaña con música sus poemas para expresarlos.
En tú creación musical sueles recurrir a textos de destacados poetas chilenos y también extranjeros. ¿A qué se debe esta motivación?
En mi trabajo he tratado de hacer canciones que me pertenecen en letra y música, y también creaciones que están basadas en textos de poetas. Está motivación la tengo desde el principio. Así he descubierto un sinnúmero de poetas chilenos en primera instancia, que lamentablemente están en el olvido en Chile. Me refiero particularmente a un grupo de poetas llamados de La Mandrágora, que surgió en el año 1938, donde estaba Jorge Cáceres, Teófilo Cid y Braulio Arenas. Ellos fueron poetas muy vanguardistas para aquella época. Y comencé a musicalizarlos justamente para darlos a conocer en los medios estudiantiles en donde realizábamos actividades artísticas. De esta forma luego, comencé a musicalizar a otros poetas, algunos surrealistas franceses. Así es como me voy acercando a la poesía y con el tiempo he ido trabajando una cantidad considerable. Tengo a más de cien poetas musicalizados, además de los extranjeros. He podido incluso realizar trabajos con algunos de ellos, como el caso de Manuel Silva Acevedo, Miguel Arreche, Gonzalo Rojas...
¿Cómo se va produciendo esta mezcla entre poesía y canto?
Surge primero por el interés de darlos a conocer. Creo que la música es un excelente medio para poder dar a conocer la poesía. Esta es una tradición muy antigua en nuestro cancionero chileno y latinoamericano. Por ejemplo el trabajo que realizaban Eduardo Faliú y Jaime Dávalos. Lo que hizo Atahualpa Yupanqui en donde además de sus propia creaciones habían otros poetas presentes. Lo hecho por creadores más cercanos, quizás como Paco Ibáñez, como Daniel Viglietti, que también siempre han estado conjugando la poesía con su música. Este ha sido un referente fundamental para mí. Entonces conjugo la poesía que me interesa musicalizar, acercándome a ella con mucho respeto y con mucha pasión también, tratando de comprender no solamente el poema como tal, sino también la atmósfera del texto y la vida del poeta, para crear una música que aporte al poema y que no lo destruya.
De todos los poetas olvidados que tú has señalado, hay uno en particular que pareciera que te atrae más, Vicente Huidobro. ¿Por qué?
Si, Vicente Huidobro es un poeta que me atrae mucho, y a quien admiro profundamente y que creo que aún es un creador muy olvidado en Chile. Me parece que no se le ha dado el valor que merece su figura. Huidobro además de un gran poeta fue un tremendo vanguardista, un hombre que estuvo en la Guerra Civil española, que estuvo en la caída del nazismo en la II Guerra Mundial. Un hombre que fue en contra del sistema establecido de aquella época, que se arriesgó bastante y quizás por eso, fue también muy incomprendido. Su poesía se ha comenzado a entender con el tiempo, lo veo como un visionario. Huidobro como poeta, como persona me gusta mucho y lo admiro. Por eso hice un disco enteramente con su libro Poemas Árticos.
A Huidobro se lo criticó mucho por su procedencia social y por muchas de sus posturas poéticas y políticas. ¿Influye en tu trabajo el rescate de los valores más importante del poeta?
Es verdad, efectivamente fue criticado por su origen social, pero creo que en cierta medida todo lo que hizo en su vida, fue en contra de su procedencia social. Porque el podría haberse quedado como una persona acomodada, pero él renegó muchas veces de eso, incluso utilizó estos bienes para construir poesía. En este caso yo trato de rescatar la obra del poeta más que nada. Chile es un país de mucha crítica, de mucha destrucción sin sentido. A Gabriela Mistral se la criticaba, a Pablo Neruda, a Huidobro, a de Rocka se le ha criticado. Pienso que hay que rescatar los valores, el acto humano, y en especial personas como Huidobro que tuvieron actos sumamente valiosos y fueron consecuentes en ese plano de la creación poética.
A los trovadores populares siempre se los asocia con el canto urbano más que con otras expresiones musicales. ¿La Nueva Canción chilena, el Canto Nuevo latinoamericano , la Nueva Trova, serán para siempre trova?
Si yo creo que siempre va hacer la trova. Porque la trova proviene de los aedos griegos, que son los primeros poetas que se acompañaban de música varios siglos antes de la era cristiana. A finales del siglo XII Guillermo Aquitania, Conde de Poitiers, antes de partir a una cruzada a Jerusalén, utiliza el verbo citano trovad, que significa encontrar, para autodenominarse trovador y ahí surge el concepto de trovador como lo conocemos hoy en día. Esa conjunción, que es la que mencionaba anteriormente siempre me ha interesado, el poeta con la música. Y los referentes más cercanos que tengo yo en Chile, son Osvaldo Rodríguez de Valparaíso, un gran trovador, también olvidada su obra y su persona, es muy triste eso. Payo Grondona que también para mí es un gran creador, Eduardo Peralta también, son referentes importantes para mi trabajo creativo.
¿De los siete disco que has producido, cuál es el que te ha causado mayores satisfacciones, desde el punto de vista creativo?
Bueno, hay un disco que yo edité hace dos años con el sello Alerce que se titula Hojas de invierno que habla de la ciudad de Santiago, del carácter invernal de la ciudad, de esa atmósfera un poco oscura que tiene... Del Parque Forestal, de la humedad de la ciudad y la tristeza de su gente. Es un disco melancólico, trabajo que tuve la satisfacción de compartir con el Trío Guliani, que es un trío de cuerdas muy destacado en Chile, con Vicente Feliú. Y con Magdalena Matthey que también aportó su voz, ella es una de las voces más significativas de los últimos tiempos en la canción chilena. También con Cristian Gálvez, que es considerado uno de los mejores bajistas que hay en el mundo actualmente.
Se suele decir que el canto urbano, el canto con mensaje, con protesta, antisistémico, el del cuestionamiento al sistema social vigente, se ha venido trasladando hacia el rock duro, hacia el ska, el rap. ¿Qué opinión te merece esta apreciación?
A mi parece que es fundamental el trabajo que realizan todos esos movimientos, el movimiento de rock, de rap. Creo que son necesarios en estos tiempos, puesto que es llevado cabo por gente muy joven que no tiene nada que perder, a diferencia de los que ya tienen mucho más edad, más temerosos.
En ese caso hay un crítica muy directa que es fundamental. En el caso de los trovadores de hoy día su mensaje es más metafórico. Me atrevería a decir que en la mayoría de los trovadores que conozco de una generación más joven, es un trabajo literariamente más metafórico, que obviamente no es tan directo como el trabajo de estos grupos. No sé porque razón será así, sin duda en el movimiento de la denominada Nueva Canción durante la década del 60-70, existía una canción más directa también, en términos de cuestionamiento social y creo que hoy en día el cuestionamiento está pasando por un trabajo más lírico, más refinado poéticamente que quizás corre el riesgo de no ser tan efectivo.
¿O sea no correría el riesgo de llegar tan solo a una elite?
Justamente yo creo que corre ese riesgo. Pero el hecho de hacer trova, de hacer poesía es un acto riesgo en esta sociedad. Por lo tanto, es algo complejo el analizar esa situación, porque todo acto artístico en estos tiempos, cuando es un acto honesto, también es riesgoso. Y es así puesto que es un acto alternativo, y ahí pasa en hilar fino si es más directa la crítica o menos directa. En mí caso valoro mucho los movimientos marginales de arte que se desarrollan y en la medida que puedo los apoyo y me encanta también compartir escenario, trabajo con gente así, de hecho.
En declaraciones en medios de prensa chilenos, los muchachos por ejemplo de Legua York, dicen que ellos son hoy la nueva canción chilena, ¿Qué te parece esta aseveración?
Me parece razonable, yo creo que dentro de un espectro amplio de creadores pueden ser parte de la nueva canción chilena. Ahora el hecho de decir soy yo la nueva canción, es un poco arriesgado , porque hay muchos trovadores en Chile, muchos creadores, cantautores, cantores y grupos fundamentales. Yo creo que hay un desarrollo artístico muy grande en Chile, lamentablemente desconocido, producto de que no entra en los parámetros comerciales, y que por lo tanto está muy desplazado y se realiza con mucha limitaciones. Pero creo que se hace con mucha honestidad. Pienso que el trabajo de Legua York, está dentro de esos patrones. Una labor hecha con honestidad, con empeño, con empuje, dentro de un ambiente particular de gente que los sigue y que apoya su trabajo.
¿En el caso específico de la nueva canción chilena, del canto nuevo, existe una herencia, hay un proceso emergente de desarrollo de toda esta música?
Si yo creo que hay una herencia clave de la nueva canción chilena, que se ve reflejado en el trabajo de los nuevos creadores, lo que viene de lo hecho por Violeta Parra, Víctor Jara, Osvaldo Rodríguez, Payo Grondona, Eduardo y Pedro Yañez, por mencionar a algunos, que ha dado sus frutos. Frutos que vemos en una generación intermedia de creadores en Chile, donde está lo hecho por Eduardo Peralta, Manuel Huerta, Daniel Campos, Hugo Moraga, en fin hay muchos que emergieron en la década del 80. Algunos de dejaron de cantar, porque fue una generación muy golpeada por la vigilancia que ejercía la dictadura sobre ellos.
La generación de los 90 también tiene un fuerte vínculo, con los íconos de la nueva canción. Un enlace en lo artístico con lo de Violeta o Víctor Jara, y un vínculo incluso personal, con artistas como Payo Grondona. Pienso que existe un respeto por parte de los creadores de hoy hacia estas figuras, que no es el respeto de la sociedad chilena hacia estos cantautores.
Parece que el itinerario tuyo siempre está ligado a Cuba y al resto de América Latina. ¿Y ahora como has visto esta gira que han realizado en Europa?
Es una gira muy interesante. Ya he tenido la posibilidad de estar tres o cuatro veces anteriormente en Europa. Creo que es necesario tener un vínculo, y que ojalá fuera más constante ese contacto de los cantautores chilenos, con el público hispanohablante en Europa. Siento que mi trabajo ha sido bien recibido, he tenido la posibilidad de compartir con un público muy interesante, muy receptivo y muy sensible al tema de la poesía, frente al tema de la canción.
Pienso que es un aspecto que se debe explorar, y una de las labores del trovador es ser embajador de su canto, y en este caso los que tenemos la posibilidad de llegar de una u otra manera a estas tierras, que son muy lejanas y casi inaccesibles para la mayoría de los trovadores, debemos sentirnos como una especie, muy humildemente de embajadores de nuestras cosas. Porque parece que las embajadas oficiales no hacen un trabajo cultural, o hacen un trabajo en ese orden que me atrevería a decir que es casi cero o negativo.
Y en Suecia lo he vivido, es triste. He estado en cuatro oportunidades en Suecia, me he comunicado con los dilomáticos chilenos, les he enviado mi correo he hablado con ellos, en ninguna oportunidad ha existido el menor interés por nuestro trabajo. Incluso he llamado personalmente al agregado cultural Julio Numhauser , y siempre está de vacaciones, o tiene que trabajar en cosas más importantes. Sucede que a mí me da pena, que muchas veces agregado culturales de otros países sí nos ayuden. En Francia hemos sido recibido por personalidades de la cultura. En Suecia hemos tenido encuentros con los embajadores de Cuba y de Venezuela, y la verdad es que me da un poco de vergüenza, que nuestros personeros chilenos que están acá trabajando, no cumplan con su misión. A Vicente Feliú, con el que he compartido esta gira le llama profundamente la atención, es extraño para él que no exista la más mínima preocupación por el verdadero desarrollo de las diversas expresiones del arte y la cultura, y en especial del canto popular.
Finalmente. ¿Cuáles son tus proyectos artísticos más inmediatos?
Próximamente en Cuba grabaré un disco, que se titula Museo de cera, y que es un poco crítico de esta sociedad estática en la cual vivimos, sobretodo de la sociedad chilena, puesto que comencé su trabajo en mi país y espero poder concretarlo antes de fin de año para editarlo el próximo año. También estoy trabajando con los trovadores medievales, haciendo un trabajo de rescate. Musicalizando también a algunos poetas chilenos. Entre ellos al poeta David Turkeltaub, que es un autor que me gusta mucho, espero realizar un disco completo con lo de él. También trabajar en la poética escrita. Así que tengo esos proyectos en términos de ediciones y también varias presentaciones en países de América Latina y Europa, para este año y el próximo.
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