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18-Junio-2004

 

Por una cultura e integración ascendentes
VI edición del Festival Cultura e Integración

 

escribe José Pepe Alanís

Lo vieron caminar en horas muy tempranas por las orillas del Mälaren, algún que otro medroso mañanero asegura de que Pablo iba modulando Farewell, en su acostumbrada manera de decir cansina y cuasi letánica. Desde el fondo de ti y arrodillado, un niño triste como yo, nos mira, por esa vida que arderá en sus venas, tendrían que amarrarse nuestras vidas. Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías, por sus ojos abiertos en la tierra, veré en los tuyos lágrimas, un día.

En tanto las carpas se iban armando, no sin dificultades y gracias a la ayuda de gente que entendía más que nosotros, miramos en varias ocasiones hacia el lago, pero los ondulantes promontorios y los árboles del Rålambshovsparken, nos impidieron divisar al poeta homenajeado.

El trabajo adquirió entonces un ritmo casi frenético, todo el que llegaba se integraba de inmediato al colectivo esfuerzo, traer las mesas y las sillas, colgar las obras pictóricas, ubicar las esculturas, armar el escenario y su amplificación correspondiente, Makela Cvitanic iba y venía aquí, allá y acullá, distribuyendo cintas adherentes, agudos clavos airados, amenazantes sólidos martillos pero por sobre todo ello, colgando con ternura toda una suerte de poemas, en su árbol de la poesía, las carpas fueron erigiéndose en toda su blancura contrastante con el espacio verde en el cual nos movíamos. José Estay fatigado y sudoroso asumía ciclópeas tareas, Dagoberto Cerna y su sobrino Cristian Carrasco, eran como vivientes esculturas dinámicas desarrollando trabajos diversos incansablemente, los artesanos armaban sus mesas bajo la supervisión de Cantor Rodríguez con su apariencia indígeno-guerrillera portando en sus brazos rojinegras pulseras tejidas y obsequiándonos una rica profusión de Guevaras en prendas y manualidades, llegada desde la ciudad de Malmö la compañera Ana María nos trajo la presencia memoriosa e histórica de Las madres de Plaza de Mayo, los cumpas de la Red de Solidaridad con Venezuela martillaron, armaron y elevaron banderas y esperanzas. Los compañeros de Casa Uruguay mostraron en su carpa profuso material informativo de los distintos grupos de La Casa, artesanías, pinturas, libros y los hermosos breves y perlados árboles casi mágicos, surgidos de las manos hacedoras de Adriana Anaya, las asociaciones solidarias adherentes, fueron múltiples, lo mismo las radios de cercanía y las asociaciones culturales, nombrarlas a todas sería de nunca acabar, Svensk Kubanska Förening, Grupo Palestino, Asociación Victor Jara, AERCHI, Västsahara, ASCUA. Asoc. Solidaria Cultural Uruguaya Ancestros, y un largo etc. solidario y consecuente, entre las radios de cercanía, contamos con el apoyo informativo de Radio Nueva América, Radio Studio, Radio Huelen, Radio Amanda etc., además del semanario Liberación y la página rodelu.net.

Todo habría de comenzar en las cercanías de un mediodía gris, sábado de un junio 5 ventoso, amenazante y casi inhóspito, el cual nos dibujaba entrecejos en los decepcionados rostros. Fue entonces que Camilo Alanís, maestro de ceremonias para el caso, diera comienzo a todo lo previsto, saludó al festival, también a Pablo, y anunció la presencia de Barbro Samuelsson, José Estay y Makela Cvitanic, quienes hicieron uso de la palabra refiriendo al festival, en su sexta edición consecuente y solidaria.

Luego llegaría Rucalí con sus típicos atavíos y sus canciones apoyadas en un sueño de guitarras, también nos deleitó el grupo Bup Skolan, luego cantó magistralmente el coro internacional Myrad dirigido por el entusiasta músico, cantor y pedagogo argentino Rolando Pomo, y además la particular participación del trovador Rebell Robban, a quien acostumbramos a presenciar en las cercanías de Slussen y otros lugares de la zona sur de Estocolmo, luego vendría una pausa para luego dar paso a Cultura en movimiento desde las 14 horas en adelante hasta las 19 horas, en una profusión de artistas, grupos, poetas, cantantes, etc. bajo la conducción del poeta Roberto Farías.

Neruda se escondía entre árboles y nos guiñaba y se llevaba su índice a los labios,como para hacernos cómplices de su juego, atisbando, escuchando y sonriéndose agradecido cada vez que alguien leía algún poema de su autoría o le homenajeaban con canciones.

Cuando ya epilogábamos la actividad sabatina, gris e inclemente, desarmamos carpas, devolvimos sillas y mesas, abrigando la esperanza del día siguiente domingo 6 de un junio que anhelábamos soleado y reivindicante.

Y aconteció que luego de algunos nubarrones y céfiros llegantes, el astro rey irrumpió a todo parque abierto y nos iluminó los rostros y los ánimos. Nuevo Perú nos trajo sus danzas a pleno colorido y añoranzas, Rezils se hizo hip hop de altos niveles, Samba Frontera percutió vibrante con su norteño ritmo brasilero. Las semblanzas tangueras tomaron poderío con voces y guitarras proyectadas por Bolívar Fernández y Luis Salberto Aravena, después: albos vestuarios cual renovadas nubes, giraron en la escena con el grupo de Danzas de Colombia, para luego dar paso a la presencia hecha voz y hecha tango, de Chola Ortíz, Winslow nos deleitó a todo ritmo y entusiasmo, Via Musicalis, Milkcheyk grupo de baile con la hermosa presencia de Camila y Cristal y el señorío de Emilie y de Christel. Con La fraternidad de los morenos nos deslumbró su ritmo, sus vestuarios suntuosos y ancestrales, en una Morenada portentosa y magnífica. Y qué nivel de Rock Sueco-latino, nos ofreció Pilotos.

Hubo un exacto espacio literario, en la carpa de los poetas y los libros; leímos, se leyó, y fuere Helena Leijd quien comenzara su lectura sensible; mujer sueca tocada de lirismo, después leyó Catarina Cedegren, sutil, susurrante, poeta de los sueños y las angustias, entonces desfilaron José Estay, Hugo Klappenblach, Nicolás Terreros, Héctor Díaz, Orlando Cáliz, Carlos De Mello llegado desde el norte de Suecia con sus brazos dispuestos y su guitarra, y hasta se me otorgó el privilegio de decir un poema en tanto pintaba una flor en la mejilla de una niña.

Colmóse este domingo de un junio 6 tocado de poesía. Las gentes se ubicaban en las pétreas plateas del anfiteatro, los óleos y las esculturas eran visitados y visitadas respectivamente por un cúmulo ansioso de ver y andar entre los espacios y las formas creativas. Makela, Héctor Estay y su hermano José, documentaban con sus cámaras fotográficas todo lo que acontecía y otro tanto asumía Luis Lacuesta fotografiando personas y lugares de esta magia festivalera y compartida.

En un momento lo vi cruzar a Pablo debajo de un ancho sombrero de fieltro, chambergo romántico, tratando de pasar inadvertido, para desaparecer luego entre las gentes que paseaban por el parque. La tarde declinaba, me detuve a pensar en todo esto y entendí de que la vida sería como un páramo nefasto, si renunciáramos a la labor estética, solidaria y cultural, tan necesarias como regresantes. El Festival Cultura e Integración, es un ejemplo entre otros ejemplos necesarios, en un momento de la tarde dominguera dialogábamos con el compañero embajador cubano, sobre estos menesteres del arte y la cultura al servicio del pueblo, de nuestra gente esperanzada y anhelante.

Como no agradecer a hombres y mujeres que aportan mucho y más para que esto acontezca; al Stadsdelsförvaltning de Kungsholmens, a SLIB- la oficina Sueco-latinoamericana de Información, a Barbro Samuelsson y el grupo humano que junto a ella participa y aporta, a Kultur och Integration batallando año tras año por la continuidad del festival, a todo este esfuerzo anticomercial y netamente solidario, a toda esta militancia de luces ascendentes, a los comprometidos escultores, poetas y pintores, artesanos, artistas, gentes del canto y de la danza, de la radiotelefonía y de la prensa escrita a todas las asociaciones culturales y solidarias, a todos los que conjugaron armónicamente el verbo homenajear, para sentir la presencia centenaria de Neftalí, este Pablo Neruda que sonríe cuando lo mencionamos, y nos burla de nuevo y se escabulle entre árboles, saluda desde lejos, y se aleja hacia el Mälaren, para soñar de nuevo y quedarse un poco más, entre nosotros.



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