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VII Festival de Cultura e Integración |
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escribe Jaime Padilla ESTOCOLMO. Aunque reducido en público y participantes en relación a ediciones anteriores, el VII Festival de Cultura e Integración en Rålambshovsparken tuvo lugar el pasado fin de semana. Pese a la impertinente amenaza de lluvia, un equipo humano, desde muy temprano instaló el escenario bajo una gigantesca carpa para garantizar el desarrollo de un extenso programa musical y artístico. La inauguración se llevó a cabo la hora fijada, las 14 horas, bajo un tímido sol que asomaba entre los nubarrones al parque donde el público fue llegando de a poco para participar y disfrutar de la preparada fiesta multicultural. El espacio elegido esta vez no fue tan grande como en las anteriores ediciones, sin embargo los pintores, poetas, escritores en su mayoría latinoamericanos y activistas de la solidaridad internacional con los pueblos de Venezuela, Cuba y Bolivia, habían encontrado un adecuado lugar para exponer sus trabajos. A unos 50 metros del escenario principal Barbro Samuelsson se multiplicaba atendiendo los requerimientos de los visitantes mientras Pepe Alaníz atizaba una parrilla. Personeros de la Comuna de Kungsholmen, dirigentes de SLIB y la Fraternidad Boliviana Los Morenos, como organizadores inspeccionaban que todo estuviera acorde al plan inicial de ofrecer una jornada festiva en el Rålambshovsparken. A la hora del acto principal, Eva Björklund de la Asociación Sueco-Cubana de Estocolmo, exhortó a cuidar el sentido y el principio de la solidaridad internacional con los pueblos que luchan contra el imperialismo. El VII Festival de Integración y Cultura no había perdido su espíritu. Los compañeros de Resocal, la Asociación Colombiana Jaime Pardo Leal y otros cumplían con su tarea de volantear su hojas informativas y de denuncia: por la integración latinoamericana contra el ALCA, por la libertad de los cinco presos políticos cubanos en las cárceles de Estados Unidos. Mientras eso sucedía el público seguía llegando y también otros se alejaban del lugar. El colombiano Orlando Caliz conversaba con los visitantes sobre diversos temas. La cantante Chola Ortíz que en una mesa exponía su más reciente producción discográfica, casi termina sin discos, los obsequiaba en retribución a las muchas muestras de respeto y admiración que su persona fuera objeto por parte de amigos y admiradores. El escritor croata-boliviano Ivo Salamunovic permanente en estos eventos, sorprendió esta vez portando un cartel, una especie de mosaico artístico con retratos de una veintena de escritores bolivianos. Ha reunido de esa forma para enseñarnos a Guillermo Viscarra Fabre, Demetrio Canelas, Enrique Miralles, Saturnino Rodrigo, Mariano Baptista Gumucio y otros escritores de alta calidad que han otorgado honor y fama a las letras bolivianas. El desfile musical con todos sus intérpretes fue constante. La cumbia colombiana y la danza boliviana de la morenada, quizás fueron los más sobresalientes en su género. Los jóvenes a su vez se deleitaban con grupos de rock y los románticos con las canciones del cantante chileno Eduardo Antonio Vilches. Del segundo día no hubo mayores novedades para describirlos. Los pronósticos del día no eran tan óptimos y la noche anterior había llovido torrencialmente sobre Estocolmo. |
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