inicio | opinión | notas | cartelera | miscelanea sueca | suplementos | enlaces 17-Junio-2005

Un potro desbocado

 

Cuatro años después de que se produjera el bárbaro atentado a las Torres Gemelas y que el presidente Bush aprovechara el impacto sicológico y el temor de gobiernos y pueblos para imponerle al mundo una guerra total contra el terrorismo, muchos conservadores y liberales comienzan a ver ahora que Estados Unidos los pone en apuros, porque dice una cosa y hace otra.

Por solidaridad y también por temor a la ira imperial, la Unión Europea y muchos otros gobiernos en el mundo, aceptaron conceder a todas las exigencias derivadas del Acta Patriótica norteamericana, restrictivas de la libertad de movimiento y opinión a nivel internacional supuestamente para poder protejerse de un enemigo común. Enemigo que en principio fue Bin Laden, después los talibanes afganos, más tarde Sadam Hussein y ahora cada vez es más difuso. Puede ser una guerrilla, un presidente díscolo, emigrantes ilegales, indígenas rebeldes o cualquier otro factor que es visto como resistencia anticapitalista. Controles estrictos de aeropuertos y fronteras, listas de sospechosos, intervención de correspondencia, comunicaciones personales y cuentas bancarias, se hicieron usuales a un costo de millones y millones de dólares. Pero lo más grave aún, la instauración desde entonces una ilegalidad internacional impuesta por el gobierno de Estados Unidos, que recluye él mismo o entrega a gobiernos torturadores a supuestos combatientes enemigos, que invade países por encima de la ONU, que exige impunidad para las actuaciones de su soldadesca a nivel internacional.

Esta semana el matutino sueco Dagens Nyheter (15-06-05), que todos estos años ha aplaudido y hecho propia la guerra de Bush contra el mundo, advierte recién ahora que los que están en Guantánamo (para la administración Bush) son malas personas y se alarma ante recientes declaraciones del vicepresidente Cheney que ha asegurado que este campo de concentración permanecerá. También se preocupan por otros agujeros negros en donde se tortura y asesinan prisioneros como sucede en Irak.

Si bien el periódico justifica en parte que esta lucha es difícil y que no se sabe bien cual es el enemigo a combatir, critica en cambio lo que consideran el dilema del gobierno de Bush, de exigirle al mundo lo que ellos no respetan. O sea lo que muchos denominamos de otra manera: hipocresía, doble moral, delincuencia imperial, terrorismo de Estado y muchas otras caracterizaciones.

Se olvidan de que esta guerra no la desató la extinta Unión Soviética ni la subversión marxista, sino ex-amigos y empleados de Estados Unidos. Como tampoco toman nota que Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, criminales empleados de la CIA, asesinos de excanciller Orlando Letelier y el general Carlos Prats; autores también de la voladura de un avión civil cubano en Barbados; de los asesinatos y desapariciones del Plan Cóndor y de cientos de actos terroristas más, siguen gozando hasta hoy de la protección de la Casa Blanca
Aunque el editorial sueco enumera tímidamente (al unísono con otros similares que han comenzado a aparecer en importantes periódicos norteamericanos) que la administración Bush por ejemplo, exige que otros desarmen sus arsenales atómicos, mientras ellos se siguen armando (&) Estados Unidos publica anualmente un informe sobre la situación de los derechos humanos en muchos otros lugares del mundo, al mismo tiempo que los presos de Guantánamo viven en un limbo jurídico. Para finalizar lamentándose de que esa doble moral (de Estados Unidos) en la práctica mina la posibilidad de apoyo que exigen recibir del resto del mundo.

A nosotros en cambio nos parece que más que un dilema para Bush y Estados Unidos como sostiene el DN, el problema mayor lo tienen ellos ruborizados por los desmanes del presidente norteamericano amigo y su banda de rufianes. Quizá en el fondo sólo les preocupa que les hagan pasar tanta vergüenza. No aprenden, porque se equivocaron una vez cuando coquetearon con Hitler y después se lamentaron por el costo que hubo que pagar. Están todavía a tiempo (si quisieran) de advertir que Bush tampoco va a llevar al mundo por un buen camino.



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