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La UE se hunde, Cuba sigue palante |
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escribe Cándido El mal llamado proyecto de Unión Europea, se hunde irremisiblemente víctima de sus propios pecados, neoliberalismo, vaciamiento de los valores democráticos, corrupción, ausencia de líderes capaces de visualizar el complejo e inquietante escenario del mundo actual y, el pecado mortal que no supieron o no quisieron ver, la orfandad de apoyo popular. El «régimen castrista» denominación malintencionada acuñada y repetida para denominar a la Revolución Cubana, con el que la UE se ensañó y sancionó, sigue palante, al decir de los propios cubanos, superando bloqueos económicos, políticos y sistemática desinformación mediática. Hasta el propio presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, ex maoista convertido en neoconservador, ha tirado la toalla anunciando que hay que tomar una pausa para analizar y reflexionar. Si esta (la pausa) tuviera lugar «en serio» a través de una autocrítica sin contemplaciones, que abriera el camino hacia una Europa moderna, solidaria que rescatara el auténtico contenido de los prostituidos valores democráticos, bienvenida la pausa. Pero todo indica que es una forma piadosa de despedida definitiva. Todavía hoy, dirigentes y «perros guardianes» mediáticos siguen señalando a la «extrema derecha xenófoba», a la «extrema izquierda» y a «los comunistas» (una especie que habían dado por extinguida,) como a los únicos partidarios del NO que han dado al traste con el proyecto. La especificación de los «pecados» que condujeron a este final sin gloria, no caben en este artículo. Sí corresponde señalar que uno de los objetivos que consecuentemente la Unión Europea tuvo en «la mira» fue Cuba, sus dirigentes y su pueblo. Fueron primero la «Europa «negra» de Aznar el pequeño, los ex-comunistas reconvertidos a «socialdemócratas», de los gobiernos checos, polacos, búlgaros, húngaros, vasallos del imperio y más yanquis que europeos, los que arremetieron contra el «régimen castrista» por sus «violaciones de los derechos humanos». Gobiernos socialdemócratas y prensa europea, también «democrática» se sumaron a la campaña contra Cuba, seriamente agredida y amenazada por el gobierno de Bush y la mafia cubana de Miami. (El gobierno de Rodríguez Zapatero en España ensayó una tímida y ambigua revisión de esa política de sumisión a Estados Unidos, que ha sido muy criticada por sus pares europeos) Nada de eso se tuvo en cuenta para «entender» las severas medidas del gobierno cubano contra «disidentes» comprobadamente subvencionados por esos centros de poder para derrocar a las legítimas autoridades cubanas y volver a los tiempos de Batista. Ninguno de esos dirigentes se dio por enterado de los asesinatos de niños y mujeres perpetrados en Guatemala, Honduras, México por los gobiernos democráticos de turno. Ni del colapso total de las condiciones de vida de sus pueblos, del reinado del crimen organizado que sustituye de hecho a los poderes del Estado. Mientras tanto en países europeos, desde la «ejemplar» Suecia hasta la Italia de Berlusconi, la policía tiró a matar y torturó en Gotemburgo y en Génova a quienes manifestaban contra la guerra de Irak y el contenido antidemocrático de la UE. La «justicia» sueca sigue persiguiendo hasta el día de hoy a los jóvenes demostrantes de junio del 2001 pero no procesó a ninguno de los policías que torturaron, apalearon y dispararon a muerte contra los manifestantes. Cuba resistió y pese a que los medios no se hayan enterado, es la economía que más ha crecido en América Latina, sus conquistas en educación, salud, investigación y cultura no se detienen y el país es centro de una actividad internacional permanente, de análisis de los grandes problemas de nuestro tiempo. Si los «líderes» de la UE se detuvieran a pensar por qué es así talvez descubrieran el secreto del éxito cubano y el de su propio fracaso. El gobierno cubano puede reunir un millón de personas con un día de anticipación (es poco creíble que haya otro millón con una pistola en la espalda de cada demostrante), para defender principios o reclamar que Estados Unidos no dé asilo a un terrorista como Posada Carriles. Los «líderes» europeos sólo tienen a las transnacionales y la prensa que le sirve, en apoyo de su proyecto. Eso lo explica casi todo. |
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