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Casa Uruguay y su vivencia primaveral |
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escribe José PepeAlanís Desde tempranas horas de la tarde, en un Sábado 29 de Mayo para el recuerdo, comenzaron a llegar compañeros a la Casa del Pueblo de Rinkeby, decoraron, pusieron luces, probaron sonidos en la amplificación, y todo fué creando una atsmófera apropiada, precisamente primaveral no solo por las flores que prodigaban sus aromas y colores, sino además por la armonía con la cual los distintos grupos de trabajo fueron desarrollando cada tarea. Esta bienllamada Fiesta de la primavera, abrió capullos de espectativas y floreció finalmente, cuando al caer la tarde, poco más de las 20 horas; todo comenzaría a suceder en el escenario mayor de la Casa del pueblo de Rinkeby: la compañera Silvia Uriarte junto al compañero Carlos Revello, oficiaron de maestros de ceremonias, saludaron, dieron las bienvenidas del caso, leyeron adhesiones, agradecieron compromisos y actitudes, para luego anunciar la presencia y la palabra del actual presidente de Casa Uruguay: Hugo Klapenbach. Con acierto y solvencia tradujeron al idioma sueco las compañeras Cecilia Mesa y Verónica Noueched. Ya con la sala casi colmada, comenzó el espectáculo con una semblanza tanguera a cargo de Chola Ortíz, quien una vez más hizo gala de su alto nivel interpretativo. Aconteció entonces lo esperado, los maestros de ceremonias recorrieron la vida del artista bienllegado desde Uruguay y en gira por europa, olimareño sensible desde su adolescencia poética y musical, crecido en sueños y en anhelos compartidos. Pepe Guerra del canto, pulsando su guitarra trashumante y acompañado por las magias del teclado y el acordeón pulsados con la maestría de Víctor Amaral... entonces se sumaron dolores y recuerdos, amores nostalgiados, anécdotas risueñas e históricas memorias... no me pregunten quien soy sentenciaba la Milonga del fusilado... y nos conmovía casi lacerante ante la evidencia insurreccional de su texto... los temas del amor o de los desamores, mencionaban de tanto en tanto una suerte de camino de nosotros, que nos llevó a transitarlo con nostalgias,... entonces continuó Tatuándonos el alma, con un Verde esperanza, nos habló del viejo barrio que te vas al cual la civilización le clava su puñal... y desde las heridas lejanas y aún sin maserar, nos trasladó a la rebeldía del orejano al cual le tienen idéa porque a los que mandan no les cabrestéa, conciente de que entre los ceibos estorba un quebracho y vale más la pena ser chúcaro y libre, como para erguirse una vez más en el canto libérrimo y reivindicante que nos fué prodigando en un concierto llegador, entrante y cargado de sensibilidad. El recital dividido en dos partes, conformó y deleitó a toda una platea tocada y conmovida por este olimareño que reiteró la vida que alentamos y el mañana de luces compartidas que se encienden con la mágica antorcha de su canto. Fiesta primaveral, plenitud de fragancias conjugándose con el vino escanciando reencuentros y reafirmando amistades, aromadas sonrisas en el estar y en el sabernos, conjugando la flor inpostergable para una uruguayéz creciente desde el tiempo. La cantina-boliche-pulpería, atendía exigencias de sed y de alimentos, con la yapas de alegrías por parte de las compañeras y compañeros responsables de prodigar el color, las aromas y sabores de un sueño proverbial de pascualinas, doradas milanesas, chorizos aromáticos y rusas ensaladas, a los más exigentes sibaritas. Primaveral tornóse, esta Casa Uruguay que convocara al canto, al compromiso y la alegría. Que hermosa primavera nos aguarda, sabedores del canto, del futuro y del vino y los sueños compartidos. |
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