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La UE y el pensamiento único |
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escribe Leo Mientras el Titanic de la Unión Europea navega a la deriva, tras chocar con los iceberg de Francia y Holanda, hacia su inevitable naufragio, es útil recordar algunos pormenores de los acontecimientos previos y posteriores al pronunciamiento del pueblo francés rechazando el proyecto de Constitución inspirado por nada menos que Valery Giscard d Estaing. Hasta hace muy poco se creía que el fanatismo ideológico y el terror semántico caracteristicos del pensamiento único eran patrimonio de la extrema derecha global encarnada por Bush y la pandilla que lo inspira. Todos recordarán la frase que le escribieron para que enviara al mundo tras el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono: quien no está con nosotros (En su cruzada contra el terrorismo), está contra nosotros. Los hechos han probado cómo le ha ido a Bush y a los vasallos que lo acompañaron. Lo que no estaba en los cálculos era que quienes resistieron al menos secundar sus mentiras para sumarse a la cruzada, adoptarían sus métodos de terrorismo verbal para descalificar a quienes piensan distinto, en materias tan opinables y controvertidas como el proyecto de la UE que ahora afortunadamente agoniza. En los días previos al referendo francés, la vice presidenta de la Comisión Europea, y figura de la cúpula del Partido Socialdemócrata sueco Margot Wallström comparó a los que iban a votar por el rechazo a la Constitución, con los también opositores neonazis que justifican el exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. La comparación motivó airadas protestas y las consabidas aclaraciones de mal interpretación o mala intención en la interpretación de lo que se había querido decir, que nada aclaran y que más bien confirman el pensamiento detrás de las medias palabras. Otra figura de la izquierda europea, la francesa Simone Veil, declaraba días antes del referendo, que los partidarios del NO eramos todos irracionales y ya se sabe contra los irracionales no hay argumentos que valgan. Un fenómeno similar de este terrorismo ideológico lo habíamos encontrado en la campaña sobre la adhesión de Suecia al euro, en la que se jugó entero el primer ministro Göran Persson y perdió por goleada. En dicha oportunidad también se apeló, con el concurso de la televisión oficial, obligada estatutariamente a ser imparcial y apolítica, a cualquier descalificación de los antieuropeos que rechazaban el euro. Se llegó al extremo de insinuar que la muerte de la entonces ministra de Exteriores Anna Lindh a manos de un enfermo mental, podría estar vinculada a su posición en favor de la moneda única europea. Cuando figuras que han militado en filas de partidos considerados de izquierda adoptan esos métodos, hay motivos para alarmarse. Mañana pedirán las cárcel o la internación en la base de concentración de Guantánamo, para encerrar a antieuropeos. |
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