Con la participación del presidente de la República, Tabaré Vázquez, una multitud estimada en más de 70 mil uruguayos asistió a la 10ª "Marcha del Silencio" en recuerdo de los desaparecidos, sin distintivos sectoriales, y bajo una consigna unánime: "Para el pasado: Verdad; en el presente Justicia; por siempre: Memoria y Nunca Más".

"Seguiremos marchando hasta que aparezca el último de los desaparecidos", dijo Javier Miranda, del grupo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, una de las diez organizaciones humanitarias que convocaron a la marcha.

El encuentro de los compatriotas en memoria de los más de 210 uruguayos desaparecidos en Uruguay y en Argentina por la dictadura civil y militar comenzó en la Plaza de los Desaparecidos de América, en la esquina de la Avenida Rivera con Juan Jackson.

Una gigantesca pancarta extendida de vereda a vereda encabezó el lento desplazamiento de las multitudes que siguieron con respetuoso silencio al agrupamiento de familiares que portaron estandartes con las fotos de sus parientes víctimas del delito de desaparición forzada.

Como un ciudadano más, el presidente Tabaré Vázquez se incorporó a la marcha, entre Eduardo Acevedo y Daniel Fernández Crespo. Discretamente, el doctor Vázquez ocupó un lugar entre la multitud, sobre la mitad de la concentración.

A medida que la marcha avanzaba por 18 de Julio, las veredas se veían más y más llenas de gente que aguardaba con reverencia el paso del grupo de familiares para acompañarlos en su reclamo de Verdad, Justicia, Memoria y Nunca Más, y luego seguir su caminar.

Un mural alusivo a la consigna elegida recibió a los familiares desde lo alto del portacarteles de la Institución Teatral El Galpón, otra de las organizaciones que convocaron a la marcha junto a la delegación en Uruguay del Servicio católico Paz y Justicia, la sección uruguaya de Amnistía Internacional, el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana, el Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay, la Comisión de Derechos Humanos del PIT-CNT, Sersoc, Crysol y Conosur.

El emotivo silencio autoimpuesto cada año por los marchantes tuvo su primer impacto estremecedor.

Los altoparlantes instalados sobre las fachadas de los edificios a partir de la calle Ejido propalaron la consigna del evento. Luego se escuchó una canción de Daniel Viglietti.

"No son sólo memoria son vida abierta", recordó la letra del popular cantautor uruguayo que dedicó una memorable canción al recuerdo de los compatriotas que fueron secuestrados y desaparecidos durante el período militarista que arrasó las garantías del Estado de Derecho. Ya sobre la Plaza Libertad, cruce emblemático de protestas contra la dictadura a finales de los años 80, los altoparlantes comenzaron a difundir los desgarradores testimonios de los presos políticos que compartieron celdas con quienes aún hoy continúan desaparecidos.

Tras un insondable silencio reflexivo, la multitud acompañó con una sentida expresión las estrofas del Himno Nacional gritando a viva voz el verso "tiranos temblad, tiranos temblad".

Luego, otra vez silencio. Hasta que golpes de palmas al unísono derivaron en sonoro aplauso.