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El viaje de Condolezza a una América distinta |
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escribe Leo Los expertos atribuyen diversas interpretaciones a los motivos del viaje de la secretaria de Estado, de Estados Unidos Condolezza Rice a Brasil, Colombia, Chile y El Salvador. La viajera, considerada en su país y en los medios occidentales, experta en la ex-Unión Soviética y en cierta medida colaboradora en el colapso del modelo aplicado en el Este, no ha tenido en su no muy larga experiencia política, tiempo ni ganas de enterarse demasiado de los problemas de la región. Tendrá, como tiene su admirado presidente, la cartilla básica que le proporcionan sus asesores, una realidad fabricada para cada ocasión, según se trate de Irak, Corea del Norte o Colombia. La fachada ideológica maniquea que esgrimen siempre los emisarios del imperio para encubrir sus verdaderas intenciones, la de consolidar la democracia y los derechos humanos en la región, no parece que vaya a convencer ni conmover a los pueblos de la región que tienen sobrada experiencia en la materia.. Precisamente cuando los propios expertos imperiales acaban de dar el veredicto definitivo sobre la inexistencia de armas de destrucción masiva, enorme mentira que el presidente Bush y la pandilla que lo asesora, entre la que Condolezza Rice es una figura destacada, utilizaron para justificar la guerra contra Irak . Cuando se conocen los horrores perpetrados por las fuerzas de ocupación en las cárceles de Irak y en la base que el imperio usurpa a Cuba en Guantánamo, que continúan bajo la mirada cómplice de la Unión Europea, poca o nula es la autoridad moral que la Secretaria de Estado puede exhibir para fundamentar su apelación a los principios de los que su país ha sido el mayor violador. La América Latina que encontrará la emisaria de Bush no es la de los hermanos Dulles, Kissinger, Negroponte y otros similares. Cierto que la huella dejada por estos criminales, sobre todo en Centroamérica, no se han borrado. Y es esa nueva conformación del mapa político del continente en la que las viejas y corruptas oligarquías representadas por los partidos políticos tradicionales, incondicionalmente sometidas al imperio, están siendo desplazadas una tras otra del gobierno, que la secretaria Rice encontrará. Gobiernos elegidos con los métodos de la democracia made in USA donde las oligarquías lo tenían todo, dinero, apoyo externo y propiedad de los medios de comunicación, que nada pudieron contra la voluntad popular. Cierto que el gobierno no es el poder. Pero los pueblos sí están demostrando serlo. Y cuando los gobiernos traicionan sus promesas, la presión popular resulta imparable. Es el ejercicio de la verdadera democracia. La democracia sin pueblo que había imperado hasta ahora, está agotada. Estados Unidos intentará, como ya lo ha hecho con Hugo Chávez en Venezuela, conspirar contra esta nueva situación. Pero es difícil que encuentre cómplices en Brasil, el país más importante del continente. Ni tampoco en Ecuador. Y hasta podría suceder que tampoco en Nicaragua. El medio siglo de acoso implacable a Cuba, la demonización, a esta altura rídícula, porque la realidad lo desmiente cada día, de las conquistas del pueblo cubano, ya no engañan más que a los quieren ser engañados. El primer acto del presidente Tabaré Vázquez del nuevo gobierno uruguayo fue reanudar las relaciones con Cuba, rotas por un cipayo del imperio. Si Condolezza no entiende esto, algo incompatible con la mentalidad imperial, su viaje habrá sido completamente inútil. En 1964, el Departamento de Estado felicitó, por un error de tiempo, al militar golpista Humberto Castelo Branco que derrocó al gobierno legítimo de Joao Goulart en Brasil, horas antes de que el golpe se hubiera consumado. Esto sería impensable en el Brasil de Lula. Pese a que el gobierno no siempre es el poder. |
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