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29-Abril-2005

 

Llega a Chile reedición de completa antología del poeta
Un Gelman de palabra

 

escribe Juan Cameron

Una completa antología de la obra del poeta argentino Juan Gelman aparece en las vidrieras de las librerías locales después de una larga ausencia editorial. de palabra, con una presentación de Julio Cortázar, fue publicado por primera vez en 1994 y reeditado en España en los años recientes. Reúne una buena selección de la obra gelmaniana a partir de Relaciones.

Desprenderse de la imagen del perseguido y del mítico rastreador de la verdad, resulta un tanto difícil en el caso de Juan Gelman. Ver al poeta, escucharlo y admirarlo -a pesar de su inmensa humanidad- resulta un ejercicio de lectura y una difícil prueba de oficio. Porque la obra de Gelman ocupa territorios precisos y con una gramática muy propia que ahora podemos observar, a más de treinta años de la infamia, con cierta relativa capacidad de análisis.

de palabra (sic) como se denomina -y con minúsculas- su obra reunida en la Colección Visor de Poesía (2ª ed. 2002) rescata poemas que van desde Relaciones, escritos entre 1971 y 1973 y publicado por La Rosa Blindada el 73, hasta Carta a mi madre aparecida en 1989, en su primer regreso a Buenos Aires.

Para quienes, en estos frágiles mercados, han seguido al poeta, la anterior antología al alcance del consumidor fue la publicada en la Colección Poetas argentinos contemporáneos, Nº16, que entregara en Fondo Nacional de las Artes en 1997. Esta recoge textos iniciales y hasta Anunciaciones (1985). Digamos entonces que de palabra aporta con algunas obras posteriores y con una mayor cantidad de textos. Pero es la primera la que nos proporciona una visión más general de su poesía.

Es curioso que el poeta no haya hecho incluir una selección de sus primeras ediciones. Gotán, Anclao en París, Mi Buenos Aires querido, así como algunos fragmentos formidables de Los poemas de Sidney West, se echan de menos en esta selección de 630 páginas (y casi 40 dólares) que convence al más miserable de sus lectores.

Desde aquella lejana época, en que Gelman marca su presencia en la poesía argentina y continental, varios son los libros que señalan una clara etapa en su desarrollo. En esta extensa bibliografía la integran Hechos y relaciones (1980), Si dulcemente (1980), Citas y comentarios (1982), Hacia el sur/ Marcha (1982) y Exilio (incluye Bajo la lluvia ajena/ notas al pie de una derrota, 1984)
Composiciones, ya comentado en otra época, aporta textos atribuidos a viejos poetas supuestamente olvidados en las bibliotecas de la modernidad: Salomón Ibn Gabirol, Eliezer Ben Jonon, Ezequiel o algún escriba de los rollos del Mar Muerto. Una buena cantidad de éstos son poemas de amor y desamor trazados con cierta lúbrica y bien lograda ingenuidad que el poeta disfruta tanto como su lector.

Y aunque a Gelman, como a cualquier autor, le molestan las observaciones sobre sus más notorias influencias (los profesores de poesía/ (...) la acostaron sobre la mesa/ (...) le hundían cuchillitos/ aquí/ allí (...) a todo esto/ la poesía/ (...) desatollóse/ desencebollóse/ laureóse/ echóse a andar) dice en Eso. Y la sombra de Vallejo pena tanto como homenaje cuanto a sonoro recuerdo. Véase por ejemplo, en Lluvia: hoy llueve mucho, mucho,/ y pareciera que están lavando el mundo./ mi vecino de al lado mira la lluvia/ y piensa escribir una carta de amor.

Anunciaciones, que entrega los poemas escritos hace ya veinte años en París, es publicada en 1988 por Visor, en España. Aun cuando allí se percibe con mayor fuerza la utilización de técnicas de vanguardia y otras modernistas (ese Cholo inmanente), el poeta no puede enajenarse de aquella ternura innata que tan bien se expresaba en sus primeras obras. Poeta de la bondad del amor -en el mejor sentido del término y eludiendo todo lugar común- la vitalidad de Juan Gelman aflora cada cierto espacio: y cada vez que paso por la rue des arts (...) veo a ana en el campito detrás del paredón/ (...) con sus ojos llenos de abril/ de amistades furiosas/ de color avellana violeta/ (...) ojos llenos de peces/ algunos arden como soles/ otros llueven/ esos ojos (...) parecían dos árboles recién talados y tibios de pajaritos. Los elementos urbanos, ese «yo lleno de gente» que anunciara en alguna vieja entrevista, se confunden en lo más conocido de la imagen patria como en un salón de barrio: pasaban tangos de gardel y toros ya suavísimos/ (...) tus piernas ardían al lado de los ángeles (...) y volaban cenizas del secreto quemado.

En Carta a mi madre, fechada en Ginebra y París entre 1984 y 1987, desarrolla un extenso y poderoso Réquiem, un «Kaddish» más bien, destinado a rescatar la figura de Paulina Burichson, esa ucraniana que lo condujo al mundo y al buen gusto y, en cierta medida, a las letras: ¿por eso escribo versos?/ para volver (...) al vientre donde toda palabra va a nacer?/ ¿por (...) hilo tenue?/ ¿la poesía es simulacro de vos? Gelman es el único argentino de la familia. Su padre, José, y sus hermanos Boris y Teodora (a quien dedica este poema) han nacido en la vieja Europa.

Una buena recopilación que nos enfrenta a un poeta mayor del lenguaje es esta de palabra. Su aparición coincide con el Premio Iberoamericano Pablo Neruda que, para este 2005, se le ha otorgado en Chile.



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