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22-Abril-2005

 

De Song My a Irak

 

escribe Leo

El programa de noticias Rapport, de la televisión sueca recordó, a comienzos de esta semana, en un sobrio y todavía impactante reportaje, la masacre perpetrada por una compañía del ejército norteamericano en Song My, una aldea vietnamita, el 19 de marzo de 1968 en el marco de la guerra emprendida por la potencia imperial en 1964 bajo la presidencia de Lyndon Johnson.(Un trabajo de honestidad periodística del citado noticiero, que es grato destacar).

En dicha masacre, que conmovió en primer lugar a la opinión publica norteamericana, sistemáticamente engañada por la propaganda del gobierno, y a la del mundo entero, fueron asesinados prácticamente la totalidad de los 502 habitantes de la aldea entre los que se contaban 50 ancianos, 182 mujeres y 56 bebés. Algunas mujeres que simularon estar muertas y así sobrevivieron contaron al periodista de Rapport detalles escalofriantes de la masacre. El historiador y miembro de la Academia Sueca, Peter Englund, que junto con otros activos luchadores contra la agresión a Vietnam, visitó la aldea en 1995, escribiría ese mismo año en la Revista Vi, que el terrible episodio, había puesto al desnudo el mito de la propaganda del gobierno de Johnson de que los valientes soldados americanos estaban en Vietnam para luchar contra la agresión comunista. Al mismo tiempo se preguntaba cómo era posible que jóvenes, algunos de ellos todavía adolescentes educados en democracia, el Show de Lucy y los Rolling Stone hubieran podido, literalmente arrasar una aldea entera con métodos terribles y sin dejar de lado a los inocentes. Otro periodista sueco columnista de Aftonbladet, Olle Svenning, escribió el día 30-11-2001 un editorial titulado En Song My en Afganistán a propósito de una masacre similar perpetrada bajo el gobierno de George W.Bush en Qala-i-Jhangi, Afganistán en los comienzo de la cruzada contra el terrorismo emprendida por la potencia imperial después del 11-S-01. Y recuerda las protestas de Amnistía Internacional y de Mary Robinson entonces comisionada de los derechos humanos de Naciones Unidas, una mujer valiente que fue puesta en la lista negra por el gobierno de Bush y desplazada de su cargo.

Estos hechos históricos y demasiado actuales para que sean olvidados, en beneficio de la rememoración de los crímenes de Stalin como sucede habitualmente, prueban la esencia inhumana del imperialismo. Diariamente están ocurriendo hechos similares en Irak, que conjuntamente con las aberrantes torturas perpetradas por las tropas invasoras a los prisioneros, son otro signo de la decadencia moral de la potencia invasora. En Vietnam el imperio sufrió una derrota histórica. En un momento de su evolución en que su vitalidad y poderío estaban en su apogeo y el trauma no pudo ser nunca superado. La de Irak es ya una guerra perdida en una etapa en que una pandilla fanática, criminal e inescrupulosa dilapida día a día, enarbolando los conceptos de democracia y derechos humanos toda credibilidad y toda ética. En una y otra guerra, hubo, además de la opinión mundial, una fuerte condena de millones de estadounidenses en contra de la política criminal de sus gobiernos. Los medios internos y externos han logrado silenciar hasta ahora esa protesta. De todos modos las consecuencias de la derrota en Irak serán mucho más graves de lo que fueron las de Vietnam.



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