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25-Marzo-2005

 

Colocará armas en el espacio y construirá bases militares en todo el mundo
Bush busca ocupar militarmente el planeta

 

escribe Ricardo Daher

Después del fracaso de Ronald Reagan para desarrollar el proyecto denominado "guerra de las galaxias" en el que proponía apuntar con armas de destrucción masiva a todo el planeta, desde el espacio, el mundo había respirado un poco más aliviado. Pero ahora, el presidente George W. Bush, no sólo pretende relanzar el proyecto, sino que además anuncia el despliegue de bases militares en todo el mundo.

Empantanado en la guerra en Irak, Estados Unidos parece buscar una salida saltando hacia adelante con la promoción de más guerras y con la apuesta a desarrollar el complejo militar industrial, y estableciendo un control sobre la producción de combustible y desarrollando un cinturón "de seguridad" alrededor de su frontera.

Mientras la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice recorre el mundo buscando aliados para imponerle a Irán el abandono de sus experimentos nucleares, denunciando un supuesto plan secreto para construir armas atómicas; y buscando establecer una negociación con Corea del Norte para que desmantele su recién anunciado armamento nuclear, su por ahora aliado musulmán, Pakistán, realiza el lanzamiento de un misil de prueba, de fabricación nacional, y con capacidad nuclear.

El ensayo causó preocupación en la India, vecino y en conflicto fronterizo permanente, también poseedor de armamento nuclear.

Tras décadas de tensiones, guerras localizadas y agresiones, India y Pakistán habían iniciado un proceso de negociones, tras el cambio de gobierno en la India, pero este ensayo armamentista, y del que Washington no ha dicho nada, pese a que Rice estuvo en el país dos días antes, puede hacer peligrar estas negociones.

Estados Unidos no parece preocupado de que Pakistán, gobernado por el general Pervez Musharraf desde que dió un golpe de Estado en octubre de 1999, pueda en un futuro cambiar de bando.

El peligro existe, ya que la mayor parte de la población es musulmana, y muchos ven con simpatías la resistencia a las tropas de Estados Unidos en el vecino Afganistán, en el no tan lejano Irak, y en la posición y la forma de gobierno de su otro vecino, Irán. Se sospecha que Osama Bin Laden, buscado por Estados Unidos -según dice su gobierno- desde setiembre de 2001, estaría refugiado en ese país. Pero, el presidente norteamericano George Bush, ha olvidado incluir a Pakistán en la lista de países que necesitan ser democratizados, y al parecer apuesta a mantener al general Musharraf todo el tiempo posible.

Pakistán, el único país islámico con armamento nuclear, ha tenido en el llamado "padre" de su programa nuclear, Abdul Qader Khan, a un hombre muy generoso o codicioso. Qader, que se encuentra bajo arresto domiciliario, admitió el pasado año que vendió material secreto e información del programa nuclear de su país, a Irán, Corea del Norte y Libia. En el pasado se había denunciado que también lo había hecho a Irak, pero tras la invasión a ese país quedó demostrado que no había desarrollado un plan de construcción de armas nucleares. Además, su único proyecto de construir una central nuclear para la producción de energía, fue bombardeada y destruída por Israel en 1981.

El general Musharraf no puede quejarse del apoyo norteamericano pese a que cada tanto Bush o Rice le tiran de las orejas. En su reciente gira por la región, Condoleezza Rice elogió los esfuerzos de la India y Pakistán por alcanzar un acuerdo de paz definitivo, que aleje los temores de una conflagración bélica entre las dos potencias nucleares del Sur de Asia y ofrezca estabilidad a la región, 'aunque sabemos que hay profundas diferencias que superar'. Además, prometió que EEUU aumentará su colaboración con Pakistán en los campos de la seguridad, la defensa y el desarrollo tecnológico -justo antes de la prueba del misil-. El gobierno de Washington, para mostrarse equidistante, hacer negocios y de paso promover la tensión e incentivar la carrera armamentista, confirmó que negocia con los dos países la venta de armamento moderno, incluídos caza-bombarderos F-16.

Por supuesto, India y Pakistán protestaron por la futura venta de armas a su vecino. Bush, encantado de promover la paz en la región.

Pero, Condoleezza Rice no dejó pasar la ocasión para presionar al general, y le adelantó su "preocupación" por el proyecto de construcción de un gasoducto de Irán a la India a través de Pakistán, debido al actual enfrentamiento sobre el programa nuclear iraní. Rice pretende presionar a Irán cerrando esta salida a su petróleo.

Disputa con India

Un día antes Rice había estado en Nueva Delhi, donde inició su gira asiática y allí también planteó su "preocupación" por el gasoducto desde Irán. Curiosamente, Rice fue directiva de Chevron Texaco y como empresaria planeó por años un oleoducto que atravesara el Afganistán de los talibanes -que ahora se podría construir si es que logran "pacificar el país-. Tanta fue su dedicación a la empresa -y quizás continúa haciéndolo- que un buque petrolero lleva su nombre.

En su reunión con el gobierno de la India no le fue tan bien. Desde el primer momento evidenció diferencias entre las aspiraciones regionales y los intereses geopolíticos de Washington en el área.
Rice dijo que su país quiere intensificar las relaciones en materia de defensa y energía, pero al mismo tiempo expresó su desacuerdo con la decisión del gobierno de Nueva Delhi de construir un gasoducto desde Irán.

El canciller indio, Natwar Singh, manifestó su disposición de continuar adelante el gasoducto, el cual considera esencial para atender las necesidades energéticas del segundo país más poblado del mundo.

No había terminado de partir de Nueva Delhi Condolezza Rice cuando un nuevo incidente diplomático enfrentó otra vez a los dos países. La sonrisa de la Secretaria de Estado no pudo ocultar la política de desprecio a la soberanía de otros países.

La decisión de Estados Unidos de negarle el visado a un ministro-jefe de la India suscitó otro incidente diplomático.

El canciller indio Natwar Singh convocó al embajador estadounidense, David Mulford, para que explique la negativa a autorizar la entrada a territorio norteamericano a Narendra Modi, jefe del gobierno del estado de Gujarat.

"La acción de la embajada es injustificada y muestra la falta de cortesía y sensibilidad hacia un ministro-jefe de un estado de la India elegido constitucionalmente", dijo un vocero de la cancillería.

La legación diplomática no sólo le denegó el visado, sino que incluso le revocó el de turismo y negocios que ya tenía, tras considerarlo responsable de violar la libertad religiosa.

La Cancillería india consideró esta decisión como un insulto a la nación, mientras que el gobierno indio pidió a Estados Unidos reconsiderar su postura.

La ocupación de Afganistán y el opio

En menos de una semana, dos altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos ratificaron en Kabul que piensan mantener tropas en ese país para siempre. Los mal pensados pueden suponer que se trata de asegurar la construcción de un oleducto, o para proteger la producción de opio, ya que según estadísticas oficiales de las Naciones Unidas, la producción de la droga aumentó un 87% desde la ocupación militar norteamericana.

Cuatro días antes de la visita de Rice a Kabul, el general Richard Meyers, de visita en esa capital, informó que su presencia tenía como objeto asesorar al presidente Bush sobre los lugares en que se instalarán bases militares permanentes en Afganistán.

Dijo además que también estaban planeando construir bases militares en las ex repúblicas soviéticas de Uzbekistán y Kirguizistán. "Todo esto se considerará mientras vamos hacia una construcción global de bases".

Poco después, la secretaria de Estado, confirmó la decisión de su país de mantener por tiempo indefinido los 20 mil soldados en Afganistán.

"Estados Unidos ha aprendido por las malas que no debe abandonar Afganistán", dijo Rice y añadió que Washington tiene un compromiso a largo plazo aquí.

En su primera visita a la nación centroasiática Rice se entrevistó con el presidente, Hamid Karzai, el canciller, Abdula Abdula, y con el mando de las tropas norteamericanas de ocupación.

Rice asistió también a una reunión en la embajada de Estados Unidos donde se analizó el problema del narcotráfico, que se disparó de manera alarmante desde que la Casa Blanca y sus aliados invadieron el país, hace tres años y medio.

Afganistán produce actualmente el 87 por ciento del opio y sus derivados consumidos en el mundo y va en camino de convertirse en un narcoestado, según advirtió un reciente informe de la ONU.

Otro tema abordado con las autoridades locales fue el de las elecciones legislativas, previstas inicialmente para junio de 2004, pero aplazadas en varias ocasiones debido a la creciente inseguridad.

En rueda de prensa conjunta con Karzai, la secretaria de Estado norteamericana dijo que los comicios previstos para mayo serán aplazados para septiembre, aunque sin precisar una fecha.

Guerra de las galaxias

Aunque no lleva el cinematográfico título que el ex presidente Reagan quiso ponerle a su planteo de llevar la carrera armamentista al espacio, Bush está empeñado en algo similar y dentro de un proyecto más ambicioso. Además de apuntar a todo el mundo desde el espacio, está dispuesto a plantar bases militares en todos lados, y ha organizado sus servicios secretos de manera tal que puedan cometer atentados, asesinatos y cualquier operación encubierta en cualquier país, sin necesidad de tener un motivo, alcanzará con la presunción de sentirse atacado.

La semana pasada, el Departamento de Defensa anunció que prevé crear un dispositivo capaz de lanzar bombas de gran potencia desde el espacio sideral contra objetivos en cualquier región del mundo.

Según el general Lance Lord, jefe del Comando Espacial de la Fuerza Aérea, las bombas convencionales (siempre se pueden cambiar) serían arrojadas desde una cápsula espacial, diseñada para colocar el artefacto destructivo sobre el blanco en un máximo de dos horas.

La cápsula, concebida como parte del programa Falcon, será desarrollada en los próximos cinco años y tendrá capacidad de transportar bombas de hasta 500 kilogramos.

Además, podrá llevar tecnología de espionaje, la cual, una vez que esté en el área de operaciones, actuará sobre el objetivo de exploración a bordo de un modelo especial de vehículo aéreo no tripulado (avión sin piloto).

Cuando el proyecto sea materializado "dará la posibilidad de aprovisionar a nuestras fuerzas de capacidad global para alcanzar cualquier blanco de alto valor", dijo Lord a medios de prensa.

Este programa, aseguró el oficial, constituye una "prioridad para el Departamento de Defensa".
Además, el Pentágono continúa desarrollando el llamado escudo de defensa antimisil, que evidencia el interés del gobierno en militarizar el espacio.

Cercando Sudamérica

Si bien no es un invento de Bush, Estados Unidos está desarrollando un "cinturón" de seguridad que lo aísle del continente y que le permita intervenir en cualquier país cuando lo crea oportuno.

Ya tiene una cláusula en el Tratado de devolución del Canal de Panamá que lo habilita a intervenir si considera que la vía interoceánica está en peligro. También se ha involucrado directamente en el conflicto colombiano, con la implementación del Plan Colombia, que le cuesta cientos de millones de dólares anuales, y ahora, con el gobierno del presidente Alvaro Uribe, prácticamente ha pasado a sustituir la justicia de ese país.

Colombia ha abandonado toda soberanía a la hora de juzgar presuntos guerrilleros y narcotraficantes. Todo país, cada vez que detiene a un ciudadano -de cualquier nacionalidad- que haya cometido un delito en su territorio, primero lo juzga, le hace cumplir su condena, y sólo después lo extradita. Sin embargo, el gobierno de Uribe detiene jefes guerrilleros y los envía directamente a Estados Unidos para que sean juzgados por las leyes de ese país. Técnica, Uribe estaría reconociendo que no han cometido delitos en Colombia, o bien, que considera que la legislación norteamericana abarca y se impone en el territorio colombiano.

Pero, junto a esta implicación en la conducción del gobierno colombiano y en la estrategia de guerra contra la guerrilla, Estados Unidos ha buscando concretar bases militares -algunas a cargo de empresas privadas que son contratadas por la CIA- en varios países de la región.

Por lo pronto, ha intensificado la instalación de bases militares como en el caso de Manta (Ecuador), Tres Esquinas y Leticia (Colombia), Iquitos (Perú), Reina Beatríz (Aruba), Hato (Curazao) y Comalapa (El Salvador).

Estas bases complementan el cerco de EE.UU. en el continente, que también incluye bases militares en Puerto Rico (Vieques), Cuba (Guantánamo) y Honduras (Soto de Cano).

Ha buscado, hasta ahora sin éxito, construir bases militares en Argentina (Tierra de Fuego), así como controlar la base de Alcántara en Brasil. Mientras tanto, mantiene tropas casi constantemente en el continente, bajo la excusa de realizar ejercicios militares conjuntos, como la operación "Unitas" y otras.
Para su política de intervención, Estados Unidos argumenta el combate al terrorismo y al narcotráfico. En todos estos años, El Comando Sur del Ejército norteamericano (que actúa en América Latina) ha visto aumentar su presupuesto militar para actividades en la región, desde "ayuda" militar, maniobras conjuntas, entrenamiento de soldados, y otras operaciones.

En su argumentación para reclamar más presupuesto, el jefe del Comando Sur, el general James Hill, advirtió de los peligros de la guerrilla, a la que equiparó con el narcotráfico, y se refirió a lo que llamó "grupos emergentes", y que considera son las corrientes populistas en la región, como los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela.

Sostuvo que "los populistas radicales que se aprovechan de la profunda frustración con el fracaso de las reformas democráticas".



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