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Inmigración en Suecia |
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escribe Ricardo Moreno El tema de la inmigración es en la actualidad uno de los más candentes en el debate político de Suecia y frente al que la opinión pública está cada vez más sensibilizada. Esto quiere decir que hay un creciente sentimiento de rechazo a los extranjeros, que se expresa de diversas maneras. Aunque no es comparable a la xenofobia del vecino gobierno danés, empieza a ser preocupante. Un intento de formar en Suecia un partido del tipo del Popular danés cuya principal meta es la de expulsar a todos los extranjeros no ha prosperado. Pero es muy probable que un líder carismático que levantara hoy las mismas banderas xenófobas, tendría mejor suerte. Ya existe un partido neonazi que ha logrado representación en varias comunas particularmente en las de la región sur del país, a través del voto popular. Ello ha alertado a la clase política que, en estos momentos se encuentra a la búsqueda de soluciones capaces de atajar males mayores. Se estima que hay aproximadamente 25 000 extranjeros que están tramitando su permiso de residencia. Algunos por segunda vez ya que apelaron una resolución negativa anterior. La mayoría sin posibilidades de tener una respuesta afirmativa. De ese total, unos 10 000 han tenido ya la negativa a su solicitud, incluso en la instancia de la apelación a que tienen derecho. Estos, sobre los que ya está adoptada la decisión de expulsión, han pasado a la «clandestinidad» y se encuentran ilegalmente, ayudados por parientes, iglesias y organizaciones humanitarias. En muchos casos son familias con niños que carecen oficialmente de asistencia médica, escuela, etc, creando un problema social añadido. La mayoría procede de países que han sufrido guerras, caso de la ex Yugoslavia o las sufren, caso de Irak. Frente a esta situación tres partidos que integran la Alianza por Suecia, -coalición de derechas que pretende desplazar a la socialdemocracia del gobierno el año próximo, más el Partido de Izquierda (excomunistas) y Verdes han propuesto una especie de «amnistía» para ese grupo de 25 000, a lo que se les otorgaría el permiso de residencia. Sería una especie de borrón y cuenta nueva. A esta propuesta se oponen, hasta ahora, socialdemócratas y conservadores, que juntos tienen mayoría en el Parlamento. Las causas que en parte explicarían el reciente rechazo a los extranjeros, son las comunes a casi toda Europa: -Alta participación de extranjeros, especialmente de jóvenes cada vez más jóvenes, en los índice de criminalidad. -Utilización, muchas veces por medios ilícitos, de las prestaciones sociales existentes en Suecia, que aunque han sufrido recortes, siguen siendo «espléndidas»» para los parámetros de un inmigrante de un país pobre. -El choque cultura que se agrava ante el fracaso de las políticas de integración. El tratamiento del problema por los medios y casi siempre por el debate político, no contribuye a esclarecer el panorama. Problemas sociales se confunden con problemas étnicos. Un hijo de inmigrantes que participa de las bandas juveniles que bajo amenaza despojan de los celulares o el reloj a los jóvenes suecos explicaba a un periodista. «Nosotros no tenemos nada en contra de los muchachos suecos, sólo queremos tener las mismas cosas que tienen ellos». Esas «cosas» que la televisión les ofrece permanentemente y que sus padres, generalmente en paro, no les pueden comprar. Existe coincidencia, en que el mayor índice de criminalidad procede de inmigrantes de los países procedentes del Este de Europa. La tendencia es a culpar a nacionalidades y olvidar que a esos individuos, la caída de los regímenes autoritarios en que vivían les significó la pérdida de todo el aparato de seguridad social que tenían. Suecia vivió durante 70 años bajo el temor de la «amenaza rusa» La invasión no se produjo, pero si la invasión de mafias, traficantes de drogas, de mujeres y niños y un aumento inusitado de enfermedades venéreas que casi habían sido eliminadas. No es extraño que en estos días la prensa ha divulgado que los ancianos alojados en residencias comunules, hayan pedido a las autoridades que sean suecos y no extranjeros quienes hagan el aseo de la habitación y la ayuda personal. Se dice que se trata de personas con demencia senil. Talvez no tanta. Con 9 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente un millón de extranjeros, muchos de ellos nórdicos, Suecia había tenido bajo control el problema. Ahora se le está escapando de las manos. |
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