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A propósito de populismos y racismos |
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escribe Luis Calizaya Arce (Sonkoy Ukumanta) Si careces de memoria y te has olvidado de tus cicatrices, si te olvidaste que tu sangre y tu herida es también la llaga que nos dejaron por el único, dicen que delito de pensar diferente, si has olvidado que un día has cultivado un pedazo de luz, esperanza y alegría para tu pueblo. Por lo menos no injuries, no urgues las llagas del ayer, presentes hoy. Con sarcasmos de arrogancia a tu regalado gusto, ciudadano de mi sangre, que es la misma sangre en cualquier parte de este mundo; con las mismas artimañas políticas del opresor del ayer, hoy te satisfaces con tu sonrisa hipócrita maquilladas de verdugo neoliberal. Si no te asusta mi desgarrado cuerpo y tengo que recordarte que los cuerpos de hijos dignos de la gran patria latinoamericana: Tupak Katari, Bartolina Sisa, Juana Azurduy de Padilla, Julián Apaza, Emiliano Zapata, Simón Bolívar, César Augusto Sandino, Farabundo Martí, José Martí, José Artigas, Rosendo García, Camilo Cienfuegos, Ché Guevara, los hermanos Inti y Coco Peredo, Benjo Cruz, Pablo Neruda, Salvador Allende, Víctor Jara, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Nilo Suruco (y de muchos otros más, disculpas, no los nombramos por temor a equivocarnos), aún están presentes en nuestras memorias. No sé como llamarte, pena me da mirarte cuando te miro. Pena me da saber lo que has perdido; porque amargan tus discursos soberbios, amargan las ridículas aberraciones de algunos academicistas (no académicos), esbirros y mercantilistas del mundo moderno (no pos-moderno). De los que siempre trataron de faltarnos el respeto, que siempre faltaron el respeto a su propia madre y pueblo, a su propia historia y después al otro día de su fanfarronería, como si nada pasara, como el cuento del Atoj Antonio (del zorro disfrazado de oveja) tratan de borrar con el codo, todo lo malo que dijeron y escribieron con la mano, (prueba clara de la politiquería oportunista que manejan y a la que están acostumbrados los serviles. Los que sólo buscan protagonismo y hacer carrera dicen que ¿política? Se atreven a lanzar discursos pomposos de mentiras en nombre de nuestros pueblos. Nos meten y nos sacan del mismo saco, con razonamientos apreciaciones prestadas que son de otros y pasados de moda, porque desde siglos han repetido siempre lo mismo. Nos quieren meter en la misma bolsa, estos llamados ideólogos, creyendo que todos somos iguales. ¡Creyendo que todos somos de su misma calaña! Porque no es nuevo, siempre trataron de globalizarnos. Ahora nos dicen que las políticas neoliberales son las mejores alternativas de solución a los problemas sociales. ¡Joder, se creen que todos tenemos la misma cultura de rapiña! ¡Basta ya cabrones dejen sus chuladas y no nos confundan! creyéndonos parte del mismo negocio, de la misma trama creada para robar, para matar, asesinar y cercenar a la madre o hermana. ¡Los pueblos tienen sus propias historias, tienen memoria señores asimilados! Sepan ustedes que los valores éticos y morales de los pueblos aymaras, quechuas, tupiguaraníes y muchos otros existen aun en este siglo. La filosofía de vida, del ama sua (no robar), ama quella (no ser flojo), ama llulla, (no seas mentiroso) y ama llunku, (no seas zalamero), aun rigen como normas de nuestras sociedades. ¿Sabían que con la llegada de los conquistadores y colonialistas, llegó la lengua blanca del mentiroso y cizañero al mundo andino? Y también parece que se olvidan de que todos los imperios que tuvimos en nuestro planeta desaparecieron. Y lo único que dejaron es miseria y dolor a nuestros pueblos. Pero tampoco ha existido nunca un proyecto de vida que se haya hecho realidad, sin un sueño. ¿Sabían que antes que llegara la colonia española o castellana (que para mi humilde entender, es la misma chola cambiada de polleras), inglesa, francesa o estadounidense, (imperios todos al fin), el dinero nunca fue parte de nuestras culturas? Porque lo teníamos todo, lo necesario para vivir y en nuestras culturas la palabra española o castellana pobreza no existía y fueron las únicas culturas andinas de este planeta que no tenían esa expresión, porque es claro que esta fue y es la constante heredada del viejo mundo. Cuando la depredación social del viejo mundo trajo las dicotomías de vidas totalmente opuestas: del dinero y la pobreza, de la muerte y la vida, del cielo y el infierno, de Dios y el demonio; sus apreciaciones solo eran y son, la de su pequeño mundo reducido al blanco y al negro, no cabía para ellos la multiculturidad. Los serviles a las colonias no se imaginaban siquiera que lo que traían no solamente eran culturas civilizatorias, sino civilizaciones socialmente inferiores a lo de los incas. Aun hoy en el mundo andino, se rige la gente de nuestras sociedades por los valores éticos y morales, por la complementariedad de las cosas. Por dos fuerzas semejantes, iguales y complementarias que están en un constante y permanente equilibrio; balance armonioso entre energía masculina y femenina, donde no existen los perdedores ni ganadores. Es decir no existe la competencia, la lucha salvaje del sistema crematístico, toxificante social y cultural. Donde no sólo se ve la coexistencia pacífica del metabolismo social humano en armonía, sino también convive el ser humano con todo lo de su entorno. Con toda la naturaleza, con la flora y fauna; al igual como el ciclo de vida de una árbol con raíces en ecosistema donde no existe la yerba mala o buena, o bien como en la recirculación natural del agua. Donde no hay agua de ríos buenos ni malos; donde no se hallan pueblos y sociedades escogidas, privilegiadas o pueblos y sociedades castigadas. Sólo tenemos y se encuentra la hermandad de los ayllus, de los markas, de las comunidades Con la ambición de poder, de dominar y someter, surge el egoísmo de la economía, (ésta no surge solita, como por arte de magia), sino llega avalada por la avaricia política que sucesivamente aprueba la acumulación de bienes y por ende la del inmoral doble discurso. Pero sabemos perfectamente a estas alturas que con el dinero o la inversión, o el sometimiento económico y político no se resuelven los problemas de identidad, explotación, discriminación y segregación. Ni se pueden rescatar para todos otros valores mejores, de mejores comportamientos éticos de nuestras sociedades. ¡Despertemos, que de todas maneras tenemos después toda una eternidad para dormirI ¡Tomemos partido contra la injusticias! No dejemos que otros hablen por nosotros de nuestras historias. Pensemos con el don que nos dotó la naturaleza, no pisemos sobre los nuestros; en los que dieron la cara al sol por lo que creían y pensaban, porque ellos no mueren nunca. Ellos cada vez más están presentes, ellos quedaron y viven para siempre en la memoria de nues-tros pueblos. |
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