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04-Febrero-2005

 

Omar Saavedra Santis nuevamente en su país
El último

 

escribe Juan Cameron

El escritor y dramaturgo chileno Omar Saavedra Santis acaba de entregar, en diciembre recién pasado y a través de Ediciones Escaparate, su reciente novela El último/ sumarísima relación de la historia de Samuel Huerta Mardones. En el presente relato un guerrillero de Neltume, perdido durante 22 años en la selva sureña, reaparece de pronto en un Chile moderno y liberal, haciendo remecer la poco sólida plataforma del sistema imperante en el país.

Un viejo chiste recorría el país en algún período de crisis: un astronauta nacional, por esos avatares del tiempo y el espacio, regresa tras una breve misión a la Tierra. Pero al descender le explican que en ella han transcurrido más de 50 años. -¿Y qué ha sido de la patria, compañeros? -Pregunta entonces. -Y bueno, -le responden. -Los argentinos continúan con la cuestión de los límites. Pero de Talca no pasarán, compañero.

Esta anécdota se hace presente cuando el protagonista, Samuel Huerta, alias el Pequén, pregunta a su antiguo compañero de lucha, Roberto Niño, ahora flamante Ministro Secretario General de Gobierno: - ¿Qué ha sido del mundo, Julián?

Metáfora de ese japonés que hacia comienzos de los 60s aún combate a un supuesto enemigo en algún perdido atolón del Pacífico, puede ser esta novela. Por que resulta ésta -El último/ sumarísima relación de la historia de Samuel Huerta Mardones- también una suerte de símil entre la imagen del retornado a su tierra décadas después y no entiende nada de nada. ¿Ganamos o perdimos? Se pregunta; y ante una respuesta ambigua aclara: ¿Pero, hicimos la revolución?

El sujeto que viaja a través del tiempo, el que viene del pasado podríamos individualizar, y se ubica en este Chile presente y curiosamente entregado al discurso del discurso, al lenguaje de lo inmediato, lo banal, lo transitorio, no podrá tener ninguna respuesta. Su idioma es otro, su lenguaje maneja otros signos, su ideología transcurre a través de símbolos diversos. El mundo ha cambiado, se ha hecho absoluto, se ha puesto en blanco y negro y no hay ya encuentro posible .

Niño, o Julián, quien asume el rol de la mala conciencia, nos indica con claridad cuál es el problema. En un párrafo de página 66, que sería conveniente subrayar, indica dos cosas. En primer lugar, nos dice: En cierto modo Pequén simbolizaba una nostalgia por la perdida capacidad de asombrarse, de iluminarse, de creer en algo. Para, a continuación, rematar con lo siguiente: ¿Porqué entonces, no servirse de ese simbolismo para que el país se despercudiera de esa abulia que lo consumía con fuego frío y se hiciera parte activa de los proyectos políticos que le incumbían.Pasado y presente -Time present and time past- tal como decía Thomas Sterns Elliot, son uno solo en este futuro inmediato. Sus túneles o vasos comunicantes son los mismos que cruzan y entrecruzan los personajes de Undergrownd, de Kosturica. El ya viejo enfrentamiento entre lo moderno y lo posmoderno responde a un punto central -la ética- esa mañosa señora que insiste en dirigir nuestra conciencia y nuestra vida ¡con qué derecho! diríamos ahora.

La historia se inspira en la fracasada guerrilla de Neltume, que tuvo lugar en el sur de Chile entre los años 1980 y 1981, y que respondía al llamado Plan 78 del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el MIR. Este grupo de avanzada, como es de todos conocido, fue barrido por los comandos del Ejército antes de alcanzar siquiera a convertirse en cabeza de playa. Existen muy pocos intentos, en el campo de la Literatura, por rescatar la memoria de estos acontecimientos. Uno de ellos pertenece al escritor valdiviano Rubén González Lefno, quien el año 2002 publicó, por Anagrama editores, el volumen de cuentos Neltume/ el vuelo quebrado.

La otra gran cuestión aquí es la de la memoria. El establecimiento de la revisión histórica hecho por los personajes de esta supuesta ficción, implica más bien una falsa memoria, un negarse a recordar sino cierta parte de lo pretérito. La cuestión implica también un asunto ético.

En cuanto a la anécdota, Omar Saavedra intercala varias historias sobre un mismo tema, las que transcurren en épocas diversas y -ya lo decía- unidas por el camino del tiempo. La historia de Samuel es una de ellas; transcurre por los años 80. Su reaparición en este fin de milenio -como ese impertinente viajero del tiempo que pregunta acerca de la conciencia- es la historia del ex combatiente Luciano, el flamante ministro Roberto Niño, con todo el aparataje de la justificación ante sí mismo y ante el juicio final de la historia.

Omar Saavedra, autor nacido en Valparaíso en 1944 y de brillante carrera literaria en Alemania, es hoy ese retornado que inquiere detalles, que pregunta por la cosecha, que pone en duda nuestra veracidad y además trae extrañas historias, molestas historias que tan bien habíamos ya olvidado. Como un astronauta retornado a destiempo desde la misma realidad, nos trae la memoria y nos advierte ¡válgame Dios! que la imagen de país que nosotros en este país nos hemos construido de nuestro país, no existe; que no es la misma allá afuera; que se ríen de nosotros; que ya no nos quieren, que debemos recobrar la memoria antes que sea demasiado tarde. Tal es la lección que nos deja esta novela.

Omar Saavedra Santis resulta, con todo, un escritor alemán que escribe sobre su país de origen. En éste, por lo demás, sólo se conoce su obra anterior, Erótica de la resistencia (cuentos, 2003) aunque son numerosas las obras publicadas en el campo de la narrativa, el ensayo y la dramaturgia en idioma germano. Traducido y premiado en diversos certámenes internacionales, Saavedra resulta hoy uno de los escritores más prolíferos entre los nacidos en Chile.



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