LA PAZ. Bolivia en las últimas décadas es y ha sido el personaje que estira el sombrero ante la cooperación internacional y organismos de financiamiento. Pero quienes nos dan dádivas, nos dicen también en qué debemos gastar, cómo vestirnos, la manera de hablar, etc. En otras palabras deciden qué es lo mejor para nosotros.

Es así que somos sus conejillos de indias, en los cuales experimentan y van evaluando nuestras reacciones; un día nos amarran una pierna para ver cómo cojeamos, al otro día nos ponen un tercer ojo, y si aparece algún iluminado nos trae la receta que dio resultado en Suiza y la aplica a nosotros.

En los últimos años se puso de moda la "participación ciudadana", la cual consiste en que todos los que habitamos Bolivia, debemos ser "actores" en la toma de decisiones que afecten al futuro de nuestro barrio, comunidad, municipio, departamento y país. Sin duda alguna, suena espectacular, pues de esa manera nos convertimos en hombres.

Lo más probable es que en algún "focus group" realizado en París se vio cual era la mejor manera para que labren su destino los bolivianitos. El detalle que se les pasó por alto, es que nuestra realidad es diferente a la de Europa. Es más, es diferente la realidad de un municipio a otro en un mismo departamento. Pero al fin y al cabo era un simple detalle y empezó el bombardeo de normas, decretos, leyes, seminarios, etc., sobre estos pobres tercermundistas y el dilema es muy sencillo: o la aplicas o no hay nada en el sombrero.

Y sin preocuparse si asimilábamos sus enseñanzas o si el camino era el correcto, nos inyectaron esteroides para que corramos más rápido y de pronto en el área occidental (lugar preferido para realizar experimentos), tomamos las banderas de la "democracia al extremo" y empezamos a realizar reuniones y cabildos, para decidir sobre todo. Es entonces cuando surgen los eruditos todólogos de barrio, dotados de labia, con argumentos populistas y habilidad para convencer.

Los resultados no se dejaron esperar y el pueblo que ahora decide, decidió que muchas cosas estaban mal, que las empresas extranjeras que nos proveen de agua, luz, telecomunicaciones, etc. nos están engañando. Por lo tanto deben irse y al diablo con los contratos, derechos, leyes y fe del estado: es lo que ésta ciudadanía que participa ha decidido y punto.

Ahora todos esos buenos cooperantes que nos explicaron nuestros derechos y no los derechos de los demás, posiblemente acompañados de un buen café colombiano en alguna oficina en Europa se pregunten si existió algún error, pues el plan era perfecto y se pondrán a pensar qué nuevo experimento aplicarnos. O quizás estén contentos con los resultados.

Lo cierto es que nuestros amigos de la cooperación internacional son coresponsables de lo que hoy vivimos, de esta escalada de demagogia popular, de los discursos sentimentaloides, de las arbitrariedades populistas, de las decisiones que nos están destruyendo.

Y como no había y no hay gobierno que guíe nos vamos al tacho, mientras desde el primer mundo analizan cómo nos retorcemos.

Tomado de"EXPEDIENTE CONFIDENCIAl",
La Paz, Bolivia