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Volviste, como también prometiste, para compartir tus luchas bolivarianas con nosotros |
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LA HABANA. Palabras pronunciadas por el presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz, en el Teatro «Karl Marx», el 14 de diciembre de 2004, durante la visita que efectuara el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez. Querido hermano Hugo Chávez, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela; Queridos miembros de la numerosa y prestigiosa delegación del Gobierno venezolano que lo acompaña; Queridos participantes en este acto; Queridos invitados: Para saber quién es Hugo Chávez hay que recordar lo que dijo en el discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 14 de diciembre de 1994, hace hoy exactamente diez años. Al referirse al hecho de que yo lo esperase en el aeropuerto, expresó con increíble modestia: «Cuando recibí la inmensa y agradable sorpresa de ser esperado en el aeropuerto internacional José Martí por él mismo en persona, le dije: `Yo no merezco este honor, aspiro a merecerlo algún día en los meses y en los años por venir. Lo mismo les digo a todos ustedes, queridos compatriotas cubano-latinoamericanos: Algún día esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos, como estamos, desde siglos hace, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado como una sola nación que somos. «En ese camino andamos, y como Aquiles Nazoa dijo de José Martí, nos sentimos de todos los tiempos y de todos los lugares, y andamos como el viento tras esa semilla que aquí cayó un día y aquí, en terreno fértil, retoñó y se levanta como lo que siempre hemos dicho y no lo digo ahora aquí en Cuba, porque esté en Cuba y porque, como dicen en mi tierra, en el llano venezolano, me sienta guapo y apoyado, sino que lo decíamos en el mismo ejército venezolano antes de ser soldados insurrectos; lo decíamos en los salones, en las escuelas militares de Venezuela: Cuba es un bastión de la dignidad latinoamericana y como tal hay que verla.» «Sin duda están ocurriendo cosas interesantes en la América Latina y en el Caribe; sin duda que ese insigne poeta y escritor nuestro, de esta América Nuestra, don Pablo Neruda, tiene profunda razón cuando escribió que Bolívar despierta cada cien años, cuando despierta el pueblo. «Sin duda que estamos en una era de despertares, de resurrecciones de pueblos, de fuerzas y de esperanzas; sin duda, Presidente, que esa ola que usted anuncia o que anunció y sigue anunciando en esa entrevista a la que me he referido antes, Un grano de maíz, se siente y se palpa por toda la América Latina.» «Nosotros tuvimos la osadía de fundar un movimiento dentro de las filas del ejército nacional de Venezuela, hastiados de tanta corrupción, y nos juramos dedicarle la vida a la construcción de un movimiento revolucionario y a la lucha revolucionaria en Venezuela, ahora, en el ámbito latinoamericano. «Eso comenzamos a hacerlo el año bicentenario del nacimiento de Bolívar. Pero veamos que este próximo año es el centenario de la muerte de José Martí, veamos que este año que viene es el bicentenario del nacimiento del mariscal Antonio José de Sucre, veamos que este año que viene es el bicentenario de la rebelión y muerte del zambo José Leonardo Chirinos en las costas de Coro, en Venezuela, tierra, por cierto, de los ascendientes del prócer Antonio Maceo. «El tiempo nos llama y nos impulsa; es, sin duda, tiempo de recorrer de nuevo caminos de esperanza y de lucha. En eso andamos nosotros, ahora dedicados al trabajo revolucionario en tres direcciones fundamentales que voy a permitirme resumir ante ustedes para invitarlos al intercambio, para invitarlos a extender lazos de unión y de trabajo, de construcción concreta. «En primer lugar, estamos empeñados en levantar una bandera ideológica pertinente y propicia a nuestra tierra venezolana, a nuestra tierra latinoamericana: la bandera bolivariana. «Pero en ese trabajo ideológico de revisión de la historia y de las ideas que nacieron en Venezuela y en este continente hace doscientos años, en ese sumergirnos en la historia buscando nuestras raíces, hemos diseñado y hemos lanzado a la opinión pública nacional e internacional la idea de aquel Simón Bolívar que llamaba, por ejemplo, a esa unidad latinoamericana para poder oponer una nación desarrollada como contrapeso a la pretensión del norte que ya se perfilaba con sus garras sobre nuestra tierra latinoamericana; la idea de aquel Bolívar que desde su tumba casi, ya en Santa Marta, dijo: `Los militares deben empuñar su espada para defender las garantías sociales; la idea de aquel Bolívar que dijo que el mejor sistema de gobierno es el que le proporciona mayor suma de felicidad a su pueblo, mayor suma de estabilidad política y seguridad social. «Esa raíz profunda, esa raíz bolivariana, que está unida por el tiempo, por la historia misma a la raíz robinsoniana, tomando como inspiración el nombre de Samuel Robinson o Simón Rodríguez, a quien conocemos muy poco los latinoamericanos porque nos dijeron desde pequeños: `El maestro de Bolívar, y allí se quedó, como estigmatizado por la historia, el loco estrafalario que murió anciano, deambulando como el viento por los pueblos de la América Latina. «Simón Rodríguez llamaba a los americanos meridionales a hacer dos revoluciones: la política y la revolución económica. Aquel Simón Rodríguez que llamaba a la construcción de un modelo de economía social y un modelo de economía popular, que dejó para todos los tiempos de América Latina, como un reto para nosotros, aquello de que la América Latina no podía seguir imitando servilmente, sino que tenía que ser original y llamaba a inventar o errar. Ese viejo loco, para los burgueses de la época, que andaba recogiendo niños ya anciano y abandonado, y que decía: `Los niños son las piedras del futuro edificio republicano, ¡vengan acá para pulir las piedras para que ese edificio sea sólido y luminoso!» «Nosotros, como militares, andamos tras esa búsqueda, y hoy nos vamos más afianzados en la convicción y en la necesidad de que el ejército de Venezuela tiene que ser de nuevo lo que fue: un ejército del pueblo, un ejército para defender eso que Bolívar llamó las garantías sociales.» «Sería una primera vertiente de trabajo bien adecuada, Comandante: el próximo año del centenario de la muerte de José Martí, estrechar ese trabajo ideológico, ese binomio de Bolívar y Martí, como forma de levantar la emoción y el orgullo de los latinoamericanos. «La otra vertiente de nuestro trabajo, para la cual también necesitamos estrechar nexos con los pueblos de nuestra América, es el trabajo organizativo. «En la cárcel recibíamos muchos documentos de cómo el pueblo cubano se fue organizando después del triunfo de la Revolución, y estamos empeñados en organizar en Venezuela un inmenso movimiento social: el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200; y más allá, estamos convocando para este próximo año a la creación del Frente Nacional Bolivariano, y estamos llamando a los estudiantes, a los campesinos, a los aborígenes, a los militares que estamos en la calle, a los intelectuales, a los obreros, a los pescadores, a los soñadores, a todos, a conformar ese frente, un gran frente social que enfrente el reto de la transformación de Venezuela. «En Venezuela nadie sabe lo que puede ocurrir en cualquier momento. Nosotros, por ejemplo, que estamos entrando en un año electoral, 1995, dentro de un año, en diciembre, habrá en Venezuela otro proceso electoral, ilegal e ilegítimo, signado por una abstención ustedes no lo van a creer del 90 por ciento en promedio; es decir, el 90 por ciento de los venezolanos no va a las urnas electorales, no cree en mensajes de políticos, no cree en casi ningún partido político. «Este año nosotros aspiramos, con el Movimiento Bolivariano, con el Frente Nacional Bolivariano, polarizar a Venezuela. Los que van al proceso electoral donde hay gente honesta también que respetamos, pero en lo que no creemos es en el proceso electoral, ese es un polo; y el otro polo que nosotros vamos a alimentar, a empujar y a reforzar es la solicitud en la calle, con el pueblo, del llamado a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, para redefinir las bases fundamentales de la república que se vinieron abajo; las bases jurídicas, las bases políticas, las bases económicas, las bases morales incluso, de Venezuela están en el suelo, y eso no se va a arreglar con pequeños parches. «Bolívar lo decía: `Las gangrenas políticas no se curan con paliativos, y en Venezuela hay una gangrena absoluta y total.» «Un mango madura cuando está verde, pero un mango podrido jamás va a madurar; de un mango podrido hay que rescatar su semilla y sembrarla para que nazca una nueva planta. Eso pasa en Venezuela hoy. Este sistema no tiene manera de recuperarse a sí mismo.» «Nosotros no desechamos la vía de las armas en Venezuela, nosotros seguimos teniendo, y lo dicen las encuestas del mismo gobierno, más del 80 por ciento de opinión favorable en los militares venezolanos, en el ejército, en la marina, en la fuerza aérea y en la Guardia Nacional.» «A pesar de todo eso, ahí tenemos una fuerza y, además de todo eso, tenemos un altísimo porcentaje de los venezolanos, especialmente, queridos amigos, ese 60 por ciento de venezolanos tampoco lo van a creer ustedes en pobreza crítica. «Increíble, pero es cierto: en Venezuela se esfumaron 200 mil millones de dólares en 20 años. ¿Y dónde están? me preguntaba el Presidente Castro. En las cuentas en el exterior de casi todos los que han pasado por el poder en Venezuela, civiles y militares que se enriquecieron al amparo del poder. «En esa inmensa mayoría de venezolanos, nosotros tenemos un tremendo impacto positivo y ustedes comprenderán que, al tener esas dos fuerzas, estamos dispuestos a dar el todo por el todo por el cambio necesario en Venezuela. Por eso decimos que no desechamos la vía de utilizar las armas del pueblo que están en los cuarteles para buscar el camino si este sistema político decide, como parece haber decidido, atornillarse de nuevo y buscar recursos para manipular y engañar. »Nosotros estamos pidiendo Constituyente, y el año que viene ya les dije vamos a empujar esta salida como recurso estratégico de corto plazo. »Es un proyecto de largo plazo, es un proyecto de un horizonte de 20 a 40 años, un modelo económico soberano; no queremos seguir siendo una economía colonial, un modelo económico complementario.» »Es un proyecto que nosotros hemos lanzado ya al mundo venezolano con el nombre de Proyecto Nacional `Simón Bolívar, pero con los brazos extendidos al continente latinoamericano y caribeño. Un proyecto en el cual no es aventurado pensar, desde el punto de vista político, en una asociación de Estados latinoamericanos. ¿Por qué no pensar en eso, que fue el sueño original de nuestros libertadores? ¿Por qué seguir fragmentados? Hasta allí, en el área política, llega la pretensión de ese proyecto que no es nuestro ni es original, tiene 200 años, al menos. »Cuántas experiencias positivas en el área cultural, en el área económica en esta economía de guerra en la que vive Cuba prácticamente, en el área deportiva, en el área de la salud, de la atención a la gente, de la atención al hombre, que es el primer objeto de la patria, el sujeto de la patria. »En esa área o en esa tercera vertiente, en el proyecto político transformador de largo plazo, extendemos la mano a la experiencia, a los hombres y mujeres de Cuba que tienen años pensando y haciendo por ese proyecto continental.» »El siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano. »Queridos amigos, ustedes me han honrado con sentarse esta noche a oír estas ideas de un soldado, de un latinoamericano entregado de lleno y para siempre a la causa de la revolución de esta América nuestra» (Aplausos). Había un pensamiento político y económico revolucionario perfectamente estructurado, coherente, una estrategia y una táctica. Bastante antes de lo que entonces podía pensarse, el proceso bolivariano derrotaría a la oligarquía en limpia lid prácticamente sin recursos, y la convocatoria a la Asamblea Constituyente de que nos habló Chávez se llevó a cabo. Una revolución profunda se iniciaba en la gloriosa patria de Bolívar. Como pudieron apreciar, en aquel discurso él declaró con toda franqueza: nosotros no desechamos la vía de las armas en Venezuela. En las largas horas de conversaciones e intercambios que sostuvimos durante su visita, este importante tema fue uno de los puntos abordados. El líder bolivariano prefería la conquista del poder sin derramamientos de sangre. Tenía, sin embargo, gran preocupación de que la oligarquía, por su parte, acudiera al recurso del golpe de estado con la complicidad del alto mando militar para detener el movimiento desatado por los oficiales rebeldes el 4 de febrero de 1992. Recuerdo que me dijo: Nuestra línea es evitar situaciones graves y derramamientos de sangre; nuestra perspectiva es crear alianzas de fuerzas sociales y políticas, porque podríamos en 1998 lanzar una vigorosa campaña con una importante fuerza electoral, el apoyo de la población y amplios sectores de las Fuerzas Armadas, para llegar al poder por esa vía tradicional. Creo que esa es nuestra mejor estrategia. No olvido el lacónico pero sincero comentario que le hice: Ese es un buen camino. Tal como él dijo, ocurrió: en 1998 el movimiento bolivariano, una alianza de fuerzas patrióticas y de izquierda creada y dirigida por él, con el apoyo del pueblo, la simpatía y la solidaridad de la mayoría de los militares, en especial de los oficiales jóvenes, en las elecciones de ese año obtiene una contundente victoria. Toda una lección para los revolucionarios de que no hay dogmas ni caminos únicos. La propia Revolución Cubana fue también una prueba de ello. Hace mucho tiempo albergo igualmente la más profunda convicción de que, cuando la crisis llega, los líderes surgen. Así surgió Bolívar cuando la ocupación de España por Napoleón y la imposición de un rey extranjero crearon las condiciones propicias para la independencia de las colonias españolas en este hemisferio. Así surgió Martí, cuando llegó la hora propicia para el estallido de la Revolución independentista en Cuba. Así surgió Chávez, cuando la terrible situación social y humana en Venezuela y América Latina determinaba que el momento de luchar por la segunda y verdadera independencia había llegado. La batalla ahora es más dura y difícil. Un imperio hegemónico, en un mundo globalizado, la única superpotencia que prevaleció después de la guerra fría y el prolongado conflicto entre dos concepciones políticas, económicas y sociales radicalmente diferentes, constituye un enorme obstáculo para lo único que hoy podría preservar, no solo los más elementales derechos del ser humano, sino incluso su propia supervivencia. Hoy la crisis que atraviesa el mundo no es ni puede ser de un solo país, de un subcontinente o de un continente; es también global. Por ello, tal sistema imperial y el orden económico que ha impuesto al mundo son insostenibles. Los pueblos decididos a luchar, no solo por su independencia, sino también por la supervivencia, no pueden ser jamás vencidos, incluso si se trata de un solo pueblo. Es imposible ignorar lo que ha ocurrido en Cuba durante casi medio siglo y los enormes avances sociales, culturales y humanos alcanzados por nuestro país a pesar del bloqueo económico más prolongado que se conoce en la historia. Imposible ignorar lo ocurrido en Vietnam. Imposible ignorar lo que está hoy ocurriendo en Iraq. Lo que ocurre hoy en Venezuela es otro impresionante ejemplo. Ni golpe de estado, ni golpe petrolero, ni referendo revocatorio con el apoyo de la casi totalidad de los medios masivos, pudieron impedir una victoria aplastante del movimiento bolivariano que alcanzó casi un 50 por ciento más de votos a favor del NO el 15 de agosto, y otro colosal triunfo en 23 de las 25 gobernaciones regionales, un hecho sin precedentes que el mundo contempla con asombro y simpatía. La batalla, además, se desarrolló dentro de las mismas normas y reglas que el imperio ha impuesto para debilitar y dividir a los pueblos e imponer su podrida y desprestigiada democracia representativa. En aras del tiempo, no hablo sobre otros temas muy actuales e importantes, incluido nuestro Ejercicio Estratégico Bastión 2004, expresión de la resuelta decisión del pueblo cubano de luchar, como lo ha hecho durante 46 años de creación y de combate. Permítaseme tan solo expresarles que un día histórico tan simbólico y trascendente como este, en que se cumplen diez años del primer encuentro de Chávez con nuestro pueblo, el Consejo de Estado de la República de Cuba ha decidido otorgarle una segunda condecoración (Aplausos). Ya recibió la Orden «José Martí», nuestro Héroe Nacional, inspirador de los combatientes que en el centenario de su nacimiento quisieron tomar el cielo por asalto e iniciaron la lucha por la definitiva independencia de Cuba. Martí, admirador de Bolívar, bolivariano hasta la médula, compartió con este, hasta la muerte, su sueño de liberación y unión de los países de nuestra América: «Áya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo de impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso», escribió horas antes de su muerte en combate. Para nosotros, José Martí fue como un Sucre: al servicio de la libertad alcanzó con su pensamiento lo que el gran mariscal de Ayacucho alcanzó con su gloriosa espada. Sentimos el orgullo de pensar que en 1959, 63 años después de su muerte, llevando los combatientes como estandarte sus ideas, emerge victoriosa la Revolución Cubana. Hoy añadimos a la Orden «José Martí», entregada al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, la Orden «Carlos Manuel de Céspedes», Padre de la Patria (Aplausos), iniciador de la primera guerra por la independencia el 10 de octubre de 1868, que siendo dueño de tierras y una industria azucarera, liberó a los esclavos que en ambas laboraban el mismo día que se alzó en armas contra el coloniaje español. De la gran patria de Bolívar, dijo Céspedes un día: «Venezuela, que abrió a la América española el camino de la independencia y lo recorrió gloriosamente hasta cerrar su marcha en Ayacucho, es nuestra ilustre maestra de libertad» Como colofón de este histórico acto, al cumplirse precisamente el décimo aniversario de la primera visita de Chávez a Cuba, y de su discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, ambos gobiernos firmarán esta noche una Declaración Conjunta sobre el ALBA, concepción bolivariana de la integración económica, y un acuerdo bilateral para comenzar su aplicación, que harán historia. Hugo: tú dijiste hace diez años que no merecías los honores que estabas recibiendo de quienes adivinamos en ti las cualidades de un gran revolucionario, cuando fueron llegando noticias de tu historia, tu conducta y tus ideas mientras guardabas prisión en la cárcel de Yare. Tu capacidad organizativa, tu magisterio con los oficiales jóvenes, tu hidalguía y firmeza en la adversidad, te hacían acreedor de aquellos y otros muchos honores. Prometiste volver un día con propósitos y sueños realizados. Volviste y volviste gigante, ya no solo como líder del proceso revolucionario victorioso de tu pueblo, sino también como una personalidad internacional relevante, querida, admirada y respetada por muchos millones de personas en el mundo, y de modo especial por nuestro pueblo (Aplausos). Hoy nos parecen pocos los merecidos honores de que hablaste y las dos condecoraciones que te hemos otorgado. Lo que más nos conmueve es que volviste, como también prometiste, para compartir tus luchas bolivarianas y martianas con nosotros. ¡Vivan Bolívar y Martí! (Exclamaciones de: «¡Viva!») ¡Viva la República Bolivariana de Venezuela! (Exclamaciones de: «¡Viva!») ¡Viva Cuba! (Exclamaciones de: «¡Viva!») ¡Que perduren para siempre nuestros lazos de hermandad y solidaridad! (Ovación) |
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