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La crisis de la democracia sin pueblo |
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escribe Cándido Lo había comprobado una investigación de las Naciones Unidas en países de América Latina: 25 años después de clausurado el ciclo de dictaduras militares inspiradas y alimentadas por Estados Unidos, el descrédito de las democracias que las sustituyeron fue el dato más relevante. Es más la mitad de los ciudadanos consultados, representantes de millones de voluntades, manifestaron que preferían gobiernos autoritarios si estos les solucionaban sus principales derechos humanos, es decir, la salud, que incluye la ausencia de hambre o desnutrición y una vivienda modesta pero saludable y la educación. La explicación de esta actitud es muy clara. Las democracias electoralistas, que utilizan el poder de los medios de comunicación cada cuatro o cinco años para llamar al pueblo a las urnas y luego se olvidan de las promesas formuladas, han entrado en una crisis irreversible. No solamente los gobernantes "demócratas" respaldados por Estados Unidos y la Unión Europea, defraudaron las expectativas depositadas en ellos, sino que acentuaron hasta límites criminales, la situación de miseria con la aplicación de políticas neoliberales. Paralelamente una corrupción insolente estimulada desde esos mismos centros, cuyas trasnacionales compraban "a precios de liquidación", cuantiosas coimas mediante, todo lo que fuera vendible y rentable en cada uno de los países. Pero afrontando en lo político, planes terroristas de desestabilización contando, como en Cuba, con la colaboración de algunos mercenarios al servicio del imperio. No sólo los índices macroeconómicos, que suelen transitar caminos divergentes con las necesidades de los ciudadanos, mejoran en Latinoamérica. Una nueva forma de democracia participativa, ha llegado para quedarse. |
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