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26-Noviembre-2004

 

Un gigante devorador de recursos
sale a la conquista

 

El gigante asiático, China, después de poco más de dos décadas de importantes cambios en su economía, y con un crecimiento varias veces superior al de cualquier país desarrollado, está buscando con gran preocupación el abastecimiento de energía -electricidad y petróleo- que le permita mantener su dinamismo. Para ello, prosigue con el proceso de apertura de su economía al mundo y ahora sale a la búsqueda de materias primas invirtiendo en la compra de empresas extranjeras o promoviendo acuerdos con otros gobiernos.

En las últimos días el presidente de la República Popular China Hu Hintao ha llevado a cabo una gira por los países de mayor desarrollo de Sudamérica, Brasil, Argentina, Chile y Cuba promoviendo acuerdos de intercambio comercial y prometiendo inversiones multimillonarias en la región. A cambio, China ya obtuvo que los gobiernos de Brasil, Chile y Argentina reconozca a su economía como de "libre mercado", lo que le abriría más puertas a su comercio.

Para que un país pueda presentarse como "economía de mercado" por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) debe tener abierto su mercado de capitales, no discriminar en su comercio y contar con amplias facilidades para la inversión extranjera.

Cuando ingresó a la OMC en el 2001, el país asiático estaba catalogado como "economía en transición". Sólo en 2016 Beijing podría subir de clasificación, pero puede adelantar ese plazo si cada integrante de la organización mundial la reconoce bilateralmente.

El establecer acuerdos comerciales con China (un mercado de 1.300 millones de habitantes, entre ellos 100 millones de ricos), ha pasado a ser una prioridad de varios países latinoamericanos. El gigante asiático, con una economía en permanente crecimiento, -en los últimos 25 años creció a un promedio del 9,5% del PBI) espera para el año 2025 o a más tardar en el 2050, superar a la economía de la Unión Europa en su conjunto, y a la de Estados Unidos. Su talón de Aquiles, según los analistas, es la falta de materias primas (esencialmente energía) para abastecer y sostener su crecimiento económico.

Otros observadores internacionales desconfían de las cifras de crecimiento del PBI ya que consideran que las autoridades locales o de empresas estatales, inflan sus resultados económicos, algunas veces los reducen, para acordar con los pronósticos oficiales.

De todas maneras, la rápida expansión de la economía china está obligando al país asiático a salir a la búsqueda de recursos que le garanticen un abastecimiento permanente. Para ello, el gobierno chino ha aprobado una serie de inversiones en el exterior. China ya ha invertido unos 6.000 millones de dólares en empresas de gas y petróleo en el exterior, y en el último presupuesto aprobado por el gobierno, se aumenta esta cifra y se apuesta a la búsqueda de fuentes alternativas de energía.

También, empresas chinas han invertido unos 33.000 millones de dólares en industrias basadas en recursos minerales fuera del país.

Un gigante en proceso de cambios

El proceso revolucionario chino fue bien diferente del desarrollado en otros países y contó para ello con un importante componente nacionalista, exarcerbado en las últimas décadas, después de clausurado el proceso maoísta y de la llamada "revolución cultural".

Como el país más poblado del mundo, China se había rezagado mucho con respecto a los países desarrollados en términos del poder económico, antes de la fundación de la República Popular China en 1949. En 1952, el producto nacional bruto (PNB) del país fue de sólo 67 mil 900 millones de yuanes. Pero en el 2000, el PNB llegó a 8,9 billones de yuanes (más de un billón de dólares), colocándose en el séptimo puesto en el mundo.

Estadísticas oficiales muestran que la economía de China ha presenciado un índice de crecimiento anual promedio de 7,7 por ciento desde 1949. Desde que China empezó a entrar en el período de la reforma y apertura al mundo exterior hace dos décadas, la economía ha estado creciendo a un índice anual de 9,3 por ciento.

El director del Buró Nacional de Estadísticas dijo que el índice de crecimiento fue tres veces mayores al de los países en vías de desarrollo y cuatro veces mayores al de los países desarrollados.

Ese rápido crecimiento económico ha ayudado a China a mantener una quinta parte de la población mundial arropada y alimentada apropiadamente. El número de gente que vive por debajo de la línea de la pobreza se ha reducido de 250 millones a 30 millones en China.

Después de la muerte de Mao Zte Tung en 1976, los dirigentes del Partido Comunista Chino emprendieron una serie de reformas en la economía, autorizando el ingreso de empresas extranjeras en determinadas áreas de la economía, la creación de zonas francas para instalar fábricas que utilizan la mano de obra barata, y la apertura de mercado, incluso para la población local, en muchas áreas.

Desde que inició sus reformas en 1978 el progreso de la economía china ha sido extraordinario. En los pasados 25 años su producto bruto interno se ha expandido un 9% anual, el crecimiento de su comercio exterior ha crecido un 15% anual.

El excepcional desarrollo industrial ha llevado a muchos analistas a denominarla el "nuevo taller del mundo". Así, el Financial Times sostiene: "Hoy, las ciudades florecientes del delta del río Pearl en China se han convertido en el nuevo taller del mundo. Shunde se llama a sí misma la capital del horno de microondas, con 40% de la producción global que se realiza en sólo una de sus fábricas gigantes.

Shenzhen, la zona económica especial, dice fabricar el 70% de las fotocopiadoras mundiales y el 80% de los árboles artificiales de Navidad. Dongguan tiene 80.000 personas trabajando en sólo una fábrica haciendo zapatos para los adolescentes del mundo. Zhongshan es el hogar de la industria de electricidad mundial. Zhuhai, hasta hace poco una ciudad costera rodeada de campos de arrozales, está ganándole tierra al océano para hacer más espacio para fábricas que ya dominan la cadena global de cualquier cosa desde consolas de computadoras de juego a clubes de golf ".

Y más adelante el mismo artículo agrega: "El delta del río Pearl -un área del tamaño de Bélgica que bordea el interior de Hong Kong a través de una serie apretada de islas- produce 10.000 millones de dólares de exportaciones y atrae mil millones de inversión extranjera al mes. Ya 30 millones de personas trabajan aquí en la manufactura, todos los días miles más se bajan de los trenes desde tierras más al norte. Así como Friedrich Engels escribió que ´el arte moderno de la manufactura alcanzaba su perfección en Manchester' en 1845, también las multinacionales del mundo están llevando sus técnicas avanzadas de producción para sacar ventaja de la fuerza de trabajo barata y bajos costos en el último gran estado comunista del mundo. Las relucientes avanzadas de Microsoft, BP, Honda o General Electric hacen un sin sentido del estereotipo de China exportando nada más que juguetes de plástico".

Las empresas multinacionales encuentran en China una mano de obra educada, barata, y con casi ningún nivel de sindicalización.

Un artículo del comunista "Diario del Pueblo" de China, en su edición en español, al analizar los cambios económicos, ha afirmado que "China ha elegido un camino práctico para llevar a cabo la transformación sin precedentes de una economía planificada a una economía de mercado. La introducción del sistema de responsabilidades contraídas basado en las familias en las áreas rurales, el sistema de seguridad social y el sistema de mercado, todos ellos se han convertido en trampolines para China en este curso de reforma".



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