escribe Cándido

Es normal que la iniciación de un nuevo periodo de gobierno, sea este de estreno o reelecto, como es el caso de George W.Bush, esté acompañado de cambios en el equipo de colaboradores. Pero de los anuncios previos que indicaban un par de cambios, a la avalancha de renuncias producidas en los días posteriores a las elecciones, hay una diferencia apreciable. Al punto que más parece una disparada de ratas de un transatlántico de lujo que navega en mares peligrosos. En los días previos a las elecciones, aparecieron en diarios y revistas estudios en los que analistas políticos y escritores, incluido algunos norteamericanos, sugerían que era mejor que Bush fuera reelecto, así se apresuraba su carrera "hacia el abismo". ( La teoría de que "cuánto peor, mejor" que a veces ha resultado un arma de doble filo). Cabe recordar que Johan Galton, el experto pacifista noruego de reconocida solvencia intelectual, que predijo con diez años de anticipación la descomposición y muerte de la ex-URSS, ha sostenido en diversos foros, que el imperio "americano" tiene 25 años de vida como tal y 20 si Bush resultaba reelecto.

Sería erróneo deducir que todos los renunciantes, que presentaron su dimisión antes de que el presidente se las pidiera, hayan obrado como las ratas que olfatean el naufragio. Todos, y la lista es bastante más larga de lo previsto, se van por "motivos personales". Desde el siniestro ministro de Justicia, John Ashcroft co-autor de la tristemente célebre Patriot Act, como dos veteranos pesos pesados de la CIA, John Mc Laughling y Stephen Kappes. La Agencia terrorista siempre olió mal y su chapucería en las acciones, o mejor dicho, no acciones- previas a los atentados del 11-S, más el informe posterior sobre las armas de destrucción masiva en Irak, sólo es comparable a la de los estrategas de la guerra.

La deserción más significativa, por lo que tiene de indicador de que la "carrera hacia el abismo" podría acelerarse, es la de Colin Powell. Los medios proimperiales lo colman de elogios y lo candidatean como futuro presidente de "Amerika". La verdad es que se va demasiado tarde, sin gloria ni honor. Demostró no ser un hombre digno. Porque un soldado sin dignidad no es un buen servidor de la patria. Soportó la humillación personal de ser marginado de un par de reuniones de Bush y la mafia de halcones, Cheney, Rumsfeld, Wolfowitz, en las que se decidió la agresión a Irak, bastante antes del 11-S. Y lo peor, indignidad que cargan sobre sí muchos otros, de justificar ante su propio pueblo y el mundo, con "pruebas" que sabía era falsas, la guerra contra Irak. Miles de inocentes irakíes continúan siendo víctimas de esa guerra infame. Y son muchas las manos manchadas de sangre inocente, incluyendo los "comprensivos", los "silenciosos" y los "formadores de opinión". Faluya es la perla más reciente en el collar de crímenes perpetrados por el imperio y sus cómplices. La arrasaron como están arrasando ahora a Mosul pero igual van a perder.

Los mayores perdedores con la implosión de la ex-URSS, fueron los pueblos de la Unión y los trabajadores del mundo. Basta ver lo significó la "libertad" y el capitalismo para los habitantes de esos países, (un dato impresionante: 5 millones de niños de la calle sólo en Moscú!, según UNICEF ), y a escala global la regresión violenta de los derechos de los trabajadores en todo el planeta. Con cuatro años más de "cruzada antiterrorista", si no se le pone freno, el mundo no sólo estará peor. Puede desaparecer.