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Los balseros de los que nadie habla |
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escribe Ricardo Daher El pasado martes, 20 balseros procedentes de la República Dominicana murieron ahogados cuando intentaban llegar a las costas de Estados Unidos en una pequeña embarcación que naufragó cerca de las costas de Puerto. Las víctimas eran parte de un grupo de aproximadamente 40 dominicanos que planeaban llegar a la isla de Puerto Rico y continuar desde allí hacia Miami. A diferencia de los cubanos que cuando llegan a tierra norteamericana automáticamente obtienen el permiso de residencia, los dominicanos que llegan a la tierra prometida deben permanecer ilegales. Este naufragio es uno de tantos que suceden al correr del año y que poca atención reciben de los grandes medios de comunicación social. El pasado mes de agosto, también naufragó una embarcación con 37 inmigrantes a bordo, pero el número de víctimas fue muy inferior. Según las autoridades dominicanas, el número de balseros se ha duplicado este año debido al alto índice de desempleo, pobreza y marginación. Dijeron que nos llevarían a Miami en un barco seguro y, luego, cuando llegamos al lugar de la partida, nos informaron de que la embarcación no apareció y que tendríamos que hacerlo en una yola, dijo Apolinar Lugo, uno de los 12 sobrevivientes, rescatados el pasado martes. Según Lugo y otro de los sobrevivientes del naufragio, Crisóstomo Ramos, cada viajero pagó entre 40.000 y 60.000 pesos (entre US$1.300 y US$2.000) para hacer la travesía. Pero el motor del pequeño bote se paró y las condiciones del tiempo terminaron por frustrar su intento. Hacía mal tiempo y llovía y luego el capitán Iván se tiró al mar y nos dejó abandonados, contó Ramos. Hay cuerpos flotando que veo alrededor de 100 metros de nosotros, pero no podemos llegarles, por lo que estamos clamando ayuda para resolver el problema, dijo Martínez telefónicamente al diario dominicano El Nacional. El drama de estos inmigrantes dominicanos, se repite con más o menos gravedad en casi todos los países de la región. Algo más de 5 millones de inmigrantes ilegales trabajan en Estados Unidos y envían importantes remesas de dinero a sus países de origen. Sin embargo, para llegar a Estados Unidos deben arriesgar en muchos casos sus vidas y siempre con el riesgo de ser detenidos y expulsados. Los únicos beneficiados son los inmigrantes cubanos, que una vez que pisan territorio norteamericano pueden permanecer legalmente. El flujo de inmigrantes ilegales, que genera millones de dólares a los que organizan el contrabando, y a las empresas que se benefician después con esta mano de obra casi esclava, es muy dificil de calcular, ya que México, también colabora con la detención y deportación de inmigrantes de otros países centroamericanos que atraviesan su territorio para llegar a Estados Unidos. Un promedio de 40 mil inmigrantes ilegales son detenidos en la frontera sur de Estados Unidos. El presupuesto norteamericano para detener los inmigrantes en su frontera sur, supera los 4.000 millones de dólares anuales. Entre octubre y el 30 de septiembre de este año la policía de frontera norteamericana ha encontrado 325 cadáveres de inmigrantes, una leve disminución con los encontrados en el 2002, 340 muertos. Para tener una idea del escaso interés en estos casos, basta recordar que al conmemorarse otro aniversario de la caída del muro de Berlín, los grandes medios de comunicación social y los gobiernos europeos, destacaron que en sus 40 años de existencia, cerca de 800 personas murieron intentando cruzarlo. En su recuerdo se ha construido un monumento y se ha instalado una placa recordatoria, e incluso se ha buscado llevar a juicio a los responsables políticos de la creación y mantenimiento del muro. Muchos de los muertos en la frontera norteamericana, donde también se han construído un muro de cemento, alambrados, detectores de movimientos y constantes patrullas, han sido asesinados por bandas armadas financiadas por los terratenientes del estado de Alabama. Las promesas de cada presidente norteamericano de regularizar la situación de los inmigrantes nunca se concretan, y por el contrario se incrementan las medidas para impedir su ingreso. Recientemente, el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, advirtió que las rutas de acceso de inmigrantes ilegales a Estados Unidos podrían ser usadas para el ingreso de terroristas. Esta advertencia permite pronosticar que el gobierno norteamericano hará mayores esfuerzos en este terreno, y que la guerra contra el terrorismo abarcará también su guerra contra los pobres. |
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