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12-Noviembre-2004

 

Carmen Blanco, de UBV
"Es tiempo de compromiso y solidaridad"

 

escribe Jaime Padilla

Carmen Blanco presidente de la institución sueca de cooperación internacional UBV, (Utbildning för biståndsverksamhet) sostiene que América Latina está encaminada hacia nuevas luchas antiglobalizadoras y es tan necesario aquí y ahora reforzar las acciones de solidaridad internacional. Es tiempo de asumir compromisos, dice.

"Soy optimista del fortalecimiento de los movimientos indígenas de nuestros pueblos que durante muchos siglos fueron postergados como actores políticos". Con esas palabras comienza Carmen Blanco su conversación con Liberación en torno a la lucha de los pueblos indígenas que en los últimos años ha multiplicado su acción de resistencia en Latinoamérica contra la codicia depredadora de las transnacionales instaladas en distintos países.

Carmen es presidente de la Oficina de Cooperación Técnica Sueca (UBV, Utbildning för biståndsverksamhet), y viene hoy apoyando la campaña internacional de denuncia de los abusos que comete la transnacional Texaco en la Amazonía ecuatoriana. En ese cometido Carmen llegó a Malmö el 14 de octubre, acompañando a Patricia Gualinga, indígena kichwa de Sarayaku (Amazonía ecuatoriana) para una conferencia efectuada en Kommendant huset på Malmö Muséer.

"Estas luchas nutridas en las raíces culturales de la América indígena nos muestra no sólo que los movimientos sociales en general tienen una enorme capacidad de renovación y persistencia, nos señala igualmente la necesidad urgente de concordar propuestas propias y viables para potenciar las raíces afroamericanas y mestizas del continente", añade.

Confía también en la consolidación y protagonismo del movimiento indígena, que a partir de la década de los 80, ha venido recuperando una mayor presencia en distintos países de América Latina, reivindicando su propio espacio cultural y social.

A su juicio se está produciendo un cambio real de la situación socio-política en varios países de América latina. "Es hora de asumir nuestra verdadera identidad y unidos luchar por construir otra América posible", dice Carmen Blanco recordando con orgullo que en sus venas lleva sangre indígena. "Soy de origen quechua nacida en Cuzco, Perú, hace 45 años", sonríe. Nos habla también de su compromiso de desarrollar, desde el interior de la entidad que preside, una acción mucho más amplia de la solidaridad en Suecia para convocar a diferentes organizaciones latinoamericanas, al movimiento de educación popular y sectores del multifacético antineoliberal que se aglutinan alrededor de diversos Foros Sociales.

Quiere a más de ésto lograr que UBV profundice su capacidad temática sobre los movimientos sociales: campesinos sin tierra, indígenas y sectores populares y juveniles, partiendo del enfoque de los derechos económicos, sociales y culturales que asoman ahora en varios países cada vez con más fuerza.

"Queremos contribuir en la creación de unas relaciones menos eurocéntricas, entre los movimientos sociales en Suecia y América Latina, de manera que nos veamos más como aliados en la lucha contra un modelo global de explotación", afirmó.

Igualmente expresó su preocupación por la injusticia y por el acelerado avance de las transnacionales que por todos los medios pretenden apoderarse de los recursos biogenéticos, energéticos, minerales que yacen en el territorio sudamericano. "Estos no dudan en tergiversar la legislación ambiental y hace cómplice a los gobiernos para atropellar los derechos de los pueblos indígenas, exigiendo el desplazamiento de tropas militares para defender sus intereses" señala..

Para Carmen Blanco la situación actual de "la desafiante Venezuela revolucionaria", es un ejemplo de cambio con la participación del pueblo. Expresa asimismo su simpatía con el proceso brasileño y dice estar identificada con la revolución cubana. Ella es hija de Hugo Blanco, el legendario líder campesino del Perú, y causa de su activismo político de su padre, conoce el exilio desde muy niña. Así a la edad de 15 años llega a Suecia.

En un país nuevo y extraño, ella se forma como militante de la solidaridad a punta de peñas, haciendo cientos de empanadas, vendiendo rifas y activa en las manifestaciones de apoyo a la lucha de los pueblos latinoamericanos, azotados en aquel tiempo por sangrientas dictaduras militares. "Los latinoamericanos hemos enriquecido el movimientos popular sueco y por esa y muchas otras razones me gustaría que aquí los jóvenes latinoamericanos se incorporasen a UBV para apoyar un trabajo mancomunado con las organizaciones de solidaridad existentes en nuestro continente", dice.

Con respecto al rol que desempeña en UBV/Latinoamérica comenta que juntamente con los miembros del Secretariado Internacional están trabajando en la orientación de nuevos objetivos para exponerlas ante la máxima instancia resolutiva, la Asamblea Anual. "Nuestros proyectos no son de carácter asistencialista, sino más de fortalecimiento y desarrollo colectivo, de manera que apoyamos la coordinación de sus acciones para defender sus derechos", dijo.

Nos informa asimismo que UBV y la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional mantienen una estrecha coordinación con (ASDI), organismo sueco para la cooperación internacional bilateral con países del Tercer Mundo para impulsar entre otros; el respeto por los Derechos Humanos, uso sostenible de los recursos naturales y cuidado del medio ambiente, crecimiento económico, y desarrollo social, bajo una nueva filosofía, dejando atrás el "asistencialismo" para reimpulsar un cambio cualitativo en su relación internacional. Carmen recuerda también que la crisis económica sueca a principios de los 90 obligó al Estado a dejar de lado el aporte de ceder el 1% del PNB a la cooperación internacional, medida que afectó a varios países. "Sin embargo hace poco los partidos Socialdemocracia (SP), de izquierda (VP) y el ambientalista (MP), acordaron que dado la relativa recuperación económica del país en los últimos años se volverá a la meta del 1%.", explica. "Ahora queda aún por ver sí ese cambio de discurso es acompañado por cambios concretos en sus políticas y actitudes", añade.

"Nuestros pueblos -puntualiza- no necesitan del asistencialismo externo, necesitan poder sostenerse económicamente en forma digna recibiendo precios justos por lo que producen. No queremos el asistencialismo que practican la Unión Europea y Estados Unidos, subsidiando a sus agroindustrias de manera que estas compitan en forma desleal con los productores campesinos del Sur y llevándolos a la quiebra; así sólo seguirá extendiéndose los círculos de la pobreza".

El apoyo de UBV a los movimientos populares

UBV-Latinoamérica trabaja apoyando a los movimientos populares a desarrollar sus capacidades organizativas a través de cursos de liderazgo, sistematización de sus experiencias, recursos para organizar encuentros o congresos provinciales, nacionales, intercambio de experiencias entre líderes juveniles de diferentes regiones dentro del mismo país o de diferentes países de la zona andina, materiales para cartillas de capacitación, algún pequeño proyecto de infraestructura que contribuya a fortalecer la organización por ejemplo una sede comunitaria.

"Nuestra experiencia es que el/la cooperante enseña tanto como sale aprendiendo de experiencias que le cambiarán radicalmente su visión de mundo". dice al enumerar brevemente los avances que han alcanzado hasta ahora algunos pueblos indígenas en Ecuador; la lucha por el agua y el gas en Bolivia, la resistencia mapuche; el movimiento zapatista; el proceso de paz en Guatemala y los movimientos como el MST-Brasil y aquellas luchas y experiencias que beneficiaron también a su país de origen. "Y a propósito UBV salió del Perú el año 1992 a raíz de los riesgos que implicaba tener cooperantes allá durante la guerra sucia", recalca.

UBV-Latinoamérica cuenta en este momento con 40 cooperantes en El Salvador, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Chile y Brasil entre los cuales cuentan también profesionales latinoamericanos, en calidad de educadores populares, periodistas, comunicadores sociales, agrónomos, antropólogos, sociólogos, y otros 40 practicantes de origen latinoamericano que participan en cursos sobre temas relacionados a la globalización y solidaridad internacional.

"En estas dos últimas campañas son algo así como nuestro movimiento juvenil, encargados de forjar el presente y el futuro del movimiento solidario de manera que éste no se muera con los que nos incorporamos en la década de los -70 sino también de recordarnos nuestros ideales iniciales y de mantener la esperanza de que juntos podemos construir "otro mundo posible", dice Carmen Blanco para invitar a todas a aquellas personas comprometidas con los cambios sociales en Latinoamérica son bienvenida a este movimiento solidario que se amplia en un ámbito intercultural en Malmö, Lund, Estocolmo, Gotemburgo, Uppsala, Värmland, Jönköping. Más informaciones sobre cómo hacerse miembro y de los proyectos existentes se puede visitar la página web: www.ubv.se

"Si por razones de idioma o de confianza desean tomar contacto directamente conmigo lo pueden hacer a través de : [email protected] No les prometo respuesta inmediata, pero si prometo responder a todas", dice al finalizar su visita a nuestra casa periodista.

Entre exilios, un largo camino recorrido

Carmen Blanco siendo niña ha tenido, a raíz de las actividades de su padre; Hugo Blanco (1934), sindicalista y político peruano, que recorrer un largo peregrinaje de clandestinidad y exilios.

Cuenta que ha tenido que pasar por diversos exilios antes de llegar a Chile de Allende, país en el que aprendió a vivir un interesante proceso. A raíz del golpe militar en Chile llega a Suecia a la edad de 15 años, en calidad de hija de refugiado político. Desde entonces Carmen se enrola a cuanta actividad político cultural de solidaridad internacional se desarrolla en este país.

De profesión, mecánica de taller y educadora popular. Durante los años 80 es elegida dirigente del sindicato metalúrgico, espacio donde también trabajo con temas relacionados a la solidaridad internacional siendo en 1980 becada por la LO para viajar a Nicaragua.

En esos años se incorpora a un partido político sueco de izquierda y al movimiento de mujeres. " A partir de los -90 empecé a enriquecer mi trabajo y análisis más sistemáticamente el tema de la etnicidad sumada a las dimensiones de clase y género inspirada por los procesos que se venían desarrollando en Bolivia y Ecuador", dice.

El año 1991 participa en el movimiento social sueco; Coordinadora de rechazo a la celebración del V Centenario del "Descubrimiento de América" .

En 1992 viaja a Chile como cooperante de UBV, para realizar durante 8 años labores al interior de los Mapuche trabajando a nivel de comunidades en las luchas cotidianas por sus derechos económicos, sociales y culturales, enfrentando de esa manera entre otros el racismo cotidiano de la sociedad chilena así como el racismo estructural del sistema.

En 1999 retorna a Suecia i se reintegra a las campañas de solidaridad con Latinoamérica reforzando el trabajo de UBV. Trabaja esporádicamente como conductora de viajes a Latinoamérica en una agencia de turismo alternativo. Además ofrece charlas informativas promovidas por ASDI, Escuelas Populares, comités locales de solidaridad, escuelas secundarias, Universidad de Uppsala, actividades del pueblo Sami, movimiento contra la globalización, grupos de turistas y jubilados con interés social.



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