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A la caza del otro |
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escribe Cándido La vieja consigna de No volverá a pasar que se repite cada vez que la humanidad comprueba que buena parte de sus criaturas puede claudicar de su condición humana para transformarse en hordas destructivas, vuelve a ser desmentida por los hechos una y otra vez. Sólo falta encontrar o inventar el «demonio» y una chispa fugaz para que baste un soplido para que arda la hoguera. (Los medios suelen ser de una tremenda eficacia a la hora de «soplar») Estas reflexiones surgen a propósito de la ola de ataques, sufridos en los últimos días en ciudades de Holanda por escuelas, iglesias y personas de origen musulmán a causa del asesinato del director de cine y polemista Theo van Gogh, a manos de un joven marroqui con ciudadanía holandesa. Los motivos del crimen, según deducciones policiales y mediáticas, estarían en un corto cinemátográfico realizado por van Gogh en el que denuncia la condición de la mujer en la pareja musulmana, que cayó muy mal en la comunidad musulmana holandesa. En Holanda, con una población de 16 millones de habitantes, viven 900.000 musulmanes de los cuales 300.000 son de origen marroquí. La comunidad musulmana condenó categóricamente el asesinato y participó en las demostraciones de homenaje a la víctima. Esta era conocida por sus convicciones racistas y también la comunidad judía lo había denunciado. El director van Gogh había realizado un film aun no estrenado sobre Pim Fortuny un político de derechas holandés con mucho arraigo popular también asesinado, en mayo del 2002, por un «activista holandés del movimiento por el derecho de los animales», por motivos que no quedaron muy claros, que trasmitía con mucha convicción y amplia receptividad, un discurso xenófobo. Los temores de que el crimen de van Gogh despertara una ola de xenofobia canalizada hacia la comunidad árabe, no tardaron en confirmarse. Hay temores de que la situación, de continuar los ataques, degenere en algo más grave. Desde que Bush lanzó su cruzada «antiterrorista» contra el mundo árabe tras el atentado del 11-S asumido por bin Laden, con la consigna «el que no está conmigo está contra mí», trasmitió también el mensaje de que todos estamos amenazados por el terrorismo, cuando en realidad el ataque a aquel país fue una represalia al terror desatado desde hace años contra el pueblo palestino con la aprobación de Estados Unidos. Naturalmente que los países que se han sumado militarmente a una invasión basada en mentiras, pasan a ser considerados beligerantes. La Unión Europea, desunida en este problema como en casi todos ya que tiene varios «infiltrados» por el imperio para frenar medidas contradictorias con los intereses de este, se ha plegado a la linea «antiterrorista» de Bush aunque algunos miembros se hayan negado a la aventura de Irak. Ello ha determinado que la situación de todos los musulmanes en el mundo occidental, se ha vuelto tensa. En los Estados Unidos, la inicua ley Patriot Act, creada por el ministro Ashcroft que ahora abandona el barco, mandó a la cárcel a miles de musulmanes por el sólo hecho de serlo y propició un país de delatores. Lo de Guantánamo es un crimen frente al que pocos protestan. Un aire hitleriano empieza a recorrer la «civilizada» Europa. Los nazis vuelven a irrumpir, en las distintas capitales europeas, en las principales ciudades de Suecia y la historia muestra muchos indicios de está en camino de repetirse. Siempre peor que la vez anterior. |
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