|
||||||
Camino a Teotihuacán |
||||||
escribe Ángela García Dice Miguel León Portilla, uno de los más importantes antropólogos e historiadores mexicanos, que en Teotihuacán parece hallarsen las raíces y los moldes culturales básicos que después habrían de fundirse por toda la zona central de México. Este lugar es una de las obligadas visitas cuando uno se encuentra en la monstruosa ciudad de México. La primera curiosidad por resolver es en qué lado de esta metrópoli inagotable todavía pervive la sede mítica que tan vivo perfume de añeja leyenda conserva. Atravesamos el norte del D.F de México, centenas de casitas grises, apretujadas en las suaves colinas, barrios de concreto del color del plomo sobrecogen el espíritu, que luego se recobra un poco ante la vision de las extensas milpas y del valle que da acceso a la vecindad de la antigua ciudad. Al llegar, nos encontramos con una manifestación y sus personajes característicos: policías, camarógrafos, fotógrafos, periodistas y curiosos, en torno a un grupo de manifestantes con pancartas, escuchando a diferentes portavoces agrupados en una pequeña tarima. El grupo no era mayor de diez personas, algunos indígenas con atuendos rituales y otros sin ellos, pero también dos o tres individuos que el observador entiende como defensores extranjeros de los intereses índigenas. En las inmediaciones pasacalles y mantas rústicamente escritas repitiendo la protesta: Que Wal-Mart salga de Teotihuacán. Durante más de diez días tres personas habitantes de San Juan de Teotihuacán instalaron allí un campamento donde realizan una huelga de hambre para protestar por la profanación de nuestro sitio sagrado. Ahora son 10 los ayunantes. La protesta ni siquiera pretende evitar la construcción de una sucursal de esta cadena de supermercados norteamericanos, sino evitar que se haga justamente en predios de la ciudad sagrada y para apoyar sus argumentos de valoración ritual, esgrimen el decreto de la UNESCO donde la instituyen como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo los trabajos de construcción han avanzado con gran celeridad y parece poco probable que pueda echarse para atrás una decisión que ya ha posibilitado una inversión significativa. Fue precisamente El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quien expidió la licencia para su construcción en mayo 19 de este año. El oficio de autorización del 21 de junio emitido por la Secretaría de Ecología lo ratifica. El Gobierno estatal otorgó la Licencia de uso de suelo el 19 de julio y en agosto del 2004 el gobierno municipal hizo otro tanto otorgando la licencia de construcción en agosto del 2004. No se caracteriza este vertiginoso proceso de autorizaciones y permisos por una particular reflexión. Mucho menos cuando una vez cumplido el último paso, empezaron las obras inmediatamente como si ya hubieran estado obreros y máquinas seguros por anticipado del trabajo a realizar y que en menos de dos meses ya se haya cumplido el 60% de la totalidad del proyecto. Pese a que la protesta haya sido apoyada por el mismo gobernador municipal, (que recapituló el permiso y pidió una ubicación más adecuada con consenso de la población) y por intelectuales y artistas mexicanos entre ellos el pintor Francisco Toledo y el poeta y escritor Homero Aridjis, todavía no ha concentrado una acción masiva de los pobladores. La razón puede facilmente entenderse en el hecho de que la obra genera unos 400 empleos indirectos y unos 200 directos, lo cual influye en el desarrollo económico local, aunque el empleo generado es mal pagado. Pero también la gente está neutralizada por una imprecisa información. Uno de los voceros de la protesta confirma que la restricción es de 24 kilómetros, que están violando la ley en cuanto a disposiciones de la Comisión Nacional del Agua, porque no se puede construir junto a un drenaje y ellos lo están haciendo junto al Río San Juan que es utilizado como tal. Y además pagan la tierra a ejidatarios para hacer un camino a manera de libramiento, a un precio que es un robo. La disputa es una más, de los casos que muestran la venta a pedazos de bienes de la nación mexicana, desde los bancos, el sector alimentario, ferrocarriles, líneas aéreas, industria automotríz y hasta la mano de obra de los mexicanos mismos en el exterior. El mismo Miguel León Portilla en artículo reciente advierte ya con cierta resignación que si se logra y parece que sí, esa instalación podría llamarse `templo de la inicua y grande profanación´ que según entiendo no tenía una divinidad protectora en Mesoamérica. Una vez dentro de la ciudad en la vía misma de la calzada de los muertos el visitante puede extender su mirada en el horizonte donde la visión de las pirámides del Sol y de la Luna lo esperan apacibles. Es inconcebible que pueda coexistir en medio de estas ruinas magníficas una tienda, que se llame Carrefour, Auchan o Wal-Mart. Ninguna afrenta peor a la atmósfera de silencio y al ancestral cuidado de los tlamatini, antiguos sabios que sabían dialogar con su propio corazón, a la fauna de alabastro, las tallas de obsidiana, almenas y pinturas en mural, entierros donde individuos sentados en flor de loto se habían dispuesto para la eternidad. Wal-Mart es carroña y escarnio violentando la construcción de piedras y flores en la tierra roja del valle, en medio de nopales y cactus y árboles perfumados donde campea el sol o la lluvia. Wal-Mart cadena de tiendas y su arrume de productos en serie plastificados, marquillas y registradoras de papel moneda y su frío acuñando la miseria de los ya muy pobres de México. |
||||||
|
||||||
|