-La ocupación nos mata a todos, dijo el sábado pasado Dror Freiler uno de los oradores del acto, quien es judío nacido en Israel, músico y ex-aviador del ejército israelí y miembro de la organización sueca Judíos por la paz entre iraelíes y palestinos (JIPF) (que apoya a los pacifistas dentro del país) y quien el año pasado realizara junto a su esposa una instalación artística en el Museo Histórico de Estocolmo, que fue destruida por el embajador de Israel en Suecia.

Freiler fue uno de los oradores en el acto y manifestación que se realizó en Malmö en solidaridad con el pueblo de Palestina, contra la política de terror y ocupación del gobierno de Israel.

Los oradores recordaron que la primera intifada estalló en 1987 protagonizada en primera instancia mayoritariamente por jóvenes y niños palestinos en la franja de Gaza, que se enfrentaron con piedras al ejército de ocupación israelí. Posteriormente la revuelta se extendió a Cisjordania mejor organizada y acompañada de huelgas, boicot e incluso la negativa a pagar impuestos a Israel. La intifada decayó en 1993 cuando se firmó el llamado acuerdo de paz de Oslo entre Israel y la OLP, que establecía la formación de una autoridad palestina en territorios hasta entonces ocupados y cuyo presidente es Yasir Arafat. La llegada al gobierno de Israel de la derecha sionista, primero con Benjamín Nataniahou y después con el ex-general Ariel Sharon, trajo como consecuencia un rompimiento del proceso de negociaciones por la paz (que había iniciado el asesinado primer ministro laborista Isaac Rabin), la ocupación de nuevos sectores, la destrucción y acoso militar a las autoridades palestinas y la brutal represión militar a la población civil, para tener como máxima expresión de esta ofensiva terrorista la construcción del muro que busca segregar y aislar una extensa superficie habitada por palestinos. Los actos terroristas protagonizados por palestinos contra objetivos civiles en territorio israelí son acciones desesperadas de quienes ven día a día morir a sus familiares, destruir sus casa y sembrados, no poder trasladarse libremente a causa de la acción del arrasador e inmenso poder militar del ocupante.

Los últimos días han sido sangrientos, y otra vez niños y jóvenes han sido víctimas mortales del ataque con cohetes de helicópteros y de disparos de soldados del ejército israelí, y en el acto se condenó la actual política del gobierno de Persson de pasividad y complicidad con Israel al tiempo que se exhortó a los asistentes a boicotear los productos israelíes que en Suecia se venden.