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24-Setiembre-2004

 

Reflexiones sobre el caso de los militares venezolanos asesinados
y de los sindicalistas colombianos fusilados

¿El ministro de Defensa y los generales colombianos tienen credibilidad?

 

escribe Dick Emanuelsson

BOGOTA. El Ejército colombiano reiteró que rebeldes de las FARC fueron los que mataron a seis militares venezolanos y a una ingeniera de petróleos en el estado Apure, y aseguró que aún están ocultos en Venezuela, al tiempo que descartó la participación de paramilitares en el hecho. La cita es de El Universal del domingo.

El diario venezolano es uno de los principales en el país vecino, conocido por su férrea lucha contra el presidente Hugo Chávez. El matutino cita (a través la agencia alemana DPA) al comandante encargado del ejército colombiano, general Eduardo Morales, quién reiteró que todos los indicios apuntan hacia el Frente 10 de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Tenemos serios indicios de inteligencia de que fueron las FARC las que atacaron al ejército del vecino país. Pienso que con los indicios de inteligencia que tenemos queda descartada la posición de que los paramilitares fueron los responsables, dijo el oficial. Desconozco por qué esos guerrilleros pasaron a territorio del vecino país con el ánimo de perturbar el orden público y entorpecer las relaciones de los dos países.

Para los periodistas, estas declaraciones hechas por el general son partes de un juego sofisticado de cómo manipular la opinión pública para que cada uno interprete el panorama a su manera.

Primero sindica al enemigo natural e histórico: la guerrilla. Después descarta que son los paramilitares enemigos políticos al gobierno de Caracas y los aliados (según centenares de informes de derechos humanos y miles de denuncias) del ejército colombiano.

Esta declaración también es una discreta polémica no expresada al ministro de Defensa venezolano, García Carneiro, que por lógica conclusión política, sospecha que pueden ser los paramilitares los que están detrás de la emboscada. Para reforzar sus indicios el general colombiano dice tener una comunicación interceptada en la que los rebeldes confirman su participación en el hecho.

Si se le pregunta a cualquier periodista colombiano, dirá que la historia se repite.

La segunda parte es aún más sofisticada, por que después de haber informado sobre los autores y la prueba, entra en detalles para reforzar la argumentación anterior, sosteniendo que: Desconozco por qué esos guerrilleros pasaron a territorio del vecino país con el ánimo de perturbar el órden público y entorpecer las relaciones de los dos países.

Ahora el general no necesita presentar ni indicios ni pruebas ni los resultados de las investigaciones que las autoridades venezolanas, nó las colombianas, están realizando en territorio venezolano, buscando elementos decisivos que pueda aportar para que se aclarezca la tragedia. El general Eduardo Morales habla ante los periodistas colombianos y alemanes como si fuera ya obvio; la guerrilla de las FARC es culpable.

Esta táctica es muy común y un periodista inexperto con un alto grado de autocensura no cuestiona y no hace las preguntas lógicas en un caso clásico como este. Así se adelanta una campaña publicitaria que en realidad es una campaña manipuladora de la opinión pública.

Con estas declaraciones, que no tienen más que la inteligencia militar como fuente, comienzan todas las agencias de noticias en el mundo a entrar al tema. Son más cuidadosas sí que los medios colombianos (estos últimos son regañados hasta por el SIP, los dueños de los medios sur y norteamericanos por aplicar la autocensura) y citan también a los venezolanos.

Pero como el presidente Hugo Chávez y las autoridades venezolanas han sido víctimas en la campaña mediática por ser los aliados de la narcoguerrilla colombiana, no tienen tanta credibilidad como las declaraciones colombianas. Para reforzar la campaña no es suficiente citar al general Morales, porque, de todas maneras, es un militar que tiene interés de desprestigiar al enemigo, también en el plano político.

Entonces sale a declarar el ministro de Defensa colombiano Jorge Uribe, que, según El Universal, señaló que Bogotá tiene informaciones confiables que sindican al frente 10 de las FARC de la masacre.

El Ejército colombiano tiene información de inteligencia confiable en el sentido de que la cuadrilla 10 de las FARC, al mando de Jaime Cotrino Díaz, conocido con el alias de Arcesio, es el responsable de estos hechos, dice el comunicado leído por el funcionario colombiano.

Para una persona sin mucho conocimiento de la política colombiana puede ser impactante y suena creíble la declaración que, por ser de un alto personaje del gobierno, podría pensarse que han sido bien documentadas, antes de emitirse.

Pero estas declaraciones son tan categóricas como las palabras del mismo ministro cuando fueron fusilados los tres sindicalistas en el departamento de Arauca donde opera el 10º Frente de las FARC.

Veremos lo que dijo el ministro Uribe: Los tres dirigentes eran delincuentes, que perdieron la vida en un combate. Además portaban armas y tenían ordenes de captura por el delito de rebelión.

La Procuraduría acaba de entregar una parte de su informe sobre los hechos donde dice que los tres fueron fusilados, masacrados, por los soldados de la contraguerrilla. Todas las declaraciones hechas: por el vicepresidente Francisco Santos (Eran dirigentes sindicales, pero también estaban metidos en cosas no relacionadas con su trabajo sindical); por el Comandante II División del Ejército, general Luis Fabio García (Indudablemente murieron en un combate con los soldados, se les incautaron armas, municiones y explosivos que portaban), y por el general Jairo Duván Pineda (personajes muertos son muy importantes dentro de la política del ELN).

Entonces; ¿qué credibilidad tienen estas declaraciones de los más altos jefes civiles y militares del país cuando la realidad era totalmente distinta? ¿Y cual es la conclusión actual en el caso de los militares venezolanos emboscados en su territorio?

Ahora, ¿qué es lo que sucede en la frontera colombo-venezolana?, ¿Cuáles son los motivos políticos que pueden haber detrás este hecho tan lamentable?

Colombia-Venezuela-EE.UU

Es claro que políticamente el gobierno colombiano y el venezolano son totalmente diferentes. Uno recibiendo el apoyo militar estadounidense que le coloca en el tercer lugar en el mundo como receptor más grande después de Israel y Egipto. Y el otro, haciendo frente a la intromisión norteamericana y movilizando al pueblo para defender la soberanía nacional.

Fernando Londoño, ex ministro del Interior y de Justicia (destituído recientemente por la Procuraduría e inhabilitado por 12 años), no perdía oportunidad de dar un vainaso al presidente Chávez.

Gustavo Petro, congresista del Polo Democrático sostiene que lo que decía Londoño era política presidencial. Chávez no va a declarar terroristas a sus amigos, dijo a la emisora RCN, el 22 de febrero 2003. Chávez no va a estar muy dispuesto a hablar en contra de personas a las que ve con frecuencia o ha visto con frecuencia, refiriéndose a las FARC.

Por entonces regañó al presidente Lula por no declarar a las guerrillas colombianas grupos terroristas. Lula Da Silva ya encontró una disculpa estupenda, y es que él quiere reservarse para servir eventualmente de mediador, cargo para el que nadie lo ha designado ni creo que esté en la lista de posibilidades.

¿Motivo político para la emboscada?

¿Qué grupo colombiano, guerrilla o paramilitar tiene interés de asesinar a soldados venezolanos, incluso rematándolos? Según los informes, la emboscada estaba muy bien preparada.

El general Morales descartó que los paramilitares estén detrás la emboscada y sindica a la guerrilla de las FARC. ¿Pero es lógico que un movimiento político-militar como las FARC, que incluso felicitó al presidente Chávez por la victoria en el referendo presidencial el 15 de agosto, ejecutara una acción contra sus supuestos aliados (si utilizamos las palabras del ministro Londoño, el Senado colombiano y la Comisión de la Política Exterior del Congreso colombiano)?. Motivos políticos lógicos existen. No es necesario ser un politólogo para entender.

La táctica paramilitar es aglutinar fuerza y concentrar hombres y recursos en la frontera. Van a esperar dos cosas; o que un extremo y poderoso sector de la oposición venezolana los contrate para hacer la guerra dentro de Venezuela al estilo de la Contra nicaragüense, o que el mismo gobierno de los EE.UU, una vez que salga de su problema en Irak, si sale bien, decida apoyarse sobre estas fuerzas paramilitares para intervenir en Venezuela. Los paramilitares están esperando y por eso están controlando la frontera, y cada vez concentran más armas y equipos allí. Esta verdad no la cuenta Uribe, decía el congresista el 25 de febrero del 2003 en una entrevista con este reportero.

La oposición venezolana y EE.UU

Pero existen otras cartas en el juego que hay que averiguar y son: la oposición venezolana y el gobierno de EE.UU.

Los aliados de los norteamericanos fueron derrotados en el referendo del 15 de agosto. En este momento se encuentran unos paramilitares y ex oficiales del ejército colombiano detenidos en Caracas. Esta oposición desesperada, que decía que Chávez iba a ganar el referendo fácilmente y por eso quería boicotearlo, contrató a estos paramilitares colombianos para crear el caos y así conseguir el pretexto para que la OEA aplicara con la consiguiente Carta Democrática y la intervención, encabezada por los EE.UU.

¿Hipótesis? ¡Claro! Pero es un hecho.

Cuando los generales colombianos intentan descartar el paramilitarismo en la emboscada en Apure, argumentan que no es zona de ellos. Y es una verdad a medias por los ´paracos´ de Caracas tampoco estaban en territorio propio. El departamento de Arauca sí es una zona totalmente militarizada por el estado colombiano donde la contraguerrilla, policías militarizadas son capacitados por los asesores militares de EE.UU. en operaciones especiales.

La vieja ambición del ejército y el gobierno de coordinar los dos ejércitos contra la guerrilla colombiana ha tenido éxito. El gobierno de Caracas ha sido presionado como nunca antes.

¿Y el periodismo qué?

Pero todavía hay que esperar las investigaciones de los hechos. Los autores no se encuentran a pesar que los dos ejércitos han desplegado unas acciones impresionantes con helicópteros, aviones de combate y centenares de tropas regulares. ¿Dónde están los asesinos?

Para los periodistas el caso no está resuelto a pesar de las declaraciones categóricas (¿Será que presidente Uribe no tiene mano dura para con sus ministros por que él mismo respondía prudencia cuando los periodistas le preguntaron sobre el caso?). La noticia, como decía el legendario periodista Juan Gosaín, no es siempre tan fácil de interpretar. Menos en una guerra que llega hasta los niveles psicológicos.

De eso saben los periodistas colombianos que se emplearon en el Departamento E-5, del ejército.



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