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La DC y los dineros de la CIA |
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escribe Eduardo Andrade Bone La Democracia Cristina (DC) chilena, que sin duda tiene una responsabilidad histórica en los acontecer político de los últimos 40 años, aún ha sido incapaz de reconocer la parte de responsabilidad que tiene en el quiebre democrático ocurrido el 11 de septiembre de 1973. Hasta ese momento la DC jugó un papel opositor eminentemente negativo, en donde primaron las posiciones más reaccionarias del sector de derecha, y que estuvo además por apoyar un «golpe blando», según se establece en diversos materiales de prensa y libros editados en Chile. Pero el desenmascaramiento en torno del papel jugado por la DC, no sólo viene desde la prensa de izquierda, sino que a veces también suele ocurrir desde medios de prensa de la derecha golpista, como es el caso de la revista Qué pasa, esto al margen de los objetivos que persiga el mencionado medio de comunicación al realizar una entrevista al ex embajador de EE.UU en Santiago Ralph Dungan, ocurrida recientemente en Chile. Sin embargo las primeras denuncias con respecto a los dineros entregados por la CIA a los gremios empresariales, a organizaciones terroristas como Patria y Libertad y los partidos políticos opositores al gobierno del Presidente Allende, se produjeron con la edición de la Editorial Quimantú de Los Documentos Secretos de la ITT. Posteriormente tenemos los denominados informes de la Comisión Church, del Senado norteamericano emitidos el año 1975; luego en el gobierno de Bill Clinton, en febrero de 1999 se resuelve desclasificar los documentos secretos que están relacionados con los sucesos políticos desde el año 1968 a 1990. En el año 2000 la Comisión de Inteligencia del Congreso de los EE.UU. decidió investigar las acciones de la CIA en Chile, cuyo resultado es la elaboración del Informe Hinchey, todos los cuales en mayor o menor medida, hablan de los dineros entregados a la DC para la campaña presidencial del año 1964 en donde el candidato era Eduardo Frei Montalva, dineros para las elecciones parlamentarias de 1965 y posteriormente los dineros para la desestabilización del gobierno de la Unidad Popular, que fueron recibidos a través de Orlando Sáenz y la Confederación por la Democracia (CODE) y que fueran entregados al dirigente democratacristiano Felipe Amunátegui. La DC, desde la creación de la denominada Alianza para el Progreso por la Casa Blanca (1962) hasta el golpe militar de septiembre de 1973, recibió alrededor de 20 millones de dólares. Los antecedentes entregados por la Comisión Church señalan que en una carta enviada en noviembre de 1963 al Departamento de Estado norteamericano por el consejero de la embajada de EE.UU en Chile, Robert Stevenson, se detalla una reunión realizada en la casa del tesorero de la campaña de Eduardo Frei Montalva, Salvador Pubill, él que solicita asistencia económica para la campaña del candidato democratacristiano. En la entrevista publicada por el semanario Qué pasa el ex diplomático aseguro que los fondos eran para apoyar la campaña de Frei y que fueron entregados «principalmente» por la CIA y se iniciaron con una entrega de US$ 3 millones, la CIA fue la organización más activa en este terreno. Se afirma que la agencia de inteligencia dirigió una agresiva campaña comunicacional en el país y coordinó al menos 15 operaciones encubiertas, entre ellas una exitosa campaña del terror con spots radiales a través de todo el territorio. El encuentro entre Pubill y Stevenson, sirvió para confirmar que «Chile era una buena apuesta para implementar la Alianza para el Progreso» (iniciativa del gobierno de Kennedy para impedir el avance del movimiento popular)». La acción en Chile de los distintos gobiernos que ocuparon la Casa Blanca en la década de los 60 y 70 ha sido comprobada tras la desclasificación de los documentos realizadas por el Departamento de Estado norteamericano a partir del año 2000. El 25 de abril de 1963 se reunió por primera vez y en secreto Eduardo Frei Montalva con John Kennedy. Este era su tercer viaje a Washington, pero ni en junio de 1961, ni en abril de 1962 había logrado acaparar el interés de la Casa Blanca. El encuentro debía permanecer en estricto secreto, puesto que si éste salía a la luz, sería objeto de una serie de acusaciones que podrían fraguar las posibilidad de alcanzar un gobierno de la DC. Ese encuentro con Kennedy, realizado por mediación de Ralph Dungan, selló una alianza que Frei había comenzado a forjar en 1962, cuando la DC comenzó a recibir una generosa ayuda política y financiera desde Washington para apoyar las elecciones presidenciales de 1964. Sin embargo, son los documentos secretos del Archivo de Seguridad Nacional de los EE.UU. los que revelan el pacto establecido entre Frei y los EE.UU, para que éste pueda acceder al gobierno. Atraídos por la propuesta de Frei y su cacareada Revolución en Libertad su programa de gobierno calzaba con los planes de la Casa Blanca de paralizar, o al menos neutralizar el avance de la izquierda en Chile, contraponiendo presuntos líderes «progresistas». El programa de la DC era muy similar en muchos planos a lo que se había delineado en la Alianza para el Progreso y cuyo objetivo final era evitar la influenza creciente de la izquierda en América Latina. Los documentos secretos describen como Frei manejó personalmente su relación con los representantes de la embajada estadounidense. Los cables desde Chile al Departamento de Estado testifican un sinnúmero de encuentros personales y diálogos telefónicos. Los agentes norteamericanos privilegiaban el contacto con Frei, y sólo en contadas oportunidades tuvieron reuniones con miembros del comando de su campaña. Posteriormente en el gobierno del presidente Salvador Allende y cuando la DC ya había sellado su alianza con los sectores más reaccionarios de la derecha chilena para crear todo tipo de problemas a la gestión gubernamental de la Unidad Popular, el entonces presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) , Orlando Sáenz, uno de los impulsores de las acciones de boicot del gremio de los comerciantes, fomentaron los acaparamiento de alimentos y otros productos de primera necesidad para obtener jugosas ganancias en las reventas del mercado negro. Pero eso no fue todo, además realizaron la paralización de los gremios de dueños de camiones. El ex dirigente empresarial ha confesado que él entregaba personalmente los dineros recibidos de la CIA para pagar a los dueños de camiones y compensar así las perdidas económica producidas por el paro. Dineros de la CIA, la ITT, otras empresas trasnacionales y de empresarios locales eran recaudados para apresurar el golpe de Estado. Existieron cinco cuentas bipersonales donde el factor común era Sáenz, el que entregaba los dineros sucios al dirigente de los camioneros León Vilarín, a Pablo Rodríguez Grez, máximo líder de la organización terrorista Patria y Libertad, hoy abogado de la defensa del ex dictador Augusto Pinochet. En el Partido Nacional, los dineros los recibía Pedro Ibáñez y en la DC Felipe Amunátegui. Pero también recibió dineros el máximo dirigente del Movimiento Gremialista, Jaime Guzmán, que posteriormente fuera asesinado por los aparatos represivos de la dictadura DINA-CNI, por sus discrepancias con los métodos represivos que utilizaban el criminal Manuel Contreras Sepulveda. La Comisión Church dio a conocer que el Comité de los 40 entregó cien mil dólares a organizaciones empresariales en octubre de 1972, en donde muchos beneficiarios de estos dineros fueron empresarios de la DC. Otros de los grandes beneficiados de los dineros procedentes de la conspiración fueron para el diario El Mercurio y su cadena de diarios nacionales y regionales, los que desplegaron la propaganda golpista más importante en contra de Allende y la Unidad Popular. El ex agente de la CIA Philip Agee, confesó después de algunos años, que «el organismo de inteligencia, al financiar a los camioneros, comerciantes, partidos políticos opositores y otros gremios que se organizaron contra el régimen de Allende, pudo crear la apariencia de caos y desorganización que siempre resulta atractiva a los líderes militares de derecha, ya que siempre abogan por el orden y la disciplina. Esto haría que los militares intervinieran para restaurar el orden, la paz y la dignidad de la nación». La historiadora Patricia Arancibia Clavel, quien trabajó en la investigación del libro Eduardo Frei Montalva y su época, de Cristian Gazmuri señala que «la historiografía había puesto un velo a los dineros que llegaron a apoyar el gobierno de Frei, pero con esto se reafirma una realidad histórica que hoy día nadie va a poder negar». Recordemos además, que muchos militantes de la DC que trabajaban en los servicios públicos o que vivían en los barrios más residenciales, días después del golpe militar, cual soplones denunciaron a los militares, a militantes de la Unidad Popular, los que posteriormente fueron detenidos, asesinados o hechos desaparecer. De allí, que hay que destacar que un sector de la DC tiene una responsabilidad históricas en los hechos ocurridos y que es hora que se de paso a la verdad y al reconocimiento, por respeto a la memoria histórica y a todas las víctimas de la dictadura. La periodista Loreto Daza, que se encuentra pronta a editar un libro que está relacionado con el lado oscuro de la DC chilena, tuvo acceso a los documentos que permiten reconstruir paso a paso, los planes de la Casa Blanca, con respecto a Chile, cuando el candidato del Frente de Acción Popular (FRAP), Salvador Allende se aprontaba a ganar en las urnas (1964), lo que posteriormente fue revertido con los dineros de la CIA y el apoyo de última instancia de la derecha chilena, a la DC. |
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