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20-Agosto-2004

 

Libertad de prensa y destitución
del director de La Nación

 

escribe Eduardo Andrade Bone

El gobierno de Ricardo Lagos, través de una decisión del directorio del diario La Nación realizada hace algunos días atrás, resolvió pedirle la renuncia al director del diario La Nacion, el periodista Alberto Luengo. El oficialismo cuenta con cuatro representantes de los siete que forman parte del directorio de un medio de comunicación que es de propiedad mayoritaria del Estado.

De acuerdo a la carta con que se le solicitó la renuncia a Luengo, el gobierno estaba sumamente molesto por las publicaciones que había hecho el matutino por dar a conocer temas que aún estan siendo investigados por los Tribunales de Justicia.

El gobierno ya había amenazado al directorio que tuviera cuidado con la forma de tratar las diversas investigaciones que están llevando a cabo los tribunales de justicia, en torno de los casos de pedofilia que forman parte del denominado caso Spiniak, en donde se encuentra involucrado el máximo líder de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Jovino Novoa. La UDI es la mayor entidad política de oposición a la actual gestión de los gobiernos de la Concertación y representa a los sectores más reaccionarios de la derecha chilena, muchos de sus dirigentes y líderes políticos fueron asesores y funcionarios de la dictadura militar, encabezada por el ex dictador Augusto Pinochet.

El propio ministro Francisco Vidal reconoció que «la línea editorial del diario no interpretaba lo que es la postura del gobierno en algunas materias». Planteó que es necesario que exista «coherencia entre lo que expresa el diario y la postura del gobierno. Y que cuando se entra en contradicciones hay que tomar decisiones». Admitió que los temas que incidieron en la destitución de Alberto Luengo son los relacionados con el caso Spiniak y la situación del alcalde Hernán Pinto de la ciudad de Valparaíso, que estaría involucrado en los mismos hechos. «El periodismo tiene derecho a informar, pero no es parte de un proceso paralelo, los temas judiciales están en los tribunales», enfatizó.

Llaman la atención las declaraciones del ministro Vidal, cuando el accionista mayoritarío del diario es el Estado chileno, o sea es un medio para todos los chilenos, que debe ser garantía de pluralidad, escuela de democracia y de diversidad informativa. El presidente Lagos, cada vez que puede, saca a relucir sus aires autoritarios como lo han denunciado más de alguna vez sus propios partidarios, todo avalado por la Constitución heredada de la dictadura. Más aún, debiera ser de preocupación de un gobierno «democrático» que los medios de comunicación en un 95% estén en manos de la derecha reaccionaria y pinochetista, o sea de la antidemocracia de los mismo que desde El Mercurio y Copesa promovieron el golpe de Estado de 1973 y que además fueran financiados por la CIA.

Alberto Luengo quien asumió la dirección en mayo de 2002, es un periodista de dilatada trayectoria profesional en Chile y en el extranjero, trabajando como corresponsal para el diario español El País, éste coincidió en que su remoción se debía a que las autoridades «quisieron evitar» que las informaciones respecto de los temas que están en tribunales «aparecieran como que eran opinión del gobierno». El periodista agradeció »la libertad que tuve estos dos años para desarrollar una política editorial independiente y autónoma».

En una declaración pública que anexamos a esta nota, los periodistas de La Nación han expresado una dura crítica a la medida de remoción de su director Alberto Luengo. Ahora una de las primeras medidas a tomar en lo que respecta a los cambios editoriales se producirá la desaparición del suplemento semanario La Nación Domingo, que estaba precisamente jugando un importante papel en la denuncias de diversos hechos que han estremecido a los chilenos el último tiempo.

Mientras tanto las reacciones no se han hecho esperar y cuando se trata de la libertad de prensa y el ejercicio libre de la profesión agencias como Mundo Posible, han expresado su solidaridad con el ex director de La Nación Alberto Luengo y todo su equipo de redactores. En un comunicado Mundo Posible señala que «rechazamos categóricamente la medida del presidente Ricardo Lagos de solicitar su renuncia y hacer desaparecer La Nación Domingo».

«El esfuerzo realizado por Luengo y los colegas de La Nación Domingo, sirvió para dar luz a los chilenos sobre muchas situaciones, de aquellos que violaron los derechos humanos durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y que hoy están siendo juzgados por los tribunales».

«La decisión de Lagos atenta contra la libertad de expresión y deja un grupo de periodistas sin empleo, que con su esfuerzo, hicieron del diario un referente obligado del fin de semana. Aunque La Nación sea un medio del Estado, es su deber difundir todos los hechos que el país vive con objetividad e incluyendo a todos los sectores de nuestro país».

«Que ya no salga La Nación Domingo, no ayuda al pluralismo informativo que tanto requiere nuestra sociedad, que busca con esmero, caminar por la senda democrática que durante 14 años de gobiernos de la concertación no lo han permitido. La medida del presidente Ricardo Lagos, demuestra una vez más su política comunicacional que es la de no informar, dejando a los dos grandes bloques periodísticos, El Mercurio y Copesa, manipular la información a su real antojo, impidiendo a todos los sectores de nuestra sociedad un espacio donde se puedan expresar».

Por su parte la Directiva Nacional del Partido Humanista lamentó profundamente la decisión del Gobierno de pedir la renuncia del director de La Nación. En una declaración pública la organización política manifestó que «es lamentable que el continuo deseo del gobierno por cogobernar con la derecha sea el elemento que determine las políticas públicas, que tiene hoy como corolario, censurar la línea editorial que desde los inicios de los gobiernos de la concertación han intentado realizar los distintos equipos periodísticos de ese matutino. En este nuevo caso se atenta contra el derecho de la ciudadanía a tener un libre acceso a la información consagrada en la Constitución de la Nación. Esta medida solo intenta mantener uniformadas las conciencias y capacidades de reflexión de las personas. Solidarizamos plenamente con los trabajadores de La Nación y con todos aquellos que día a día intentan ejercer su profesión con dignidad en la gran tarea de ir dibujando la verdadera historia de hoy, que las futuras generaciones les agradecerán», indica el comunicado.

El Colegio de Periodistas también manifestó su solidaridad con el despedido director de La Nación, en un comunicado de prensa declaran que «en este caso hay antecedentes que son atentatorios contra la función de la prensa en una sociedad «democrática». Más grave aún es la presión que dos partidos políticos habrían ejercido para condicionar la cobertura del caso Spiniak. Sabemos, además que está en juego la supervivencia de este medio impreso. Queremos expresar que el diario La Nación representan un contrapunto editorial en un sector extremadamente restringido del periodismo nacional. Por lo mismo, el destino de este medio hoy amenazado, es de interés público», señala la declaración.

El Partido Comunista a través Juan Andrés Lagos, periodista y miembro de la Comisión Política de la organización, expresó su categórico rechazo al despido del director del diario La Nación y su solidaridad con cada uno de los periodistas que trabajan en ese medio. El PC manifestó además la «exigencia de que una vez por todas se analice sobre cuál es el papel de la prensa en el país y del gobierno respecto de ella, ésto debido a que lo que aquí se está afectando no es sólo un medio sino que el pluralismo en general, la libertad y el ejercicio del periodismo».

Para el PC la medida de despido del director de La Nación, es el reflejo del temor de ciertos políticos al ejercicio libre de la prensa, cuando señala que «tanto la Concertación como la derecha tienen un temor paranoico a las prácticas periodísticas. Tienen miedo cuando el periodismo se mete en casos de sobresueldos, cuando afecta a Pinochet, ahora a la red de pedofilia, es decir cuando el periodismo fiscaliza los bloques de poder», expresó Lagos.

Para la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos(AFDD), la Corporación y Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu), La Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristiaanas (Fasic) y el Programa de Protección a la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia (Pidee) , con motivo de la conducta censuradora del Gobierno de Ricardo Lagos, ante la destitución del director de La Nación, Alberto Luengo y la flagrante violación del derecho a la información de los chilenos, ha expresado:
«Su más absoluta solidaridad con Alberto Luengo, director de La Nación, y con los trabajadores de este medio de comunicación, a quienes le reconocemos un incuestionable capacidad profesional que ha venido aportando al debate social una opinión periodística racional, critica e informada y han expresado un claro compromiso con el derecho a la libertad de expresión, los derechos humanos y la democracia».

«Es inconcebible que en un país como Chile, con una total concentración de la propiedad de los medios de comunicación, se censure a una prensa que dificultosamente trata de abrir cauces pluralistas que amplían la libre circulación, expresión y discusión de las ideas de los diversos sectores de la sociedad».
Parlamentarios de las diversas expresiones políticas que conforman la coalición de gobierno, vale decir 34 diputados, a través de una carta abierta, calificaron de «inaceptable» los argumentos que se utilizaron para despedir al director de La Nación.

La carta dice «con dolor y desconcierto hemos recibido la noticia del despido de Alberto Luengo de su cargo de director de la Nación. En un sistema de medios de comunicación escritos bastante uniforme y carente del pluralismo más elemental, La Nación ha cumplido un papel fundamental en el último tiempo, sirviendo como contrapeso a la mirada que reflejan los demás diarios de circulación nacional. Muchas veces, el punto de vista de La Nación no coincide con el gubernamental, enhorabuena, porque eso demuestra que es posible tener un diario de propiedad estatal que no sea un simple vocero del gobierno, sino que funciones con criterios periodísticos», afirman los parlamentarios.

Finalmente recordemos que La Nación digital en la red, es la sucesora del diario «Primera Línea», cuyo director fue Juan Pablo Cárdenas, que también fuera repentinamente despedido por los empresarios (el Estado chileno) que sustenta el medio de comunicación. En esa oportunidad la causa del despido habría sido que el gobierno chileno «no comparte la línea informativa» del referido medio, después que éste se ocupara de un escándalo en el que estaban involucrados algunos altos funcionarios del Estado. Pareciera ser que la política oficial y de la oposición de extrema derecha, sea tapar todo aquellos que los afecta directamente. El «culebrón» del caso Spiniak y Gemita Bueno, se encuentra dentro de esta línea, que tiene por objeto tender un manto de oscuridad sobre el crecimiento de la cesantía, el no pago de impuesto por parte de la empresas que usufrúctan del cobre chileno, las investigaciones sobre la corrupción y robo de la familia Pinochet-Hiriart, además de los hechos de corrupción acaecidos bajos los gobiernos de la Concertación, los cuales se pretende minimizar desde todos los ámbitos del gobierno. Más de algún profesional de la prensa en Chile, señala que ésta situación obedece al modelo económico vigente y al proceso de putrefacción en que se encuentra la actual democracia chilena, o sea la de Pinochet.



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